Los cambios geopolíticos provocados por la guerra en Ucrania son mayores. Entre ellos están: la creciente atención de Estados Unidos en Europa a pesar de que la intención original de Biden era concentrarse en la rivalidad con China, una mayor cohesión de la Unión Europea dejando atrás la tradicional imagen de un mercado común para convertirse en un actor geopolítico, una Rusia más cercana a China, un grupo de países sancionados que crece y teje lazos entre sí, mayor volatilidad en Europa del Este y desde luego una OTAN que se fortalece.
Apenas en 2019 el presidente francés, Emmanuel Macron, en entrevista con la revista británica “The Economist” señalaba que la OTAN estaba en estado de “muerte cerebral”, la decisión de Putin de invadir Ucrania ha terminado no solo por despertarla sino también por fortalecerla: el efecto Putin.
En los años recientes se hablaba en la Unión Europea sobre la importancia de buscar una “autonomía estratégica” en materia de seguridad, mientras que en Washington se discutía sobre la importancia de que Europa tomara las riendas de su seguridad sobre todo en términos de aportaciones financieras. Pero en las semanas recientes estos argumentos han quedado obnubilados ante las bombas que no cesan de caer en Ucrania. La visión a ambos lados del Atlántico se ha galvanizado sustancialmente. Los objetivos de Bruselas y Washington tienen ligeras discrepancias -Estados Unidos quiere evitar un triunfo ruso en Europa y la Unión Europea busca paz en su continente-, pero ambos tienen un mismo camino: fortalecer a Ucrania.
Por si ello fuera poco, Finlandia y Suecia anunciaron sus candidaturas a la OTAN este domingo y lunes respectivamente. No hay duda que la decisión de estos países nórdicos es una consecuencia directa de la invasión rusa a Ucrania. Fue la guerra lanzada por Moscú la que empujó a Helsinki y Estocolmo, históricamente anclados a la neutralidad, a los brazos de sus adversarios.
Suecia había sido neutral desde 1814, no participó en las dos guerras mundiales y se mantuvo al margen en la guerra fría. Finlandia, neutral desde finales de la segunda guerra mundial, había dado nombre al término "finlandización", una palabra que grosso modo significa “no alineación” aunque con una connotación un tanto peyorativa. Que los gobiernos, la casi unanimidad de los partidos políticos y las opiniones públicas de estos dos países nórdicos hayan dado un vuelco histórico en tan pocas semanas dice mucho de los efectos colaterales de la guerra en Ucrania.
El proceso de afiliación a la OTAN es relativamente largo. Le tomó un año al país más recientemente incorporado: Macedonia del Norte. Aún si se acelerara el proceso, en el mejor de los casos Finlandia y Suecia obtendrán la membresía a finales de este año. Para ello se requerirá del voto unánime de los 30 países miembros de la organización, incluyendo el de Turquía que ha mostrado algunas reservas, aunque se espera que termine por votar a favor. Suecia y Finlandia han buscado garantías de seguridad para el periodo que lleve el proceso de adhesión. Los países nórdicos miembros de la OTAN, Noruega, Dinamarca e Islandia, prometieron ayer apoyar a Suecia y Finlandia “por todos los medios necesarios” en caso de agresión. Un ofrecimiento similar hicieron Londres y París.
Si bien Putin esgrimió como una de las justificaciones para la guerra la potencial ampliación de la OTAN hacia territorio ruso, la incorporación de Finlandia a la alianza militar duplicaría las fronteras entre Rusia y los países miembros de la OTAN. Y con la entrada de Suecia, el Mar Báltico estaría prácticamente rodeado por países miembros de la organización -Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Alemania y Dinamarca- excepto por San Petersburgo y el enclave ruso de Kaliningrado.
Las implicaciones de la potencial adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN se sentirán más en el ámbito político y diplomático que en el ámbito militar. Los ejércitos sueco y finlandés ya tenían estrechos vínculos con la OTAN, ambos participaron en operaciones lideradas por la organización en los Balcanes, Afganistán e Irak, así como en numerosos ejercicios conjuntos. Lo que más cambia es que cada vez está más claro que la seguridad europea se construirá en el marco de la OTAN con el liderazgo de Estados Unidos. Una vez que Suecia y Finlandia sean admitidos, sólo cuatro países de la UE permanecerán fuera de la alianza militar: Austria, Chipre, Irlanda y Malta.
El próximo mes la alianza se reunirá en una cumbre en Madrid a punto de sumar a sus filas a dos miembros importantes y con un consenso sin precedentes desde el final de la Guerra Fría sobre su razón de ser. Un claro fracaso para Putin. ¿Habrá represalias rusas contra Suecia y Finlandia? Amenazas seguramente, ataques no parece. El oso no la está pasando bien, está cansado y ha recibido duros golpes, pero no hay que subestimarlo porque aún tiene las uñas afiladas.
para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.