Juan L. Kaye López
Siempre con el anhelo de que llegue la temporada de lluvias, para quitarnos las molestias del calor, pensando en que se logre irrigar las amplias zonas rurales y las Serranas de Guadalupe, al norte, la del Ajusco al sur, la Sierra de Santa Catarina y la de Las Cruces al oriente, Desierto de los Leones al poniente consideradas zonas de “conservación” de la Metrópoli, les queda básicamente el nombre.
Estas montañas se integran en la gran cuenca del Valle de México, cuyos escurrimientos, fueron la causa de la formación de lagunas y cuerpos de agua que, al desecarse para generar espacios, para el crecimiento urbano, son causa de inundaciones en ocasiones de gran magnitud y que, a lo largo de nuestra historia, causan estragos a sus habitantes, ¿por qué? porque nuestra ciudad, a la caída de Tenochtitlan nunca debió edificarse aquí.
Las lluvias o avenidas extraordinarias han hecho necesarias obras de gran magnitud. En el siglo XVII se construyó el primer conducto denominado: Túnel de Nochistongo, mismo que a causa de innumerables derrumbes se convirtió en el “Tajo de Nochistongo”. En año 1900, para dar salida a las aguas se inició la construcción del Gran Canal del Desagüe para proteger de inundaciones a unos 550,000 habitantes de la Ciudad.
En 1967 se inició dada la expansión urbana la gran obra del drenaje profundo, obras que se siguen ampliando con la construcción de varios emisores donde el mayor es el Túnel Emisor Oriente y 9 Interceptores que juntos pueden desaguar 15 millones de m3.
Este enorme sistema de conducción de agua principalmente pluviales, con altísimos niveles de contaminación a causa de la mezcla de estas con las aguas residuales de la zona urbana y con enormes arrastres de basura de todo tipo de las zonas serranas y de los asentamientos irregulares, tienen al sistema de drenaje profundo en una situación crítica.
¿Como funciona el sistema?
Lo integran:
- El Túnel emisor Central
- El gran canal del desagüe
- El túnel emisor Poniente
- El túnel emisor Oriente
- 9 túneles Interceptores Las obras operan a base de un complicado sistema de compuertas que regulan el paso del agua hacia el emisor central, que tiene una longitud de 150 km con tuberías o túneles que tienen un diámetro de 3 a 6.5 metros que corren en el subsuelo a profundidades que van de los 10 a los 200 metros de profundidad. Para dar una idea de la magnitud, las descargas consideradas a partir del centro de la ciudad recorren más de 500 km hasta llegar al Golfo de México. Como se consignó líneas arriba, el emisor central se empezó a construir en 1967 y se inauguró en 1975 con sus primeros 68 km de longitud, desaloja diariamente 6.5 millones de m3 de aguas residuales. Participaron en su construcción 11,500 trabajadores y excavaron 3.5 millones de m3 de materiales incluyendo roca. Problemas que enfrenta en su conjunto esta gigantesca infraestructura La sobreexplotación de los mantos acuíferos ocasiona hundimientos en los edificios que se reflejan en deformaciones y fracturas en las tuberías de drenaje. Si los mantos freáticos contaminan sus aguas por la presencia de aguas negras del drenaje, estas se presentarán en el sistema de distribución de agua potable. Soluciones urgentes si queremos salvar la ciudad de la falta de agua
- Tratar las aguas residuales y evitar que se combinen con las aguas pluviales para su reúso en riego de parques, jardines (solo se tratan 3m3 de aguas negras de los 15m3 que genera la CDMX.
- Hacer las obras en cada casa, condominio, fabrica, comercio para captar el agua de lluvia para su uso y aprovechamiento.
- Sustituir tuberías de drenaje por tuberías flexibles para evitar se fracturen.
- Llevar acabo un gran programa de atención de fugas. Problemas de mantenimiento El sistema de bombeo y sus plantas eléctricas se encuentran semiabandonadas. Falta de atención oportuna a hundimientos y fracturas de tubería. El uso ininterrumpido de esta gigantesca red impide su revisión periódica, pero se estima que el emisor central esta obstruido en casi un 50% de su capacidad esto a causa de los altos costos de desazolve y que no se cuenta con sitios para depositar y confinar estos desechos. La sobreexplotación de los acuíferos que provocan enormes deformaciones y hundimientos en el subsuelo lo que conlleva daños a la tubería de agua y drenaje, ruptura que perjudican el abasto de agua potable y son ya causa de riesgos e inundaciones. Agreguemos los daños que en el subsuelo y su infraestructura provocan los sismos. Todo esto son señales de advertencia: Si colapsa el Emisor Central, las consecuencias pueden ser devastadoras por inundaciones para más de 10 millones de habitantes de las zonas sur y oriente de la Metrópoli. El impacto del cambio climático, una amenaza en ciernes, precipitaciones constantes superiores a los 30 mm de forma ininterrumpida durante varios días provocarían el colapso del sistema. El problema: Falta de recursos, las obras de infraestructura hidráulica no lucen políticamente, pero las consecuencias de sus fallas exhiben a quienes no atienden las señales de alarma. Concluyo El problema del agua, de su tratamiento y reúso, el nulo aprovechamiento del agua de lluvia, sumados a la sobrexplotación de los mantos acuíferos en tanto desahogamos enormes volúmenes de agua contaminada a través del drenaje profundo merecen la mayor de nuestra atención. Presidente de la Asociación Mexicana de Urbanistas AC contacto@amu.org.mx