Imposible, cierto, evaluar a un gobierno en tres meses. Este concepto de los primeros 100 días, importado de los Estados Unidos, puede, en todo caso, darnos una idea de cuál será el perfil de la Presidencia. En las primeras semanas, Claudia Sheinbaum fue prácticamente invisibilizada ante la ansiedad y la prisa con la que los lopezobradoristas querían cumplir los encargos a su líder; y, ciegos, realizaron 16 reformas a la Constitución —únicamente dos relacionadas con el proyecto de la Presidenta—, modificando por lo menos 50 de 136 artículos. Doce de las 16 reformas aprobadas por el Congreso fueron enviadas por López Obrador en febrero de 2024, y para la presidenta: lenguaje inclusivo y supremacía constitucional.

Pero esto aún no termina, pues faltan cuatro iniciativas del sexenio pasado que deben aprobarse, como se ordenó en febrero de 2024. En paralelo, la Presidenta debe jugar bien sus cartas para que Ricardo Monreal y Adán Augusto López, quienes ya protagonizaron la primera fractura pública al interior de Morena, saquen adelante los proyectos que a ella le interesan. De lo contrario, puede permanecer como su rehén todo el sexenio. Ya lo fue durante el arranque de su administración, y ella se mantuvo discreta hasta que dio un manotazo en la mesa pidiendo que se investigaran las acusaciones de Adán contra Monreal, lo que no ha sucedido. Tal vez sea momento de mover las fichas o las corcholatas.

Sheinbaum pudo ganar el reflector cuando dio un viraje, no anunciado ni publicitado, a la fallida estrategia de seguridad de López Obrador, y consiguió una baja, aunque marginal, en el número de homicidios, registrando un 1.46 por ciento menos de asesinatos de septiembre a octubre. Pero, sobre todo, logró el reconocimiento y la confianza de gran parte de la oposición. La violencia no ha parado; sin embargo, la forma de operar del secretario de Seguridad Federal, Omar García Harfuch, y la de algunos gobernadores, pareciera indicar que, finalmente, se tiene un plan y no se trabaja con abrazos. Seguir con los programas sociales es un acierto, aunque causa incertidumbre. ¿Alcanzará el dinero para sostenerlos? Es una de las preguntas a las que no se tiene respuesta.

Desafortunadamente, la Presidenta ha seguido el estilo narrativo de López Obrador, maquillando temas espinosos como el aumento a la gasolina, el cual no reconoce, asegurando que se tiene un “mecanismo de compensación” para que el precio base no supere la inflación, esto mediante un estímulo. Aumento o ajuste, finalmente lo pagamos los ciudadanos. Que no hay escasez de medicamentos ni fallas en el servicio de salud, insiste ante las denuncias públicas de hospitales como el “Aurelio Valdivieso” en Oaxaca, que tuvo que parar cirugías y atención a pacientes por falta de insumos, medicinas y gas. Que el fentanilo no se produce en México, sino que “la mayor parte” de esta droga y precursores llegan desde Asia, y “el que se fabrique aquí en México todo el proceso” no se ha comprobado", reitera en sus mañaneras. Que Mexicana de Aviación es una empresa del pueblo, como si con ello se justificara que haya quedado reducida a 10 rutas —con solo dos aviones cedidos por la Fuerza Aérea—, y que, en su intento por despegar, se hayan tirado millones de pesos —de nuestros bolsillos, obviamente— para cumplir otro capricho del expresidente. Estos son apenas algunos ejemplos de los caminos que deben enderezarse.

Y, por si algo faltara, Donald Trump, con su maleta de amenazas contra México, llega a la Casa Blanca el 20 de enero.

Los retos de Claudia Sheinbaum no son pocos ni fáciles, pero ha mostrado temple, y las encuestas marcan un apoyo mayoritario —de entre 64 hasta el 80 por ciento— hacia su naciente forma de gobernar.

Librar la tormenta trumpista, superar a López Obrador, sacudirse a los soplones, traidores y enemigos dentro de su partido, llevar al mejor puerto posible la elección del Poder Judicial, mejorar la economía y la seguridad, son solo los primeros pasos de un recién estrenado gobierno. Un gobierno encabezado por primera vez por una mujer, quien no debe olvidar que la democracia no se reduce a ganar elecciones, sino que debe traducirse en respetar plenamente los derechos y libertades de todos, garantizar la pluralidad y el acceso imparcial a la justicia. Suerte y atentos a los 2,090 días que le quedan del sexenio de Claudia Sheinbaum y su equipo.

@azucenau

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