Gracias señor presidente por ser tan sincero. Con su frase “…los delincuentes también son seres humanos y merecen nuestro respeto” sabemos, por fin, de qué lado está el gobierno.

Sus palabras confirman lo que sospechábamos, pero que no nos atrevíamos a decir con todas sus letras. El régimen y particularmente usted está del lado de los cárteles, de los secuestradores, violadores y torturadores, de los feminicidas, de quienes descuartizan cuerpos, y cuelgan a jóvenes en los puentes.

Lo intuíamos, lo sospechábamos, pero ahora usted mismo nos lo dice: “No fue un desliz, no, fíjense que así pienso…”

Gracias, otra vez, porque ahora entendemos muchas cosas. Por ejemplo, la razón por la cual usted -como Comandante Supremo de la Fuerzas Armadas- permite que soldados, marinos y elementos de la Guardia nacional sean perseguidos y humillados por los delincuentes.

Nos quedan claras sus prioridades. Hoy lo que menos importa es proteger el honor, la integridad y el prestigio de la institución militar. Es más, de ser posible hay que desaparecer al Ejército, como usted mismo lo dijo cuando era candidato. O bien, corromperlo, como lo está haciendo.

En un video que se ha viralizado, un general retirado se atreve a recordarle —a usted, Presidente_, que de acuerdo al artículo 118 del código militar es un encubridor quien favorezca o castigue a los delincuentes. También le dice a los soldados que según el código de justicia militar aquel soldado que no defienda su puesto merece pena de muerte o prisión.

Es decir, cuando el Presidente de la República impide a las Fuerzas Armadas combatir la criminalidad se convierte en cómplice de los delincuentes y los militares —por órdenes del mismo Comandante en Jefe— en transgresores de la ley y traidores a la patria.

El video del general es una respuesta a la indignación que siente el Ejército por los vergonzosos hechos ocurridos el pasado 11 de mayo en Nueva Italia, Michoacán donde un convoy militar fue perseguido por hombres armados a los que tenía prohibido hacer frente.

La política de “abrazos no balazos” tiene dos traducciones obvias: proteger a los criminales. Y la otra: permitir que los cárteles tengan cada vez mayor control territorial para que operen como brazos armados a favor de Morena durante los procesos electorales.

Así quedó demostrado en la carta El crimen organizado en el proceso electoral 2021, que presentaron el PAN-PRI-PRD ante la OEA donde abundan testimonios de cómo los sicarios amenazaron a los electores con pistola en mano para que saliera de las urnas un “gobernador moreno”.

Para decirlo más claro y de una vez por todas: Se trata de “respetar” a los delincuentes para que ayuden al régimen a perpetuarse en el poder. Se trata de una alianza entre Morena y los cárteles para retener la Presidencia de la República en el 2024.

Por eso no se escucha en las “mañaneras” una sola critica a los que cercenan cuerpos o a los que asesinan mujeres. El presidente llama retrógradas a los médicos, califica de corruptos a los científicos, de conservadores a los periodistas, de vendidos a los jueces, pero jamás descalifica a los criminales.

Los hechos lo gritan. Morena es un narco partido. De ser un movimiento en defensa de los pobres se ha convertido –con licencia presidencial- en un aliado de la criminalidad. López Obrador está dispuesto apuntalar a su sucesor o sucesora con ayuda de quienes siembran cadáveres por toda la nación.

Sí, “los delincuentes merecen todo nuestro respeto”.

Directora de la revista Siempre! Exdiputada. @PagesBeatriz

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