Hace 200 años, en el antiguo templo de San Pedro y San Pablo, en la Ciudad de México, se promulgó la primera constitución mexicana. Fue un documento producto de los esfuerzos de los mexicanos ahí reunidos. Y escribo “los mexicanos” porque, en esa época, las mujeres estuvieron excluidas de la construcción de la República, a pesar de que formaron parte de la lucha por la independencia.
Sin embargo, las mujeres, con todo en contra, hicieron que la sociedad las escuchara. Por ejemplo, se supo de Matilde Montoya, la primera mujer médico, en 1887; de María Asunción Sandoval, la primera abogada, en 1898; de Concepción Mendizábal, la primera mujer ingeniera civil de México, en 1930. En el ámbito político, las cosas tardaron un poco más, pues fue hasta 1954 cuando Aurora Jiménez se convirtió en la primera mujer diputada, como representante de Baja California.
Ese acontecimiento abrió espacios para que las mujeres ocuparan cargos de alta responsabilidad en la vida pública del país, y el inicio de una ruta política hacia la igualdad sustantiva, que se ha ido consolidando al paso de los años, y que alcanzó uno de sus puntos más altos el pasado 1 de octubre, con la toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo como la primera Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos.
Un hito histórico que refleja la evolución de nuestra sociedad, el trabajo arduo, la lucha por nuestros ideales y la pluralidad de nuestra gente, que han logrado que las mujeres podamos decir, con la frente en alto y viendo al futuro, que esta lucha no ha sido en vano.
Lograr la equidad es un requisito indispensable para el desarrollo de nuestras sociedades, tanto a nivel cultural como social, y esta se logra cuando más mujeres ocupan cargos de alta responsabilidad. Según cifras de la ONU Mujeres, todavía se requieren cerca de 130 años para lograr una gobernanza inclusiva en todo el mundo; afortunadamente, México rompió con ese obstáculo.
Que esta lucha de más de dos siglos se materialice en una exitosa gestión presidencial, que tenga como pilar fundamental el diálogo y el respeto a la pluralidad de voces, a los valores democráticos, a la legalidad, a los derechos y a las libertades de todas y todos.
@bl_ibarra
