Son ya cuarenta y un días de guerra en Ucrania que han causado la muerte de miles de personas y han obligado a 4.2 millones de ucranianos a exiliarse.

A partir del pasado jueves, asistimos a una nueva fase de la guerra con la retirada gradual de las fuerzas rusas del noreste de Ucrania, pero desde luego este no es el fin de la invasión. El ejército ruso se reposiciona en el Este ucraniano con el objetivo de hacerse del control de un bloque territorial continuo entre la región de Donbas, la costa del mar de Azov incluyendo el puerto de Mariupol y la península de Crimea. Los combates no van a disminuir, se concentrarán en una región pero serán más intensos.

Mientras tanto la lista de presuntos crímenes de guerra crece día con día. A pesar de las promesas de corredores humanitarios, los civiles están atrapados en medio de los combates militares, cientos de áreas residenciales se encuentran en ruinas. Y la liberación de la región de Kiev, que podría haber sido un alivio para la población, finalmente se tornó en una pesadilla cuando las autoridades locales y los observadores internacionales descubrieron nuevas atrocidades. Las imágenes de la masacre de civiles en la ciudad de Bucha, a 37 kilómetros de la capital ucraniana, han conmocionado al mundo. Se ha cruzado un nuevo umbral del horror de esta guerra.

Lo revelado este fin de semana ha generado una condena occidental unánime. El Secretario General de la ONU pide la apertura de una investigación independiente y las palabras “crimen de guerra'' tienen eco en diversas cancillerías. Macron evoca “imágenes insoportables” y el Presidente español habla de un “posible genocidio”. Rusia responde a las acusaciones con una verdad alternativa e incluso convoca al Consejo de Seguridad de la ONU para denunciar “las provocaciones de los radicales ucranianos”.

Cuando Rusia niega lo sucedido en Bucha no intenta convencer a los gobiernos de Occidente; existe hoy una batalla de comunicación a nivel global y lo que los actores principales de la guerra declaran pretende enviar un mensaje a terceros países y a los medios de comunicación para sumar adeptos a su versión de los hechos.

Cada vez que se comete una atrocidad en esta guerra el Kremlin presenta una realidad alternativa haciendo alusión a la responsabilidad de los “neonazis ucranianos”. Esto le funciona a Moscú en cierta medida debido al uso histórico de mentiras por parte de diversos países, incluidos Estados Unidos y el Reino Unido con la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak, lo cual limita la capacidad de Occidente de presentar “la verdad”. La relativización de la verdad ayuda a Rusia.

Sin embargo, entre los gobiernos occidentales no hay duda de que lo reportado desde Bucha, no solamente por el gobierno de Ucrania sino también por diversos medios de comunicación y ONG's, es una realidad atroz.

En ocasiones en el desarrollo de una guerra existe una masacre que cambia el curso de la historia. Ese fue el caso del bombardeo del mercado de Sarajevo, en 1995, que llevó a la OTAN a intervenir contra los serbios de Bosnia. Tres semanas después los Acuerdos de Dayton marcaban el fin de esa guerra.

¿Será la masacre de Bucha un punto de inflexión en la guerra de Ucrania?

Ningún país occidental está dispuesto a entrar en una confrontación militar directa con Rusia, una potencia nuclear, por lo que el aumento de la presión contra Moscú habrá de ser en el terreno económico. Ayer se impusieron nuevas sanciones y otras están en camino de acuerdo a los líderes occidentales. Pero las opciones en este campo son cada vez más estrechas, desde el inicio de la guerra se han impuesto diversas sanciones a empresas, bancos, oligarcas y líderes políticos. Queda sin duda el arma de los hidrocarburos. Los ingresos por exportaciones de este rubro representan entre 36% y 37% del presupuesto ruso. Estados Unidos prohibió la importación de gas y petróleo ruso poco después de la invasión a Ucrania pero el consumo estadounidense de hidrocarburos provenientes de Rusia no era significativo contrario al caso europeo. El arma de los hidrocarburos dispararía en ambas direcciones entre Moscú y Bruselas, es por eso que no se ha logrado un consenso para su embargo. la UE depende en un 40% de los hidrocarburos rusos y por ahora únicamente los países bálticos han cesado, a partir del pasado fin de semana, de importar gas y petróleo del país beligerante.

Desde luego habrá un proceso para eventualmente buscar enjuiciar a Putin y su entorno por crímenes de guerra, el gobierno de Ucrania y cerca de cuarenta ONG's han comenzado el trabajo de recolección de pruebas y de documentación en campo para probar los crímenes de guerra cometidos por el ejército ruso. Todo habrá de ser verificado, un trabajo que llevará tiempo. Después vendrá el proceso jurídico en la Corte Penal Internacional, que desde inicios de marzo ha abierto una investigación al respecto a petición de 39 países. Estos procesos pueden tomar años, con frecuencia incluso una década. Lo más difícil es establecer la cadena de mando desde los soldados en campo hasta aquellos líderes que hayan dado la orden de masacrar, para lo cual se requieren pruebas precisas que a menudo son difíciles de obtener. Además en el caso de un eventual juicio en la Corte Penal Internacional existe una limitante, Rusia se retiró de dicha Corte en 2016, por lo que su tribunal no podrá detener a individuos en suelo ruso. Entonces, a menos de que Putin vaya a un país miembro de la CPI que decida detenerlo para enjuiciarlo, el presidente ruso será casi intocable. Por eso digo que un eventual juicio no cambiará el actual curso del conflicto armado. En todo caso, será más bien una manera de dejar un testimonio en la historia sobre la existencia de estos crímenes y sus responsables.

¿Se puede negociar con un criminal de guerra? A pesar de que la masacre de Bucha refuerce el deseo de resistencia ucraniana e incluso el de venganza, si se quiere poner fin al sufrimiento de la guerra no solo se puede sino que se debe negociar con Vladimir Putin. Mientras él siga a la cabeza del Kremlin sólo él puede detener la guerra.

Si bien la ciudad de Bucha se ha convertido en el símbolo de los abusos perpetrados por el ejército ruso en Ucrania, no hemos visto aún lo que sucede en ciudades que permanecen sitiadas como Mariupol. La guerra es brutalidad, sufrimiento, destrucción. La guerra libera la bestialidad humana. Urge detenerla.

@B_Estefan

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