Sofia Flores Morales

Las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y Marina (Semar) tendrán completa participación en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt); organismo que reemplazará al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) según la nueva Ley de Ciencia y Tecnología.

El Conahcyt tendrá injerencia en la expedición del reglamento de becas, en el Sistema de Investigadores, en la asignación de temas de investigación, en la selección de temas de posgrado, así como también en la creación y desintegración de Centros Públicos, para el fomento de la inversión en I+D (Investigación y Desarrollo).

La participación de las fuerzas armadas en la toma de decisiones sobre la investigación científica podría proporcionar un impulso adicional al financiamiento y el apoyo a proyectos de ciencia y tecnología. Esto, a su vez, podría mejorar la competitividad de México en el escenario mundial y contribuir a abordar desafíos nacionales e internacionales en áreas como la seguridad, la salud y el medio ambiente.

Por lo que partamos del corolario de que “La colaboración entre la milicia y el sector científico en México podría fortalecer la formación y capacitación de profesionales en áreas de ciencia y tecnología”, al aprovechar la experiencia y habilidades técnicas de las fuerzas armadas, siempre y cuando la milicia respete la autonomía de la academia. Esto podría conducir al aumento en la cantidad y calidad de investigadores y profesionales altamente capacitados en el país, bien pagados, evitando la fuga de cerebros, lo que a su vez podría tener un impacto positivo en la innovación y el desarrollo tecnológico.

En el mundo actual, la inversión en I+D es fundamental para impulsar el crecimiento económico y el progreso social. México puede aprender de ejemplos históricos, como el Proyecto Manhattan (Canadá, EUA y Reino Unido creación de gran infraestructura científica donde se construyó, la bomba atómica), la Guerra Fría (con la carrera espacial y computacional entre E.U.A y URSS, que cambio la forma de comunicación actual), y a partir de la década del 2010 a la fecha China, ha modernizado su Ejército Popular de Liberación, para garantizar una creciente investigación y desarrollo de tecnologías de doble uso, es decir, tecnologías (movilidad, vivienda, alimentación y geolocalización) que tienen aplicaciones tanto militares como civiles en los avances en ciencia y tecnología y que han contribuido al progreso social y al bienestar de la mayoría de su población. De esta manera hoy por hoy, países como China han demostrado cómo la colaboración entre la milicia y el sector científico puede resultar en avances tecnológicos significativos. En México también podría fomentar el desarrollo de proyectos de investigación enfocados a la seguridad nacional y la defensa, así como en la prevención y respuesta a desastres naturales y emergencias, sistemas de gestión integral de riesgos, temas en los que históricamente nuestro ejército ha sido un fuerte pilar. Esto no solo podría beneficiar la seguridad y el bienestar de la población mexicana, sino que también podría mejorar la capacidad del país para enfrentar desafíos globales en áreas como el cambio climático, la ciberseguridad y la salud pública. ¿Podría México beneficiarse de una participación similar de las fuerzas armadas en la toma de decisiones sobre la investigación científica?

La colaboración entre la milicia y el sector científico en México podría aportar recursos adicionales, conocimientos especializados y enfoques prácticos a proyectos de investigación y desarrollo. Esto podría mejorar la competitividad de México a nivel global y abordar desafíos nacionales e internacionales en áreas como seguridad, salud y medio ambiente. Sin embargo, el Consejo deberá definir reglas claras y equitativas de participación y cooperación entre ambos sectores, que permitan:

  • La transferencia de conocimientos y tecnologías.
  • La disponibilidad de recursos financieros con la participación militar.
  • Acceso a instalaciones, recursos y conocimientos especializados.
  • Alianzas interinstitucionales, nacionales e internacionales con la participación militar.

Sin embargo, se vislumbran al menos dos riesgos devastadores de esta sinergia:

  • Priorización de intereses militares.
  • Restricciones a la libertad académica.

Por lo que proponemos cinco estrategias para garantizar políticas encaminadas al progreso y al bienestar común:

1. Prioridades y objetivos claros: Es crucial alinear la investigación y el desarrollo científico en el ámbito militar con las necesidades y desafíos de la sociedad en general, como salud pública, educación, energía y medio ambiente.

2. Garantizar la transparencia en la cooperación entre la milicia, el sector científico y el sector privado.

3. Mecanismo claros para integrar la experiencia, transferencia de conocimiento y tecnología y recursos de la milicia en pro de la educación y capacitación en ciencia y tecnología, impactando positivamente en la innovación y en sectores no militares.

4. Rendición de cuentas, y mecanismos de supervisión y control para garantizar la inversión en proyectos de doble uso, es decir, aquellos que tienen aplicaciones tanto militares como civiles.

5.- Mantener un equilibrio adecuado entre la participación militar y la independencia de la investigación científica, a fin de garantizar que los avances en ciencia y tecnología contribuyan al bienestar y progreso de la sociedad en su conjunto.

Al aprender de los ejemplos históricos y aplicar las estrategias mencionadas, México podría garantizar que los avances en ciencia y tecnología en la milicia se utilicen de manera efectiva y responsable para contribuir al progreso social y al bienestar de las mayorías poblacionales. La clave del éxito en esta colaboración radica en la capacidad del país para equilibrar los intereses de la milicia y el sector científico, al tiempo que se promueve la transparencia, la rendición de cuentas y el enfoque en proyectos de doble uso que beneficien tanto al ámbito militar como al civil.

En última instancia, la colaboración entre la milicia y el sector científico en México tiene el potencial de generar un impacto positivo en el desarrollo del país, siempre y cuando se respeten los principios fundamentales de la investigación científica y se enfoque en el progreso social y el bienestar de la población en general.

Es importante tener en cuenta que la participación de la milicia en la toma de decisiones sobre la investigación y el desarrollo científico debe equilibrarse con la preservación de la autonomía y la integridad de la investigación científica, garantizando que las prioridades y objetivos de la ciencia no sean desplazados por propósitos militares que apoyen intereses políticos.

Asociada de número de la Asociación Mexicana de Urbanistas, AC

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