Nos hacen ver que en estos días, la selectividad es un lujo que los partidos políticos no pueden darse.

En el PRI, no tuvieron empacho en llevar a su bancada en el senado a una legisladora morenista que ayudó a consumar lo que la oposición denominó como el fraude de la noche triste en la Cámara Alta, donde hace exactamente un año Morena y sus aliados votaron más de 15 reformas presidenciales sin quórum.

En aquellos días, Claudia Balderas, ahora priista, estaba de viaje oficial en Europa, pero envió un oficio para que votara su suplente. El bloque opositor criticó la maniobra legislativa ante la Corte.

Sin embargo, al parecer en el PRI ya nadie se acuerda de lo sucedido, y hoy doña Claudia es toda una priista y está lista para oponerse a todo lo que hace unos días defendía como morenista.

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