Vaya defensa a la autodenominada Cuarta Transformación que hizo ayer el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, al dejar en claro que “el estilo” del gobierno actual no es “inaugurar cascarones” de hospitales, como lo era en otros sexenios. Así que la siguiente semana, muy modestamente, el presidente Andrés Manuel López Obrador podría inaugurar solo “uno o dos” hospitales. Además. López-Gatell afirmó que la mayoría de los 39 centros hospitalarios reconvertidos ya operan desde hace más de un mes. Se ve que cada día don Hugo le encuentra más a los “moditos” de la política, que a los técnicos.
Una víctima de austericidio
Ayer en la conferencia de la Asociación de Gobernadores de Acción Nacional (GOAN) el mandatario de Yucatán, Mauricio Vila, dejó entrever que su entidad fue víctima del austericidio. Resulta que los recientes fenómenos meteorológicos Amanda y Cristóbal dejaron 85% de los cultivos agrícolas perdidos, y al recurrir a la Secretaría de Agricultura en busca de apoyo resultó que el Fondo de Cambio Climático y Desastres Naturales “está en ceros”. Además, este año tampoco hubo programa de aseguramiento de cosechas, que tradicionalmente se hacía con aportación de 80% de recursos federales y 20% de los estatales. Alguien pensó en “ahorrar” y no presupuestó nada para ambos esquemas, que hoy dejan en indefensión a la península.
Construyen un “búnker” en Palacio Nacional
Nos comentan que en estos días en Palacio Nacional tiene lugar la planeación y construcción de instalaciones de suma importancia en materia de seguridad para el presidente y del gobierno federal. Nos aseguran que en la residencia presidencial se llevan a cabo los trabajos de un llamado “nuevo búnker”. El proyecto es tan reservado que el pasado viernes, a medio día, miembros de la Guardia Nacional se presentaron en la puerta de la calle de Moneda del recinto histórico y debido a que no estaban en la lista de personas con autorización a pasar al edificio, elementos de inteligencia que colaboran en este nuevo proyecto tuvieron que salir por ellos para trabajar en lo que se llama en los pasillos de Palacio Nacional como “el nuevo búnker”.