El presidente López Obrador ha sostenido que para hacer frente a la crisis económica causada por la pandemia no hace falta hacer cambios a su programa de gobierno. La estrategia que ha seguido desde el inicio de su administración protege al 70 por ciento de los mexicanos, desde los pobres hasta la clase media-media. La confianza del Jefe del Ejecutivo se funda en la “red de seguridad” que su gobierno ha construido a base de transferencias directas, sin intermediarios, que llegan mensualmente a grupos específicos como adultos mayores, personas con discapacidad, comunidades indígenas y estudiantes. Esta malla de contención social, asegura el mandatario, impedirá que millones de compatriotas caigan en la pobreza, como ocurrió en crisis económicas anteriores.
El gran proyecto social de la Cuarta Transformación tiene, sin embargo, pies de barro. Esto es lo que se desprende del estudio La política social en el contexto de la pandemia por el virus SARS-COV-2 (Covid-19) en México, elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la política de desarrollo social (CONEVAL), un órgano independiente formado por especialistas y expertos en la materia.
El CONEVAL analizó el decreto emitido por el presidente López Obrador el pasado 23 de abril, en el que anuncian las medidas de emergencia para atender la crisis económica. En este documento se señalan 38 programas considerados “prioritarios”, lo cual significa que quedarán protegidos contra recortes presupuestales durante el año en curso. De estos, sin embargo, el CONEVAL encuentra que sólo 19 tienen impacto en el desarrollo social.
El problema más grave que encuentra el CONEVAL es que ninguno de los programas sociales del actual gobierno se dirige explícitamente a población en situación de pobreza. Las transferencias directas (pensiones, becas y apoyos) se canalizan a grupos específicos que se seleccionan independientemente del ingreso. El CONEVAL anticipa que el impacto negativo de la pandemia recaerá principalmente en población económicamente vulnerable que vive en zonas urbanas. Sin embargo, de los programas sociales prioritarios, ninguno contempla transferencias a la gente que sufrirá una caída significativa en sus ingresos laborales y que a causa de la pérdida de un empleo formal se quedará además sin seguridad social.
El CONEVAL alerta en su estudio que la crisis económica causada por la pandemia del Covid-19 amenaza con echar para atrás los modestos avances en materia de desarrollo social conseguidos durante la última década. Sostiene su afirmación en un análisis del impacto de la caída de los ingresos laborales sobre el porcentaje de la población mexicana que vive en situación de pobreza. Sus cálculos se basan en la experiencia de las crisis económicas de 1994-1996 y 2008-2010.
CONEVAL llega a la conclusión que la población en situación de pobreza por ingreso (aquella cuya renta no le permite adquirir los bienes y servicios básicos para satisfacer sus necesidades) puede incrementarse entre 8.9 y 9.8 millones de personas a consecuencia de la crisis económica. El impacto puede ser mayor en la población que se encuentra por debajo de la línea de pobreza extrema por ingreso. En 2018, había 21 millones de personas en esta situación. El número probablemente suba a un rango entre 27.1 y 31.7 millones al final del 2020. Es decir, podría incrementarse entre un 29 y 50 por ciento.
Los pronósticos de aumento de la pobreza pueden parecer dramáticos, pero se basan en supuestos conservadores. Para modelar la disminución de ingresos laborales, el CONEVAL asumió que el PIB de México tendría una caída de seis por ciento y que la tasa de desempleo se incrementará del 3.3 al 5.3 por ciento en 2020. Ya entonces, las estimaciones más pesimistas ubicaban la contracción de la economía alrededor del diez por ciento.
El estudio del CONEVAL identifica grandes agujeros en la red de protección social. La población vulnerable, particularmente la que reside en zonas urbanas, depende de sus ingresos laborales (tanto por trabajo subordinado como por trabajo independiente) para mantenerse por encima de la línea de pobreza. Los programas sociales existentes han dejado a esta población sin la cobertura para enfrentar la pérdida de ingresos laborales y la cancelación de la seguridad social ante el cierre de empleos formales.
El CONEVAL dio a conocer su estudio de forma oportuna y sugirió medidas específicas que el gobierno puede todavía tomar para contener los estragos que la crisis económica causará en la población vulnerable. El presidente López Obrador ha respondido con un ensayo donde sostiene que todo va estar bien, porque ya no es como antes. La realidad, sin embargo, tendrá la última palabra.