En el gobierno mexicano, nos dicen, se tomó nota de las versiones periodísticas que reportan que durante el encuentro entre el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el estadounidense dijo en tono de broma que quizá Canadá debería convertirse en el estado 51 de los Estados Unidos y que Trudeau sería designado como su gobernador.
Trudeau viajó a la residencia de Trump en Mar-a-Lago, en Florida, para participar en una cena en la que intentó hacer ver al estadounidense los efectos negativos que generaría el cumplimiento de su amenaza de imponer aranceles de 25 por ciento a todos los productos canadienses. Según reportes, parte de los comentarios de Trump incluyeron la “broma” sobre anexar a Canadá a los Estados Unidos y designar a Trudeau gobernador.
En México, algunos consideraron que Canadá se puso un paso adelante del gobierno mexicano, que también ha sido amenazado con la imposición de aranceles, al lograr acordar una cena entre Trudeau y Trump. Sin embargo, ahora hay quienes se preguntan si la estrategia del premier canadiense fue la correcta, y si es aceptable ese tipo de burlas entre socios y amigos.
En los encuentros entre mandatarios, nos hacen ver, siempre cabrá la cordialidad y la confianza, pero jamás se pueden tolerar bromas ofensivas
¿Será que entre broma la verdad se asoma?
Vistas las cosas, qué bueno que México no es igual a Canadá, nos dicen.
