Vengo de una familia muy “Unamita”, mi padre y mis hermanos mayores, así como una de mis hermanas y yo, que soy la décima, somos exalumnos de la UNAM. Mi marido y mis dos hijos también son exalumnos; mi hija, nutrióloga, participó en la revisión de la Curricula de la nueva carrera de Nutrición para la UNAM.

Entré a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en 1970 a estudiar la licenciatura en Sociología, después de esperar nueve meses porque me tocó el cambio de calendario. La Facultad todavía se ubicaba atrás de la de Economía y junto a la de Ciencias, donde alguna vez me tocó “baño” en el espejo de agua de Prometeo. Estudiar Sociología me abrumó, porque yo tenía concepciones preconcebidas, por lo que tuve luchas internas entre conceptos e ideologías hasta ese momento aceptadas y que al enfrentarme con una realidad a prueba de ideas, me hizo entrar en muchas contradicciones y no pocas discusiones con mi padre.

Me tocó el crecimiento exponencial en la matrícula universitaria y en mi octavo semestre de la carrera, cuando ya era “Ayudante de profesor” en la FCPYS, me invitaron a ser profesora en la asignatura de “Problemas Sociales en México” en la Facultad de Ingeniería, y recuerdo que para evitar gritos y chiflidos, que era lo que se estilaba si una mujer entraba a la Facultad, cuando yo atravesaba corredores y escaleras esgrimía el gis y el borrador, como escudo de protección.

Después fui invitada a participar en la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales, Zaragoza, y me fui al “lejano oriente”, donde conocí a mis amigos de vida y a mi marido.

Años más tarde, el doctor Rodolfo Herrero Ricaño me invitó a trabajar al Sistema de Universidad Abierta, el SUA, y ahí empezó mi incursión en la educación a distancia; los últimos 15 años de los 38 de mi estancia en la UNAM como académica, fueron ahí. Una de las últimas experiencias que tuve fue participar en un MOOC, Massive Online Open Courses, que duró tres meses y tuvimos 11 mil alumnos atendidos por cinco asesores, yo uno de ellos, ¡increíble experiencia!

No puedo omitir mi paso por la Facultad de Filosofía y Letras como estudiante de posgrado; obtuve el grado de Maestra en Educación Superior, obteniendo la Mención Honorífica tanto en la maestría cómo en la licenciatura.

Como pueden ver, mi vida ha estado siempre marcada por la UNAM, ahí conocí a mi marido, ahí trabajé 38 años, ahí forjé amistades y hasta ahí me transformé en aficionada de los Pumas...

Este breve espacio además de permitirme compartir algunas de mis experiencias, me permite hacer patente la labor enorme de la Fundación UNAM, que es el lazo entre la comunidad universitaria, los exalumnos y amigos de la Universidad, cuya misión es apoyar a la UNAM mediante aportaciones de carácter económico, social o moral y ayudar, junto con ella, al enlace con los sectores público, privado y social.

Maestra en Educación Superior.

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