La pandemia ha cambiado muchos paradigmas. De un día para otro, el teletrabajo se convirtió en una realidad (y la única alternativa para muchos) para que varios sectores pudieran seguir operando, y la transformación digital se tuvo que acelerar en distintos procesos de las organizaciones. De la misma forma, de un día para otro, las personas dejaron de moverse, o bien, redujeron de forma considerable su actividad fuera de casa.

En este sentido, la industria de la movilidad ha sido uno de los sectores más afectados por la pandemia a nivel mundial. Un estudio reciente de EY sobre movilidad a nivel global concluye que el número de viajes de casa a los lugares de trabajo ha caído 61%, lo que ha implicado ahorros en tiempos de viaje semanales cercanos a 40%. Como era de esperarse, al considerar las diferentes alternativas de movilidad, el taxi y el transporte público son los segmentos que han visto las mayores caídas en demanda, mientras que las alternativas menos impactadas han sido la llamada micro movilidad (bicicletas, scooters, etc.) y, por supuesto, el vehículo particular.

¿Será que la pandemia está suponiendo el regreso triunfal del vehículo propio? En la añorada era pre-Covid, el automóvil propio comenzaba a ser cuestionado como alternativa de transporte ante la aparición de nuevos modelos de movilidad bajo demanda. En pocos años se popularizaron las plataformas de redes de transporte, como Uber, Didi, entre otras, y la aparición de nuevas propuestas como scooters, bicicletas o motocicletas compartidas. Diversas encuestas señalaban el poco apetito de las nuevas generaciones urbanas (sobre todo la generación Z) por poseer un automóvil propio, mientras que crecía el número de viajes a través de las plataformas. Hasta que llegó la pandemia.

De acuerdo con varios especialistas en movilidad, muchos usuarios de transporte público están volteando a ver nuevamente al vehículo particular, al apreciarlo como una alternativa mucho más segura. Pero echemos un vistazo a las cifras. De acuerdo con la firma Cox Automotive, la venta de vehículos nuevos en Estados Unidos se ha recuperado después una estrepitosa caída de 24% en el primer semestre de 2020. El último pronóstico es que el año pasado terminó con una venta de unidades nuevas de alrededor de 16.4 millones, esto es, aproximadamente 6% menos que en 2019. Quizá una cifra nada mala para el año que hemos vivido.

Sin embargo, la venta de coches seminuevos ha tenido un crecimiento espectacular. De acuerdo con el sitio Edmunds.com, especialista en autos usados, en septiembre se alcanzó un registro histórico en el precio promedio de los vehículos seminuevos vendidos (una señal de alta demanda). Por otro lado, Carvana, una de las plataformas más importantes de ventas de autos usados en Estados Unidos, reportó un incremento anual en ventas de 41% en su informe del tercer trimestre de 2020. Estos datos quizá reflejen el interés del consumidor por tener una alternativa propia de movilidad pero que, debido a la incertidumbre económica, no quieran comprometerse en la adquisición de un vehículo nuevo.

En el caso de México, los datos sugieren otra dinámica, aunque con conclusiones similares. De acuerdo con la AMDA, la venta de vehículos nuevos ligeros tuvo una caída anual de 28% en 2020, en comparación con el año previo. En el caso de autos seminuevos, sin embargo, el comportamiento parece ser distinto.

Ciertamente, no tenemos muchos datos debido a la informalidad presente en este mercado, pero la misma AMDA reportó que de enero a octubre de 2020 la cantidad de créditos otorgados para la compra de seminuevos decreció solo 3% en comparación al mismo periodo de 2019. Si a esto sumamos la noticia de Kavak, una plataforma de compra-venta de coches usados, que se ha convertido en la primera empresa unicornio de México, podríamos inferir que este mercado ha seguido manteniendo un cierto dinamismo y mostrando resiliencia ante la crisis provocada por la pandemia.

La gran pregunta es, por supuesto, si el apetito por el auto particular será una tendencia permanente o se debilitará conforme la pandemia vaya terminando. En cualquier caso, la solución a los problemas de movilidad en las grandes ciudades no se encuentra, definitivamente, en el auto particular y sí en el transporte público. Será muy interesante observar que nuevas soluciones de movilidad se dibujen bajo el escenario de la nueva normalidad.

 
*Profesor del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School

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