No hay democracia que pueda vivir sin transparencia, no hay votos ni elecciones legítimas sin información basta y fidedigna, no hay la posibilidad de evaluar la gestión de las y los representantes sino rinden cuentas en la tribuna pública, no hay, incluso, justicia sin publicidad, porque lo injusto no soporta verse descubierto.
De acuerdo con el reporte “Freedom in the World 2023”, la libertad global disminuyó por decimoséptimo año consecutivo. En el caso concreto de la libertad de prensa, este reporte dio cuenta de que los medios trabajan bajo presión en al menos 157 países. Además, se informó que la libertad de expresión de las personas también se ha visto disminuida debido a mayores invasiones de la privacidad, acoso y hostigamiento lo que las ha orillado a autocensurarse. No obstante, en un escenario un poco más alentador, el reporte elaborado por Freedom House encontró que la lucha por la democracia puede estar acercándose a un punto de inflexión: pues al menos 34 países lograron mejorías con elecciones más competitivas y la eliminación de las restricciones que fueron implementadas durante la pandemia.
En ese sentido, en la actualidad, la democracia enfrenta retos y desafíos importantes en todo el mundo que, de no solventarse, podrían continuar cerrando espacios para la sociedad y su desarrollo, al limitar la garantía de sus derechos y libertades de la sociedad en su conjunto. Uno de ellos es la concentración del poder público, sin equilibrios ni contrapesos, con lo que se borran los mecanismos formales de contención y de resolución de controversias. Otra de las asignaturas pendientes es la participación ciudadana, pues a fin de lograr democracias más sustantivas ésta debe ir más allá de los procesos electorales.
La democracia nace y se fortalece de una sociedad que conoce, pregunta y hace escuchar su voz, pero también de autoridades que actúan en el marco de sus competencias, que responden y son corresponsables de sus acciones, como ha subrayado la Organización de las Naciones Unidas, la democracia proporciona un entorno idóneo para el ejercicio y protección de los derechos humanos, es medio y fin no solo para asegurar que la voz y voluntad popular sean respetadas, sino también para garantizar la vida, las libertades y a la equidad en el acceso a otras prerrogativas.
En este contexto, en representación de mis colegas comisionadas y comisionados, Francisco Javier Acuña Llamas, Adrián Alcalá Méndez, Norma Julieta Del Río Venegas y Josefina Román Vergara, comparecí ante el Senado de la República, para presentar el Informe de Labores 2022.
En este ejercicio de rendición de cuentas reiteramos nuestra misión para servir a la sociedad en la tutela de sus derechos de acceso a la información y de protección de datos personales, pues el INAI no tiene bandera política ni se debe a los Poderes del Estado, su encargo constitucional, que cumplimos y seguiremos cumpliendo con rigor, no tiene otra misión ni pretensión, es a la sociedad mexicana a quien acompañamos sin reservas. Por ello, estamos convencidos de que este Instituto trascenderá a la coyuntura.
Aprovecho este espacio para dedicar estas líneas a mi colega Francisco Javier Acuña Llamas, que este 31 de marzo concluye su comprometida labor como comisionado del Pleno del Instituto Nacional de Transparencia. Reconozco en Paco Acuña a un hombre de Estado que ha contribuido a fortalecer la democracia por su plena defensa de los derechos que tutelamos, un referente para la transparencia, la protección de datos y la archivística mexicana.
Comisionada Presidenta del INAI