Nos cuenta que el día de ayer, el titular de la Secretaría de Salud (Ssa), Jorge Alcocer Varela, durante la Clausura del Congreso Internacional de Salud Mental, que se realizó en Acapulco, mencionó que había indicios de una cuarta ola de Covid-19 para el país; sin embargo, pidió a los presentes no hacer llegar esta declaración a los medios. Curiosamente, al secretario se le olvidó, o no le dijeron, que la conferencia se estaba transmitiendo en redes sociales: “Me quité el cubrebocas para poder hablar y como cierta sana distancia existe, porque hoy se nos presentan pequeños indicios de una cuarta ola; no quiero que esto pase a la prensa, para no señalar que ya dije esto y que dije lo otro… esos potenciadores de la verdad o distorsionadores de la verdad… Pero sí hay que tener cuidado por lo que ustedes ya conocen”. Por la mañana corrieron rumores de su supuesta renuncia, pero fue la misma Presidencia de la República quien desmintió la versión. Si tal cosa ocurriera, ¿El subsecretario Hugo López-Gatell sería (formalmente) ascendido?
Morena vs el INE
Salieron chispas en la sesión extraordinaria del Consejo General del INE, en donde el representante de Morena, Eurípides Flores, hizo enojar a los presentes. Flores quiso leer un texto para recurrir a la crítica de los salarios de consejeros del instituto; sin embargo, con base en el reglamento del organismo, se le impidió hacer la manifestación, a lo cual el morenista acusó censura. El enfado de los participantes en la sesión virtual se reflejó en alguien que dijo: “¡Qué necedad, de veras!”. El consejero presidente, Lorenzo Córdova, explicó en más de una ocasión que existe un reglamento y en democracia las normas se cumplen, pero Flores se empeñó en querer seguir con su discurso. Fue el consejero Uuc-kib Espadas quien atinó a pedir un receso para calmar ánimos. La pausa sería de 5 minutos y se prolongó más allá de 10. Cuando regresaron, más sereno, Flores no se fue sin lanzar su mensaje de altos salarios.
CNDH y los militares detenidos
Mucho qué desear, nos dicen, dejan las visitas cotidianas que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) realiza en las prisiones militares del país, en las que a regañadientes recibe quejas de los militares presos. En esta semana, nos hacen ver, personal de visitaduría del organismo dirigido por Rosario Piedra Ibarra acudió de nueva cuenta a la prisión del Campo Militar 1-A, en la Ciudad de México, para supervisar las condiciones en las que se encuentran los internos. A diferencia de visitas anteriores, nos aseguran, en esta ocasión no reunieron a todo el personal procesado para conocer sus inquietudes, sino que seleccionaron a algunos para aplicarles una encuesta de 13 preguntas, entre ellas, si había suficientes mesas para recibir a sus visitas. Además, nos comentan, realizaron un recorrido a la carrera dentro de las instalaciones para evadir a los militares presos que normalmente aprovechan estas visitas para internos para externarles quejas o peticiones relacionadas con sus procesos jurídicos.
Ni pío sobre persecución a narcos
Transcurrió el día y no hubo reacción en Palacio Nacional ni en el Senado mexicano sobre la ley que firmó el presidente Joe Biden que permitirá juzgar en suelo estadounidense a quienes atenten contra sus funcionarios en el extranjero. La nueva ley con carácter extraterritorial tiene dedicatoria a los cárteles mexicanos que han atentado contra agentes de la DEA y del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE). Hay que esperar la reacción del gobierno de López Obrador que promueve “abrazos y no balazos” ante la cero tolerancia a la impunidad con que actúa la delincuencia en México.