La afición de los Steelers tiene nostalgia, anoche Ben Roethlisberger jugó su último partido en casa probablemente; con la división en manos de los Bengals y con una larga carrera de 18 temporada s parece ser el final de Big Ben.
Oriundo de Ohio, es muy complicado pensar que pudiera representar a uno de los mayores ídolos en Pittsburgh con la gran rivalidad que ha vivido con los Browns y que en temporada regular había dominado en cada uno de sus partidos como titular.
Las lágrimas que dejó en Heinz Field
hace un año por la estrepitosa derrota ante Cleveland se volvieron a ver antes del partido con Cleveland, dejando claro que sería su última noche en casa para un quarterback que ha sido capturado la mayor cantidad de veces en toda la historia de la NFL.
Con casi 40 años de edad es momento de decir adiós, Ben. Aún con la posibilidad de meterse a Playoffs esperando algunos resultados y todo el esfuerzo para seguir peleando por otro Lombardi cuando regresó de la cirugía en el codo, hoy su afición y la NFL pueden terminar con una gran carrera.
Un tipo sencillo, al que se le escucha en el vestidor y con quien he tenido la oportunidad de compartir hasta el desayuno previo a los juegos de los Steelers, sólo hay que agradecerle y aplaudirle el largo camino de dos Super Bowls en su joven carrera y en la que los golpes de la vida y en el campo lo han hecho aguantar de más.
Muchos criticaron su regreso, su afán por dejar algo más para la afición de los Steelers, pero no hay nada que reprochar, simplemente aplaudir de pie a alguien que hizo mucho más por su equipo y a quien le aguarda un sitio en Canton.