Si 2021 fue el año de la escasez de los semiconductores, 2022 puede ser el inicio de otra gran y prolongada crisis: la escasez de componentes para la manufactura de baterías de los vehículos eléctricos. Las causas, sin embargo, apuntan a orígenes distintos.
En una entrevista reciente, RJ Scaringe, CEO de Rivian, una empresa especializada en la fabricación de SUVs y pick-ups eléctricas, advirtió de los grandes obstáculos a los que se está enfrentando la industria automotriz para poder asegurar el suministro de litio, níquel, cobalto y otros materiales necesarios para fabricar baterías. De acuerdo con Scaringe, la “producción mundial actual de celdas de baterías no es ni 10% de lo que se requerirá dentro de diez años. Esto significa que 90% a 95% de la cadena de suministro no existe”.
Rivian, uno de los nuevos jugadores en la industria, ha tenido muchas dificultades para satisfacer la demanda que ha experimentado por sus camionetas. De acuerdo con la empresa, tiene una lista de poco más de 80 mil vehículos por entregar, pero sus ventas fueron de sólo mil 227 unidades durante el primer trimestre del año. De acuerdo con varios especialistas, buena parte de sus problemas de producción están relacionados con la falta de suministros y los cambios significativos en costos que han tenido.
Efectivamente, de acuerdo con información de la Bolsa de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés), una mayor demanda de estos materiales junto con el impacto del conflicto entre Rusia y Ucrania ha impactado de manera importante en su precio. Desde principios de año, los precios del cobalto, níquel e hidróxido de litio, por ejemplo, se han incrementado en 17%, 60% y 600%, respectivamente.
Esto explica por qué muchas de las principales empresas del sector se están movilizando a cerrar contratos con productores de materias primas lo antes posible. General Motors, por ejemplo, anunció recientemente la firma de un contrato de largo plazo con Glencore, para asegurar el suministro de cobalto de Australia. Ford, por su lado, también ha anunciado contratos para asegurar litio de una empresa argentina. Tanto Ford como General Motors se encuentran haciendo esfuerzos importantes para retar a Tesla en el vibrante mercado de autos eléctricos.
Lo cierto es que, con la tecnología actual, componentes como el hidróxido de litio, el cobalto o el níquel se han convertido en insumos estratégicos para las empresas automotrices. La falta o escasez de ellos puede tener un impacto significativo en el futuro económico de estas empresas. Al mismo tiempo, el acceso a estos tipos de recursos se ha vuelto mucho más complejo en los últimos meses.
En este escenario, la perspectiva de crecimiento acelerado del coche eléctrico puede estar en duda. Quizá por ello es necesario recurrir a las mejores prácticas de los estrategas de aprovisionamiento. A diferencia de otros componentes donde no hay escasez o tienen un limitado impacto en la empresa, materiales como el níquel o el litio, deben ser gestionados de manera distinta. Para ello es necesario entender la posición de negociación de estas empresas. El tamaño relativo de la compañía, acceso a financiamiento y altos volúmenes seguramente jugarán a favor de empresas como General Motors, Ford o Tesla, quienes se han apresurado a cerrar contratos, o, como en el caso de este último, ya hasta habla de una integración vertical hacia actividades mineras.
Empresas más pequeñas o con volúmenes relativamente bajos como Rivian es posible que se encuentren con mayores dificultades para asegurar este suministro. Las alianzas que se forjen en los siguientes años serán clave para poder construir esa porción de cadena de suministro necesaria para el vehículo eléctrico.