Construida por don Salvador Lutteroth en 1956, la Arena México remonta a una época cuando la XEW brillaba por el continente y el entonces Distrito Federal era el acmé del desarrollo cultural y deportivo de la América. Hoy en día la lucha libre se ha internacionalizado atrayendo espectadores y combatientes del mundo entero y esta arena sigue siendo la catedral de la lucha libre en Latino América. Sin embargo, en eso radica el problema, actualmente presenciamos el continuo deterioro del gran proyecto de Don Salvador.
Para cualquiera de su legión de aficionados, una visita a la Arena México hoy en día es un trago amargo, llenándose únicamente durante los espectáculos de aniversario, y paradójicamente al mismo tiempo, es celebrada mundialmente en documentales y libros de edición de lujo. Pero si bien son ciertas las historias caprichosas de gobiernos anteriores para no permitir su apertura y evitar así la competencia a otros recintos, hoy queda claro que los favoritos como Disney on Ice y boxeo prefieren nuevos escenarios.
Desde una perspectiva urbana pudiera parecer poca cosa el estado de un inmueble, pero al ser un referente de orgullo ciudadano, el estado actual de la Arena México es algo que nos afecta a todos. En ese ánimo es justo solicitar la recuperación y mejora de sus instalaciones incluyendo baños, concesionarias, estacionamientos, alumbrado interior y butacas, con el mismo ánimo que solicitamos a la ciudad el cuidado de nuestros espacios públicos. No es justo, lo mismo que la garra y valentía expresada por nuestros héroes del ring se vea mermada por la falta de mantenimiento en la joya de la lucha libre.
Esto no es para decir que debamos derrumbar la Arena México o remplazarla como tal, no solamente por su lugar en nuestros corazones, sino por lo impráctico que resultaría; hay que recordar que ni la poderosa WWE ha podido lograr lo que el CMLL de construir y operar su propia casa con un espacio para más de 15,000 aficionados. Más bien lo que se requiere es la articulación de esfuerzos del sector privado para invertir y recuperar el inmueble. Actualmente, la recuperación de sitios históricos es una tarea que como mexicanos dejamos casi exclusivamente en manos del sector público, el cual establece los estándares de recuperación mediante reglamentos y aprueba los proyectos a través de sus instituciones y en muchos casos inyecta fondos para la recuperación.
Sin embargo, este modelo se ve limitado por las indiscutibles limitantes de recursos del sector público y los intereses de la elite cultural dejando poco margen para la recuperación de inmuebles privados de interés popular. Al mismo tiempo, con la apertura de la Arena Ciudad de México vemos que el interés de albergar más y mejores espectáculos crece más rápido de lo que podemos construir espacios adecuados para ello. Por lo tanto, no debería intimidar repensar la Arena México en un espacio multifuncional no solamente dedicado a la lucha libre sino para funciones estelares de boxeo, espectáculos musicales y conciertos. En este sentido, cuenta mucho que la ciudad ya ha puesto de su parte conectando al Coliseo del Doctor Lucio a la red de metro y autobuses permitiendo fácil acceso aun cuando la zona inmediata también requiere de un plan de recuperación de imagen urbana.
Actualmente corremos el riesgo de perder un verdadero emblema de la grandeza de la ciudad. Un emblema no solamente de la aportación cultural y deportiva de nuestros mejores combatientes, sino también un emblema de lo que puede lograr el empresario mexicano. El riesgo que corremos es perderlo debido a su deterioro físico lo cual afecta la experiencia que atrae nuevos aficionados y subsecuentemente el abandono por los amantes de la lucha que tendremos que mudarnos a un nuevo hogar.
Debemos proponer rescatar la Arena México aceptando que su valor en términos del orgullo ciudadano, supera los límites de lo que marca la normativa alrededor de la recuperación histórica. Los espectadores y todos nos lo merecemos.
Asociación Mexicana de Urbanistas, AC