Etcétera… ¿Quién no recurre a la palabra etcétera? ¿Quién no escribe etcétera de cuando en cuando en misivas, artículos, correos electrónicos, novelas?
¿Quién no se dice, sotto voce, etcétera, cuando se repasan los avatares del día o las ideas y trabajos pendientes? Hay un espacio que denominaré mundo etcétera, en el cual, sobre todo en las noches de insomnio, se revela como tal.
Etcétera en latín, significa “y lo demás”. En el castellano actual significa también, “para lo que conviene ocultar”, e incluso, algunas fuentes sugieren, “para lo que no se cree necesario especificar o detallar”. Y yo agregaría, para todo lo que no se puede definir con precisión ni ultimar.
¿Y qué es lo demás de acuerdo a la expresión latina? Lo demás es un universo inmenso. Un mundo sin fronteras. Vivimos inmersos en lo demás. En tiempos Covid, copados y ocupados por la nueva realidad, las certezas previas se han modificado y han abierto la puerta a numerosos etcéteras. Etc como pendiente, etc como un repasar, aguardar y después planear,
* Cuando finalice la epidemia, viajaré, me reuniré con, regresaré a, etcétera.
* Cuando se vacunen los fanáticos anti vacunas, podremos sentirnos más protegidos. Macron, aunque lo hayan fustigado sus rivales y la prensa, tiene razón cuando usa la palabra emmerder (fastidar, joder) para referirse a ellos, etcétera.
* Cuando los científicos encuentren medicamentos contra SARS-COV-2, buscaré apoyos para hacer un desplegado a favor de una vacuna contra la ralea política, etcétera.
* Etcétera: El lector, creo, debe tener muchos etc. en su cabeza.
Et Cetera Et Cetera. Notes of a Word-Watcher se intitula un libro de ensayos de Lewis Thomas (1913-1993), médico, poeta, investigador. Cada uno de los títulos de los 40 ensayos, termina con la palabra etc: Trivial, trivia, etc; Logos, etc; Animus, Age, etc… Y así: en sus ensayos etcétera significa más, incompleto, hambre, “y lo demás”.
De acuerdo a los diccionarios, algunas personas utilizan esta expresión para sustituir el resto de una enumeración por ser parte de lo antes escrito y un tanto obvio, o bien, por ser superflua la información en caso de continuar la oración. Concuerdo con la idea previa, pero, me repito, el mundo etcétera es un mundo sin fronteras el cual aguarda movimientos, respuestas. Etcétera es también un artilugio. Hay quienes se recargan en ese espacio porque agotaron sus ideas, porque están confundidos, o bien, para exigirle a sus contertulios su participación y así disfrazar sus incapacidades o lo contrario, nutrir sus dudas.
¿Quién creó la palabra etcétera? Carezco de respuesta y dudo, como sucede con tantas palabras viejas, que se conozca el origen. Etcétera es una suerte de morada, una protección contra lo que se quiere decir y no se puede nombrar, o bien, un espacio —las palabras son espacios— a favor de ideas no terminadas cuya materialización depende del tiempo y de la evolución y los saberes del conocimiento. Los puntos finales, salvo la muerte, y en ocasiones ni siquiera ella, son finales; etcétera no concluye y es buen reguardo contra la exactitud que tanto ama y busca el ser humano del siglo XXI, exactitud no siempre necesaria y con frecuencia motivo de agobio. Etcétera es un universo siempre en construcción.
Etcétera tiene virtudes: no admite el punto final. Etcétera, y su primo y aliado, el mundo puntos suspensivos son espacios interesantes. En fin: etcétera; en fin…