Los mexicanos tenemos una cita con la historia para impedir que el régimen dé un golpe mortal a la democracia electoral.
Diversas organizaciones ciudadanas agrupadas en Unid@s nos están citando el domingo 13 de noviembre a una marcha del Ángel de la Independencia al Hemiciclo a Juárez a las 10:30 para defender al Instituto Nacional Electoral.
La cita es inédita. Por primera vez en mucho tiempo, hombres y mujeres de todas las edades, origen socioeconómico, étnico e ideológico se unen para exigir a los legisladores que impidan la aprobación de una iniciativa que busca instalar en México el coto imperial de un solo hombre.
La guerra por el INE es la “madre de todas las batallas” y la razón es simple: En ella se decidirá si México queda bajo el control de un gobierno que busca evitar a toda costa dejar el poder en el 2024 e implantar reglas que le permitan tener el control político vitalicio y absoluto.
Por eso la mentirosa, cínica y agresiva campaña de Claudia Sheinbaum y de la Comisión Nacional de Derecho Humanos para desbaratar el INE.
La Jefa de Gobierno dijo que el Instituto Nacional Electoral debe desaparecer porque los consejeros y los magistrados ganan más que el presidente y que el pueblo paga las consecuencias de que México tenga la democracia más cara del mundo.
Sheinbaum miente. La austeridad republicana es el papel de baño con el que se limpia el régimen para ocultar el asalto a las arcas públicas y el desvío de recursos a proyectos políticos oscuros.
¿Más caro el INE que la inútil Refinería Dos Bocas condenada a quedar bajo el agua? ¿O más oneroso que los 143 mil millones de pesos que el gobierno entregará en 2023 a las Fuerzas Armadas para comprar la lealtad de las cúpulas militares y garantizar que ayuden al régimen a sostenerse?
¿O más caro que la Secretaría del Bienestar a la que darán casi 500 mil millones de pesos el próximo año del Presupuesto Federal para seguir operando la compra de votos a favor Morena?
Pero los argumentos más pedestres en contra del órgano electoral salieron aparentemente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos cuya titular está convertida en una mera recepcionista o portera del inmueble.
De acuerdo a un comunicado de la CNDH redactado en alguna oficina de Palacio Nacional y publicado en redes el fin de semana pasado, órganos autónomos como el INE sólo son autónomos de nombre porque son instrumentos parciales y sabotean la voluntad del pueblo.
¡Claro! La presidenta de ese órgano, María del Rosario Piedra Ibarra, sabe de qué habla. Lo sabe porque ella fue impuesta por López Obrador en contra de la disposición constitucional que obliga a la CNDH a tener autonomía de gestión y presupuestaria para impedir que esté sujeta al interés político del presidente o de un partido político como hoy sucede.
La reforma electoral es la punta de lanza para enterrar a la oposición, tener un calendario electoral a modo que convenga al gobierno, celebrar comicios solo donde Morena pueda ganar, cambiar la credencial de electoral por un “carné de la patria” —tipo Venezuela— para cooptar el voto; se dirige a prohibir coaliciones y a cancelar la creación de nuevos partidos políticos.
En síntesis, el régimen se juega con su propuesta el todo por el todo y México también.
La “Gran Marcha por la Defensa del INE” quiere ser ese grito de indignación ciudadana que convenza a los legisladores de votar en contra de un proyecto autocrático que quiere tirar la democracia por la vía constitucional.
Exdiputada
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