El pasado 29 de agosto, la jefa de Gobierno de la CDMX, y el gobernador del Estado de México dieron a conocer este plan que pretende con varias acciones puntuales dar solución (al menos en el corto plazo) al grave problema hídrico que enfrenta la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).

Juan L. Kaye López

Para poner en contexto la importancia del plan es pertinente recordar algunos datos duros:

La población que habita en la ZMVM es de alrededor de 22 millones de personas (1 de cada 5 mexicanos radica en ella).

Es la 7° mayor área metropolitana del mundo y la 2° más extensa de América con 7,954 km2 (la 1° es la que configuran el área binacional de San Diego-Tijuana con 12,496 km2).

Para entender su complejidad geopolítica y de gobernanza, la integran la CDMX con sus 16 alcaldías, el Estado de México con 59 municipios y el Estado de Hidalgo con uno.

Su población, mayoritariamente vulnerable y en condiciones de pobreza, se asienta en una gran diversidad de espacios, incluyendo barrancas, “zonas protegidas”, cauces de arroyo y zonas de riesgo. Señalo lo anterior porque esto hace sumamente difícil y costoso dotar a un amplio sector, de un servicio de agua potable eficiente, completando la cobertura en muchos casos a base de pipas, a costos elevados y con agua de dudosa calidad.

Actualmente el abastecimiento es cubierto en casi un 56 % por pozos de agua, 9 % por el Sistema Lerma, 20 % por el Sistema Cutzamala y el resto 14 % por otras fuentes.

Por otra parte, se sabe que la recarga es menor del 50%, se tiene una sobre explotación del acuífero (55 m3/seg y se recargan solo 25). Se considera que cerca del 40% del total abastecido se pierde en las tuberías y la infraestructura tiene más de 50 años de uso con sus componentes originales.

La cuenca del Cutzamala ha tenido este año un 31% menos lluvias que en el 2021. Su embalse es el más bajo en 10 años, empezó con 550 millones de m3 y hoy está en 300 millones de m3, pero en el mes de agosto, llegamos al mínimo histórico de 220 millones.

Si bien las acciones recientes de Conagua en coordinación con la CDMX y el Estado de México son innumerables, tales como la micro medición hidrométrica para conocer el estado físico de toda la red, sectorización con el control de presiones en las redes, sustitución de líneas primarias y secundarias, preparación de humedales para mejorar la calidad del agua en el Cerro de la Estrella y Tlaltenco, rehabilitación de pozos y tanques de almacenamiento, reforestación, no es suficiente y el escenario tendencial es grave.

El “Plan” significa un reto enorme de cuyas inversiones no hay referencia clara (se dice el que y no con cuanto), es más un documento político que una propuesta con soporte técnico, porque se reconoce que la extracción supera con mucho la recarga de los acuíferos y que el volumen de lluvia a descendido a niveles críticos.

Estos dos factores hacen de facto inviable el Plan.

Presidente del Consejo Directivo Nacional de la Asociación Mexicana de Urbanistas, AC 

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