Lorena tiene 27 años. Hablé con ella por primera vez cuando tenía 24 y cáncer de mama. Desde entonces luchaba por conseguir sus medicamentos que le proveían gracias al Seguro Popular que desapareció en el sexenio anterior, y con él, la certidumbre de la joven y su familia. Hoy Lorena tiene metástasis en el cerebro, cerca de 13 tumores, un sarcoma pleomorfo que le causó la pérdida del esternón y algunas costillas.
Lorena ha enfrentado el desabasto de medicamentos y demoras en sus quimioterapias, como ella misma lo describe en una carta dirigida a la Presidenta Claudia Sheinbaum (que reproduzco al final de esta columna): “Cada paso en esta lucha ha sido acompañado de falta de medicamentos, demoras y la angustia de saber que el tiempo no está de mi lado. Mi último protocolo de tratamiento también ha enfrentado desabasto, y he tenido que adquirir medicamentos de mi propio bolsillo para no retrasar mi tratamiento”.
En el sexenio pasado, el entonces presidente mencionó decenas de veces que al terminar su sexenio México tendría un sistema de salud como el de Dinamarca. Alevosamente mintió. Nadie esperaba que el sistema de salud mexicano estuviera a la altura del nórdico, pero sí que al menos tuviera avances. No hubo avances. Hubo retrocesos. Miles de pacientes siguen sin poder surtir sus recetas y sin acceder de manera oportuna a estudios preventivos o correctivos.
Yo no quiero hablar de la muerte de Lorena, quiero hablar de la vida de la joven de aspecto frágil y voz dulce. No quiero hablar de la muerte de Lorena sino de la vida de la madre fuerte que quiere vivir para ver crecer a su hija, la mujer que hoy le escribe a otra mujer que es Presidenta de México con la esperanza de que su vida no se apague ante la negligencia y el desastre de salud que vive nuestro país: “Dra. Sheinbaum, las personas con cáncer no somos guerreras porque queramos serlo, sino porque las circunstancias nos obligan a pelear día a día. Nuestra energía debería estar dirigida a sanar, no a buscar tratamientos, enfrentar desabastos ni luchar contra la burocracia. Hoy, le pido con humildad y con el corazón en la mano que voltee a vernos”.
Que Lorena y las tantas Lorenas que hay en México no mueran por no estar en Dinamarca, y que los criminales paguen por sus mentiras porque costaron vidas, que paguen por su narcisismo porque causó sufrimiento, que paguen por su avaricia.
López Obrador repitió su falsa promesa a inicios de año: “Hemos dicho de que antes de terminar nuestro mandato, esto es, antes de que concluya septiembre, vamos a tener en México el mejor sistema de salud pública del mundo, aunque parezca utópico, increíble, fantasioso”. ¿Se fue creyendo sus mentiras? Porque no solo fue utópico, increíble y fantasioso, sino además fue cruel, injusto y mortal.
@azucenau
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Carta completa de Lorena
Dra. Claudia Sheinbaum Pardo
Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos
Presente.
Estimada Dra. Sheinbaum:
Con todo respeto me dirijo a usted con la esperanza de ser escuchada, no solo como una paciente oncológica, sino como una madre que ha tenido que enfrentar una lucha continua por su vida y por la oportunidad de ver crecer a su hija.
Mi historia con el cáncer comenzó en 2019, cuando después de más de un año buscando atención en diferentes instituciones como el Incan, el IMSS y el ISSSTE, finalmente en Fucam me diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3C. A pesar de la gravedad de mi diagnóstico, la incertidumbre no terminó ahí. A mitad del tratamiento me informaron que, debido a la falta de convenio con Insabi, ya no podrían atenderme de forma gratuita. No podía abandonar mi tratamiento, pero el miedo y la incertidumbre de no saber dónde continuar eran abrumadores. Me dieron gratuidad y logré completar 16 quimioterapias, 15 sesiones de radiación y una cirugía, y en 2020 recibí la noticia de que el cáncer ya no estaba en mi cuerpo.
Sin embargo, como la gratuidad se perdió, tuve que cubrir los costos de mis estudios de seguimiento cada seis meses. Afortunadamente, en 2021 conseguí empleo y acceso al ISSSTE, pero en 2022 mi vida dio un vuelco nuevamente. El cáncer regresó con metástasis en el cerebro: me diagnosticaron cerca de 13 tumores y no me daban más de seis meses de vida. La intervención oportuna de mis médicos con radioterapia y quimioterapia salvó mi vida, pero la batalla no terminó ahí.
Aún con un tumor en mi cerebro, enfrenté otro desafío en forma de un tumor agresivo que me provocaba un dolor intenso. La detección tardó seis meses debido a la alta demanda de estudios, y aunque inicié quimioterapia, en ocasiones faltaban medicamentos, y tuve que comprarlos para completar mi tratamiento. En marzo de este año me sometí a una cirugía de alto riesgo para retirar un sarcoma pleomorfo que resultó en la pérdida del esternón, parte de mis costillas y la reconstrucción con barras de titanio.
Cada paso en esta lucha ha sido acompañado de falta de medicamentos, demoras y la angustia de saber que el tiempo no está de mi lado. Mi último protocolo de tratamiento también ha enfrentado desabasto, y he tenido que adquirir medicamentos de mi propio bolsillo para no retrasar mi tratamiento.
Dra. Sheinbaum, las personas con cáncer no somos guerreras porque queramos serlo, sino porque las circunstancias nos obligan a pelear día a día. Nuestra energía debería estar dirigida a sanar, no a buscar tratamientos, enfrentar desabastos ni luchar contra la burocracia.
Hoy, le pido con humildad y con el corazón en la mano que voltee a vernos, que priorice las necesidades de los pacientes oncológicos, porque para nosotros cada día es una oportunidad de vida, una oportunidad de abrazar a nuestros hijos, una oportunidad de seguir aquí. Necesitamos acceso oportuno a diagnósticos, medicamentos y tratamientos sin interrupciones, para que nuestra lucha sea contra el cáncer, y no contra las carencias del sistema.
Confío en que su compromiso con la salud y el bienestar de las familias mexicanas permitirá que historias como la mía encuentren esperanza en un sistema de salud fortalecido, justo y humano.
Agradezco de antemano su tiempo y atención.
Atentamente: Elisa Lorena Estrada Hernández