Recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró el compromiso de inaugurar el Tren Maya en diciembre de 2023, es decir dentro de escasos 12 meses. De igual forma, asignó al ejército mexicano, la construcción del Aeropuerto Internacional de Tulum, Quintana Roo, el cual tendrá una capacidad para recibir a 4 millones de turistas anuales y entrará en operación en 2024.

Fernando Islas Ramírez  

Dadas las actuales condiciones socioeconómicas que presenta la Región del Sur Sureste, y ante la inminente puesta en operación del Tren Maya, es urgente se elabore e institucionalice por parte de la Secretaría de Economía Federal un Programa Integral de Desarrollo Económico y Social de la Regional que permita incrementar y diversificar las actividades económicas y por ende un crecimiento sostenido y ordenado de la producción industrial y del comercio que a su vez genere un incremento gradual en las cargas a distribuir por el Tren Maya no solo en la Subregión de la Península Yucateca, sino en todo el territorio de la Región Sur Sureste y fuera de ella. El instrumento de planeación mencionado deberá establecer metas cuantitativas y escenarios cuantificables con acciones estratégicas inmediatas, así como de mediano y de largo plazo, en virtud de que se trata de un proceso con visión de futuro y al mismo tiempo permanente y sistémico, con el fin de fortalecer las actividades productivas del sector primario en particular las de la agricultura, que en un marco de sustentabilidad tenga como propósito fundamental sustituir la tradicional modalidad de autoconsumo que mantiene a sus habitantes en un nivel de subsistencia y sin generar excedentes para exportación, lo cual explica en buena medida su pobreza y marginación.

Sin embargo, no se debe aceptar la hipótesis que, con la sola implantación y puesta en operación de la infraestructura ferroviaria y aeroportuaria, se generarán las demandas de transporte pronosticadas. Aceptar esta suposición equivaldría a dejar a expensas de las “fuerzas del mercado” prevalecientes, a un proceso espontáneo de crecimiento, y bajo un periodo de tiempo indefinido e indeterminado para que las industrias y los establecimientos comerciales y de servicios, se vayan localizando en el territorio de manera aleatoria y la consecuente creación de empleos se genere de manera “pausada e intuitiva” bajo condiciones de gran incertidumbre, afectando de manera negativa la rentabilidad del Tren Maya y a la vez, el Aeropuerto Internacional de Tulum, requiriendo para su operación y mantenimiento de incalculables subsidios con cargo a la Hacienda Pública.

Se dice que para el 2023 se llevará a cabo la inauguración de todos los tramos completos del Tren Maya, cuando actualmente apenas el 50 % del proyecto ejecutivo de ingeniería para las vías se encuentra en desarrollo.

Se debe aceptar el hecho de que una infraestructura de accesibilidad y capacidad de transportación de semejantes dimensiones y cobertura territorial debe establecerse como un proyecto transexenal, a construirse y poner en operación mediante etapas sucesivas.

El Tren Maya, debe considerarse como una primera etapa, de un futuro Eje Ferroviario Regional y que lo situaría como el 2º de mayor longitud de operación a nivel nacional, con lo cual se daría cobertura al resto de las entidades que conforman la Región del Sur Sureste; además, permitiría finalmente la realización e integración del proyecto prioritario del Corredor Transístmico que conecta los Puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos y por ende los litorales marítimos del Océano Pacífico y el Golfo de México, siempre y cuando se cumpla con la condición de que el actual Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (el FIT en realidad no opera como sistema de transporte, solo posee el derecho de vía por donde transita el FC Chiapas-Mayab) sea transformado, en un moderno y eficiente sistema ferroviario, corrigiendo su actual trazo y perfil, así como toda la infraestructura que sustenta a las vías existentes.

De igual forma se necesita modernizar los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz y rehabilitarlos como plataformas logísticas de alta eficiencia que agilicen las maniobras intermodales de carga y descarga, en particular el puerto oaxaqueño por las limitaciones de capacidad que actualmente presenta y que imposibilitan el atraque y operación de los grandes buques “Post-Panamax”.

Continuar e integrar funcionalmente el tramo en construcción del Tren Maya que “inicia y termina en la Estación Palenque” con la siguiente etapa que correspondería al trayecto del Corredor Transístmico la cual se considera prioritaria, no solo por la importancia logística para el transporte interoceánico que representa, sino además por ser una oportunidad para promover un desarrollo urbano-regional en el que se localicen Recintos Fiscales Estratégicos (RFE) que aprovechen tanto las ventajas fiscales para la importación de insumos que estos ofrecen, así como el potencial de recursos naturales del propio ISTMO DE TEHUANTEPEC, pero sobre todo, porque paradójicamente se trata de una de las sub regiones con mayores del país.

Declarar a toda la RSS Zona Económica Especial, (o Zona de libre comercio, o como se le quisiere llamar) cuyas características y estímulos fiscales promuevan la atracción de inversiones, generen empleo formal y bien remunerado e induzcan y consoliden un proceso de complementación de industrias que conformen cadenas de suministros, no solo para darle valor agregado a los productos de las actividades primarias regionales, sino también para implantar industrias de transformación ya sea de procesos completos o bien de aquellos que correspondan a etapas de productos terminados en sectores como: la electrónica, los microprocesadores, el automotor, el aeroespacial, el de bienes de capital, la farmacéutica y todas aquellas que en otras regiones del país se han instalado con éxito.

Establecer una estrategia que permita la adquisición de una reserva territorial para que sea incorporada en la actualización de los Programas de Ordenamiento Territorial y Ecológico involucrados, a nivel estatal, municipal y local para que dicha reserva territorial sea gestionada por un organismo mixto que bajo una figura de fideicomiso conduzca el subsecuente desarrollo inmobiliario y oferte predios con uso de suelo industrial y comercial.

Queda claro, que uno de los mayores problemas que nuestro país presenta es la desigualdad social y económica regional, así como una desbalanceada distribución de la riqueza, por ejemplo, la OCDE ubica a México como el de mayor desigualdad entre sus países miembros, “por encima de países como Chile, Israel y Turquía”, así mismo dicha organización estima que nuestro país ocupa el 7º lugar en el mundo con “mayor número de personas con hambre”.

Este lamentable posicionamiento internacional, en muy buena medida se explica por la situación que en particular presenta la REGIÓN SUR SURESTE (RSS) y que a todas luces es impostergable revertir, no hacerlo sería condenar por tiempo indefinido a las generaciones actuales y futuras que la habitan a vivir en las mismas condiciones de injusticia social y económica bajo las cuales ellas han vivido y padecido hasta la fecha.

Por último, podría aseverarse que el país y la actual administración pública federal tienen hoy, la oportunidad histórica de avanzar hacia estadios plausibles de desarrollo y no diferir más, la decisión de aprovechar la privilegiada y estratégica localización geográfica de México en el contexto global, más aun, si al poner en marcha los proyectos requeridos se establece como premisa fundamental hacer realidad para todos los habitantes de la Región Sur Sureste una mejor calidad de vida que les permita alcanzar condiciones de igualdad y bienestar, así como para que accedan a las mismas oportunidades que tienen el resto de sus compatriotas.

Asociado de Número  
Asociación Mexicana de Urbanistas, AC 
contacto@amu.org.mx 

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