La noche del miércoles pasado, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, sorprendió al mundo con un anuncio inesperado: Polonia dejará de enviar armas a Ucrania. Esta decisión no es menor si consideramos que Varsovia había sido hasta ahora uno de los aliados más cercanos de Kyiv en la guerra contra Rusia, siendo el sexto mayor proveedor de armas al ejército ucraniano.
La ayuda militar total de Polonia a Ucrania asciende, hasta el momento, a más de 3 mil millones de euros. Pero no solo eso, sino que además Varsovia ha sido punta de lanza en la entrega de armamento que muchos otros países del bloque occidental se negaron en un primer momento a aportar al ejército ucraniano, como tanques, aviones de guerra e incluso sistemas de misiles tierra aire y sistemas de defensa antiaéreos. Sin embargo, esta situación está a punto de cambiar drásticamente.
Aunque Varsovia no ha explicado oficialmente las razones detrás de esta decisión, el contexto en el que se produce arroja luz sobre sus motivaciones. En los últimos tiempos, se ha generado tensión entre Polonia y Ucrania debido a la importación de cereales ucranianos a Europa. Polonia ha prohibido la importación de estos cereales, con el fin de proteger a sus agricultores. La disputa comercial ha ensombrecido las relaciones entre ambos países.
Además de las tensiones comerciales, las declaraciones del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), han exacerbado la situación. Zelensky acusó a algunos países europeos de mostrar “falsa solidaridad” y de favorecer a Rusia. El presidente ucraniano se expresaba así por la decisión de Polonia y de otros países de la región de mantener la prohibición a los granos ucranianos, en contra de la opinión de la Comisión Europea. En la escalada verbal que se ha producido estos días, el presidente polaco, Andrzej Duda, comparó a Ucrania con una persona que se ahoga y puede arrastrar consigo a quien la ayude.
Pero para comprender mejor la decisión polaca, también debemos tener en cuenta su contexto político interno. El país celebrará elecciones generales en un mes, y el partido en el poder, Derecho y Justicia, corre el riesgo de perder por primera vez desde su llegada al gobierno en 2015.
Las encuestas sugieren que la oposición podría ganar más escaños en el parlamento polaco, lo que podría dar lugar a un nuevo gobierno. En este contexto, una postura más distante hacia Ucrania podría beneficiar al partido Derecho y Justicia en términos electorales, especialmente en su lucha por superar al segundo partido más popular, La Confederación, que tiene una postura antiinmigrante, antieuropea y antiucraniana.
Más allá de las razones de Varsovia y de que el portavoz polaco matizó las declaraciones del primer ministro Morawiecki, señalando que Polonia no suministrará más armas a Ucrania de “las ya acordadas”, el hecho es que el brusco viraje plantea el riesgo de generar fisuras en la cohesión del bloque occidental en torno a Ucrania, una unidad que hasta ahora parecía sólida.