Para Eduardo Matos, entrañable ser humano.
Seis días atrás, Andrés Manuel López Obrador compartió la decisión de su gobierno de contratar aproximadamente 500 médicos especialistas cubanos para “cubrir la falta de atención en las zonas más pobres del país donde los profesionistas mexicanos no quieren laborar”. Diez dudas e inquietudes formuladas como preguntas: ¿cómo saber si son médicos?; ¿los cubanos tendrán que hacer los mismos exámenes que los galenos mexicanos para acreditar sus estudios?; ¿cuáles son sus especialidades?; ¿qué opina el grupo dirigido por Jorge Alcocer sobre dicha contratación?; ¿el dinero lo usufructuarán los galenos o se lo quedará el gobierno cubano?; se ha publicitado que los doctores de la isla ganarán 140 mil pesos mensuales, ¿es veraz dicha noticia?; ¿cuál es el vínculo entre el viaje reciente de AMLO y la contratación de los doctores isleños?; antes de la reunión con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, ¿no faltaban galenos en las áreas rurales de nuestro país?; AMLO comentó, “le agradecemos al pueblo, al gobierno de Cuba, a los médicos cubanos su solidaridad”: ¿a qué solidaridad se refiere?; ¿no hubiese sido prudente y necesario comentar su idea con las academias médicas mexicanas antes de publicitar su decisión?
Tras las preguntas, tres comentarios acompañados por mis respuestas. Primero. Donde prevalece la pobreza no se requieren especialistas, son necesarios generalistas. Segundo. Al iniciar el sexenio AMLO compartió, seguramente arropado por los dirigentes del sector salud, su ideario: En la mañanera del 3 de enero aseveró, “Tendremos un sistema de salud como el que tienen en Canadá, Reino Unido, Dinamarca. De lo mejor”. Tiempo después sostuvo, “Los populistas de Dinamarca y de Noruega garantizan el derecho a la salud. La salud en Dinamarca es gratuita, está en lo que ellos conocen como Estado de Bienestar; hay protección al ciudadano desde que se nace hasta que se muere”. Dicha reflexión culminó con una nueva promesa “…trabajaremos para emular ese esquema en México”. Después de más de tres años de gobierno no sólo no se ha logrado el ideario en salud de López Obrador; el retroceso, como lo ha demostrado la pandemia actual, es notorio: el mayor porcentaje de muertos debido a Covid-19 proviene de sectores pobres. Tercero. Diversos medios informaron entre 2013 y 2014, que 1,100 galenos cubanos que laboraban en Venezuela abandonaron su puesto y buscaron exiliarse en Colombia, Brasil y Estados Unidos. De repetirse esa situación, ¿acogerá nuestro gobierno a los galenos que busquen exiliarse en México?
El 17 de mayo, José Ramón Cossío resumió, vía Twitter, el nuevo affaire del gobierno actual, “Para que los médicos cubanos puedan ejercer en nuestro país, tienen que revalidar sus estudios. Si van a hacerlo como especialistas, tienen que obtener el correspondiente certificado. No hacerlo puede ser constitutivo de delito o falta administrativa”. Cossío alerta: ¿qué opina el gobierno sobre el posible delito?
Al anunciar su deseo de emular a los países nórdicos, AMLO enfatizó que uno de los compromisos de su administración sería lograr “…que lleguen los medicamentos como llega la Coca Cola… a todos lados”. La realidad mexicana supera los sueños del gobierno actual, mientras que la Coca Cola sigue llegando a las zonas más pobres, los medicamentos no llegan porque no los hay. Lo saben los padres de los niños con cáncer. Lo viven infinidad de clínicas: el desabasto farmacológico es grosero.
México no requiere galenos extranjeros. Son muchos los médicos mexicanos desempleados. Lo que falta son, sobre todo en regiones pobres, clínicas bien equipadas y galenos remunerados dignamente.
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