Una de las preguntas fundamentales que muchos políticos, analistas y formadores de opinión se plantearon camino a las elecciones intermedias de este martes en Estados Unidos , particularmente a partir de la fase final de las campañas cuando el Partido Republicano detuvo el momentum y tracción electoral y narrativa que adquirieron los Demócratas hacia fines del verano, fue cómo reverberaría el voto de los estadounidenses yendo hacia delante. El actual giro populista y demagogo en la política estadounidense impulsado por uno de sus dos partidos es difícil de resumir en una sola palabra. Pero un adjetivo, "surrealista" , podría funcionar mejor que los demás: la mezcla de lo rutinario y lo extraordinario. Lo rutinario: las derrotas a mitad de período pueden cambiar de rumbo las presidencias estadounidenses. La política estadounidense ha seguido un cierto ritmo desde el fin de la Guerra Fría . Un presidente es elegido, intenta promulgar una o dos leyes importantes, confronta oposición partidista y pierde sus primeras elecciones intermedias. Bush (1990), Clinton (1994), Obama (2010) y Trump (2018) replican el patrón. Cuestiones tan básicas como la inflación y la economía y la incapacidad de Biden de detectar desde temprano que éstos serían temas clave, los débiles índices de aprobación del presidente y la creciente inseguridad pública en algunas zonas metropolitanas gobernadas por Demócratas, se irguieron como motivadores esenciales del voto. Y a pesar de que los Demócratas se enfrentaban a un GOP que no tiene plataforma y a una serie de candidatos notoriamente malos o incluso peligrosos, había interrogantes en torno a si temas como el aborto, que le dieron tracción al Partido Demócrata en el verano a raíz de la revocación de ese derecho por la Suprema Corte, lograrían movilizar el voto a favor del partido, particularmente el de las mujeres. Lo extraordinario: esta es la primera elección en el país después de un intento de golpe de Estado. Y había además sobradas razones para cuestionar el impacto de un buen resultado para el Partido Republicano, un partido trumpizado, donde la sombra y el peso del ex mandatario siguen pesando, con candidatos alarmantes directamente avalados por Trump, y con 293 candidatos a cargos de elección popular a nivel estatal y para el Congreso federal que se han negado a aceptar la victoria de Biden en 2020, que regurgitan la patraña de la dizque elección robada de 2020 y que han manifestado su intención por modificar disposiciones fundamentales del derecho al voto en EE.UU.
Si bien a la hora de escribir esta columna ayer por la mañana faltaban aún resultados para saber la extensión de la victoria Republicana en la Cámara y la moneda seguía en el aire con respecto al control del Senado, hay de entrada varias lecturas que ya podemos derivar de lo que ocurrió el martes en el país.
-Este es quizá, sobre todo si los Demócratas logran arañar una victoria en el Senado con victorias en Nevada y la segunda vuelta en Georgia el 6 de diciembre, el mejor resultado de un partido y un presidente en el poder en una elección intermedia en la historia reciente, con excepción de 2002 cuando los votantes arroparon a George W Bush a raíz de los ataques terroristas del año anterior. El tsunami rojo, al que aspiraban los Republicanos, no se materializó. El promedio en la era moderna del país es una pérdida de 27 escaños en la Cámara para el partido en el poder. A tres de los últimos cuatro presidentes les fue mucho peor en sus primeras elecciones intermedias: Clinton perdió 54 escaños en 1994, Obama perdió 63 escaños en 2010 y Trump perdió 40 escaños en 2018. Por ende, pérdidas Demócratas por debajo de los 20 escaños (y es posible que sean de hecho 15 escaños de diferencia), cosa que parece probable al tiempo de escribir esto, sería un resultado relativamente normal y benigno, dadas las circunstancias económicas actuales en las que los votantes acudieron a las urnas y los números de popularidad del presidente.
-Los niveles de votación anticipada han sido muy elevados, superando los números de la intermedia de 2018, cosa que ayudó a que las cosas fuesen menos malas para los Demócratas. Y la base Demócrata apareció y salió a votar. Muchos analistas ahora piensan que Estados Unidos puede haber alcanzado un nuevo umbral de participación permanentemente elevado, alimentado por el temor que cada parte tiene por el otro partido. Eso podría ayudar a explicar por qué las encuestas no lograron capturar el sentimiento generalizado entre los Demócratas, que creció después de que la Corte Suprema revocara Roe v. Wade y las audiencias durante el verano sobre los actos sediciosos del 6 de enero, de que sus derechos democráticos fundamentales estaban cada vez más en riesgo. Y a pesar de que algunos en la izquierda, en particular el senador Bernie Sanders , cuestionaron si los Demócratas gastaron demasiada energía en el tema del aborto por el efecto no deseado de reforzar la impresión de que el partido estaba ignorando la preocupación más apremiante en la mente de los votantes, la inflación, el aborto sí generó tracción crítica para los Demócratas, y el voto de mujeres a lo largo y ancho del país fue fundamental para mitigar la victoria Republicana en la Cámara.
-El gran ganador de la noche fue el gobernador Republicano de Florida, Ron DeSantis . No solo se reeligió de manera contundente; lo hizo a lomos de una coalición de votantes muy diversa: hispanos, trabajadores de cuello azul, votos rurales, suburbanos y del condado de Miami-Dade, el bastión Demócrata y liberal en el estado. Con este resultado, DeSantis se convierte en quizá la carta más poderosa de los Republicanos camino a la nominación presidencial de 2024 y pone la mesa para un potencial choque de trenes con Trump si éste, como adelantó cuando algunos asumían erróneamente que el cierre de campañas apuntaba potencialmente a una marejada Republicana, decide anunciar en los próximos días que buscará por tercera ocasión la nominación del GOP. En este sentido, Florida también parece alejarse cada vez más de su estatus como estado bisagra clave en las elecciones presidenciales, escorándose crecientemente a la derecha.
-Los comicios más trascendentales de la noche, por la gubernatura y un escaño para el Senado en Pensilvania, resultaron en victorias Demócratas. Así como Florida se consolida cada vez más como estado Republicano en el Colegio Electoral, Pensilvania se erige ahora como quizá el estado bisagra más importante camino a futuras elecciones presidenciales. El que uno de los candidatos Republicanos menos calificados para el servicio público y uno de los candidatos de extrema derecha más peligrosos hayan perdido sus respectivas contiendas para el Senado y la gubernatura es una buena noticia para la salud democrática del país.
-Trump sobrecargó a los Republicanos con candidatos débiles, la mayoría de los cuales perdieron sus contiendas. La estrategia Demócrata de buscar que los Republicanos nominasen a candidatos extremistas rindió frutos en muchas contiendas. Una vez que estas nominaciones prosperaron, los Demócratas, en una estrategia de tierra quemada, bombardearon a los votantes con mensajes retratando a los Republicanos como demasiado extremistas en temas como el derecho al aborto o la democracia misma. Eso les dio la victoria en Pensilvania y podría otorgarles la victoria en Arizona, tanto en la gubernatura como en un escaño para el Senado.
-Dicho todo lo anterior, no hay que perder de vista que una Cámara en manos del GOP -y ya no se diga si también se logran llevar el Senado- impactará ineludiblemente el contexto político en Washington. Biden, quien ha sido un legislador prolífico, con proyectos de ley sobre infraestructura y gasto social bajo el hombro, verá su agenda doméstica obstaculizada y, quizás, fulminada. Los Republicanos neutralizarán la investigación sobre el asalto sedicioso al Capitolio y lanzarán sus propias investigaciones sobre “escándalos Demócratas”, reales o imaginarios. La intentona de Biden de fortalecer y garantizar el derecho al aborto mediante una iniciativa de ley no irá a ninguna parte. La saga periódica en torno al techo de la deuda de Estados Unidos también podría regresar para otro episodio más. A cambio de concesiones en otras áreas, un Congreso Republicano puede retener el aval para aumentar el techo para los préstamos federales. Esto suele ser disruptivo en tiempos normales; en un momento ya de por sí tenso en los mercados financieros internacionales , esto conlleva un peligro adicional. Y geopolíticamente, lo que está en juego en estas elecciones intermedias difícilmente podría ser mayor. No hay garantía, mientras el invierno empieza a recrudecerse y la economía se mantiene en vilo, que incluso el consenso sobre el apoyo a Ucrania sobrevivirá. Y hay otra razón por la cual actores alrededor del mundo analizarán con lupa los resultados de los comicios intermedios en menos de dos semanas. No estaba en una sola boleta electoral, pero Trump se cernía sobre estas elecciones más que cualquier otra figura del Partido Republicano. Qué decisiones tome Trump tendrá repercusiones en los cálculos geopolíticos y diplomáticos de aliados y rivales de EU en el mundo.
- De tres gubernaturas clave para México o temas vinculados con México y la frontera, el marcador para los intereses de México es por el momento 0-2. En Texas con Greg Abbott y en Florida con DeSantis, se reeligen dos gobernadores que aspiran a la nominación Republicana en 2024 y que están alcahueteando a los migrantes, la migración y la frontera con México (a pesar de que uno de ellos no está ni remotamente cerca de la frontera México-EEUU) usando el manual y libreto trumpiano. En Arizona, la ultra-trumpista y sicofante Kari Lake , que ha amagado con invadir nuestro país, está en lucha cerrada con su contrincante Demócrata, pero podría eventualmente perder, sobre todo si el estado confirma su giro hacia el Partido Demócrata una vez más al igual que en 2020.
-Finalmente, el país está tan estrechamente dividido como lo ha estado en la última década. La principal fuerza motriz en la política estadounidense sigue siendo su profunda polarización y tribalización partidista e ideológica. Los votantes reeligieron a gobernadores Republicanos en Florida, Georgia y Texas. Le quitaron a los Republicanos Maryland y Massachusetts y eligieron a Demócratas en Michigan, Minnesota, Nueva York, Pensilvania y Wisconsin. Y a pesar de todas las sumas récord gastadas en campañas y anuncios de televisión en las elecciones intermedias de 2022 (hasta $16.7 mil millones, según una estimación de anoche), el país amaneció el 9 de noviembre al igual que como lo hizo el 8 de noviembre: partido a la mitad.