Arnoldo Kraus

Sindemia: vieja amenaza

18/08/2019 |01:14
Redacción El Universal
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Sindemia no aparece en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Nuevos términos, conforme avanza y retrocede la humanidad, son necesarios para explicar la realidad. Paradigmas viejos siembran preguntas. Aporofobia, meme, selfi y sororidad son palabras nuevas aceptadas por nuestro diccionario. Todos los términos provienen de actividades (casi) inéditas o realidades viejas “en busca de conceptos adecuados”: crackear, especismo, etc. Aunque sindemia se acuñó a mediados de los 90, el incremento en su uso, pronto le abrirá una entrada en nuestro diccionario.

La palabra sindemia fue creada por antropólogos médicos y se refiere a la suma de dos o más epidemias concomitantes que empeoran la situación y la salud de una población, tanto en forma individual como social. Los avances de la medicina, siempre mal distribuidos, los alcances de la tecnología, siempre clasista, el cambio climático, y las crecientes diferencias entre ricos y pobres son el caldo de cultivo de las sindemias que azotan a la humanidad.

Las nuevas “súper epidemias” no son tan nuevas. Ahora se reconocen con más frecuencia debido a los avances en salud pública. Aunque los indigentes siempre han sido víctimas de dos o más epidemias a la vez, recién se utiliza la palabra sindemia. Las sindemias llegaron para quedarse: una muy mexicana es la representada por la clase política —no es ironía, es realidad—.

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Las ecuaciones son simples. Todas dependen de conductas humanas inadecuadas —cambio climático—, sobrepoblación —ausencia de planeación familiar en países pobres—, desnutrición y obesidad, sobre todo en países “en vías de desarrollo” —el 1% de la humanidad tiene lo que el 99% necesita—, así como la ilimitada actitud depredadora del ser humano: Homo homini lupus, “el hombre es el lobo del hombre”.

La pobreza es la causa fundamental de las sindemias: quienes más padecen los efectos negativos del cambio climático, de la sobre nutrición a expensas de carbohidratos o de la desnutrición por dietas bajas en proteínas son los pobres. Las sumas son geométricas: dos, cuatro, ocho…: Una enfermedad no resuelta deviene una segunda patología y una segunda enfermedad genera nuevos problemas.

Ilustro la idea previa con dos ejemplos: la epidemia del sida, sobre todo en África, incrementó los casos de tuberculosis, muchos de los cuales son multirresistentes a los fármacos disponibles, lo que a su vez aumentó su diseminación; el escaso apego de los enfermos pobres al tratamiento complica la situación. Segundo, la diabetes es una patología muy frecuente en las clases pobres: la imposibilidad económica para comer productos sanos obliga a consumir carbohidratos; en México se inventaron, para no padecer hambre, las guajolotas: tortas de tamal. La pobreza impide a los afectados acudir al médico con regularidad, hacer ejercicio y comer productos saludables. El resultado es catastrófico: insuficiencia renal, amputaciones y ceguera son la suma del binomio pobreza y diabetes, cuya responsabilidad recae en los hurtos desmedidos de nuestros políticos.

Más binomios. La mala nutrición in-útero disminuye las posibilidades de tener éxito; la desnutrición en la juventud impide competir y obtener salarios decorosos, suma que deviene depresión. México es uno de los países con mayor porcentaje de obesos en el mundo: siete de cada diez personas. La obesidad afecta la salud física y también se asocia a depresión. Su tratamiento es complicado: es menester romper círculos viciosos.

En febrero de 2019, The Lancet, revista médica británica, publicó un artículo demoledor: “La sindemia mundial de obesidad, desnutrición y cambio climático”. Resalto dos conclusiones: la mala nutrición en todas sus formas, desnutrición y obesidad, es la causa principal de mala salud y muerte prematura a nivel mundial; esa tendencia requiere un nuevo movimiento social y un replanteamiento radical de la relación entre los responsables políticos, las empresas, la gobernanza y la sociedad civil. Segunda, el cambio climático aumentará la desnutrición a través de una mayor inseguridad alimentaria debido a fenómenos meteorológicos extremos.

Sobran datos, falta espacio. No sobra preguntar a López Obrador y asociados su opinión al respecto: México como sindemia podría ser el título de un simposio.



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