Si usted, como EL UNIVERSAL lo hizo, pide por medio de una solicitud de acceso a la información que le digan quién tiene la información y el control sobre los datos que recaban los llamados Servidores de la Nación dentro de la campaña de vacunación, le responderán que esa información no existe. Aunque los también llamados Siervos de la Nación cobran en la Secretaría de Bienestar, a cargo de Javier May, si usted pregunta en esa dependencia le responderán que no tienen ni idea de esa información. Si la pregunta se la hace a la Secretaría de Salud, que se supone tiene el control de la vacunación, le dirán que pregunte en la Secretaría de Bienestar. Pero si a usted no le gusta el ping-pong y ver cómo la bolita va de allá para acá, y se olvida de utilizar los canales oficiales para acceder a la información pública, puede preguntar “en corto” a algunos miembros del gobierno federal de la autollamada Cuarta Transformación. Ellos le dirán que quien tiene ese control sobre los datos que recopilan los Servidores de la Nación, y quien manda sobre ellos, es el Coordinador General de Programas para el Desarrollo de la Presidencia de la República, Gabriel García Hernández, quien en sus tiempos libres se dedica a temas de desarrollo, y la mayor parte del tiempo, a la operación política, y para ello, cuenta con su ejército de Siervos. Respondida la pregunta.
Lozoya no deja de reírse de la Fiscalía
De nueva cuenta, el exdirector de Petróleos Mexicanos Emilio Lozoya ganará más tiempo para acceder al criterio de oportunidad que le solicitó a la Fiscalía General de la República (FGR) en las acusaciones que pesan en su contra. Este viernes, nos dicen, se realizará una audiencia para solicitar al juez de control una segunda prórroga del plazo de investigación en la causa penal del caso Odebrecht en la que Lozoya está acusado de asociación delictuosa y lavado de dinero. La primera vez que se concedió esta prórroga fue por tres meses bajo el argumento de la negociación del criterio de oportunidad, ahora veremos cuánto tiempo más le darán a Lozoya para acreditar todas las acusaciones que presentó contra 70 personas por actos de corrupción, con las que busca que la FGR desista de proceder en su contra. Hasta ahora, nos hacen ver, el único culpable del caso Odebrecht, que además está confeso, es don Emilio, quien goza de libertad y no deja de reírse de la Fiscalía.
¿Escucha el Presidente a las mujeres de su gabinete?
Nos comentan que la defensa que hace el presidente Andrés Manuel López Obrador de Félix Salgado Macedonio, hasta anoche todavía candidato oficial de Morena al gobierno de Guerrero, no acepta ninguna observación, así sea, nos indican, de mujeres de su gabinete que encabezan puestos clave. Nos detallan que hace unos días doña Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, manifestó que nadie acusado de violencia debe ser candidato y que se debe acabar con la cultura machista. Ayer, el Ejecutivo defendió nuevamente en la conferencia de prensa mañanera a Salgado Macedonio de los señalamientos de la prensa nacional y extranjera a la que acusó de no investigar y de calumniar. Nos hacen ver que no basta con tener un gabinete con la mitad de los puestos ocupados por mujeres, sino también es necesario escucharlas.
El diputado y su Twitter inquieto
Otra vez el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, volvió a sorprender en su Twitter. Nos cuentan que Mier publicó que pedirá a la Comisión de Transparencia, eso sí, respetuosamente, que tenga una reunión con Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, debido a lo trascendental que ha resultado el desafuero contra el gobernador de Tamaulipas, el panista Francisco Javier Cabeza de Vaca. Al ver el mensaje muchos se preguntaron ¿y la Comisión de Transparencia para qué? y ¿en calidad de qué acudiría Nieto Castillo? ¿y el debido proceso? De por sí este tema generó polémica desde aquel martes que Mier reveló la denuncia presentada contra el gobernador, por medio de sus redes sociales, y sin que hubiera sido ratificada la solicitud de juicio de procedencia. Don Ignacio, nos dicen, tiene un dedo muy inquieto, pues no se aguanta las ganas de tuitear.