La semana pasada Andrés Manuel López Obrador , en una de sus giras de trabajo, aseguró que los que más daño le han hecho al país son los que supuestamente tienen más conocimiento. Dijo: “Está como el asunto de los que van a estudiar al extranjero. El hijo del Padrino, según la novela de Mario Puzo , estudió en el extranjero, lo mandaba el Padrino a que estudiara. Y así, los que más daño le han hecho al país son los que supuestamente tienen más conocimiento sobre el manejo de la economía, son los que han acabado con el país”. Revivo la noticia no por la falta de conocimientos de geografía de nuestro presidente -no es trascendental- sino por el penoso y alarmante silencio de los miembros de su equipo principal. La inmensa mayoría de ellas y ellos cuentan con honrosos posgrados en el extranjero. Poco importa si AMLO al leer la novela -supongo que la leyó- pensó que la Universidad de Darmouth se localizaba fuera de Estados Unidos, sitio a donde se dirigió el hijo del Padrino. Lo que sí importa, y mucho, insisto, es el mutis de sus compañeros de la Cuarta Transformación cuyos currículos incluyen estudios más allá de Laredo o de Chetumal.
López Obrador limitó sus observaciones a dos campos: economía -fácil de acotar- y aquel que “…supuestamente tienen más conocimiento” -difícil de acotar-. Estudiar en el extranjero refuerza el conocimiento y ofrece la oportunidad de compartir y combinar las aportaciones locales con las foráneas. Creo en el conocimiento. Admiro a las personas que divulgan y fomentan conocimiento. Incontables cambios a favor de nuestra especie, en salud, vivienda, transporte, etcétera, provienen de la aplicación del conocimiento. Es extraordinariamente infrecuente escuchar que el conocimiento dañe. Existen, por supuesto, excepciones. Si bien la tecnología -producto del conocimiento- y el conocimiento mismo son neutrales, su mal uso no lo es: depende de las metas e inclinaciones de sus dueños. Bombas nucleares y de hidrógeno, napalm, armamento sofisticado, drones, etcétera, son ejemplos de mal uso.
La administración actual consta de 21 Secretarías de Estado . Los currículos de sus miembros son dignos de aprecio. Por espacio, comparto y abrevio los nombres de doce elementos que tuvieron la fortuna de continuar sus estudios fuera de México. Quien lo desee puede ampliar la información en la red. 1) Arturo Herrera . Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Doctor en Economía por la Universidad de Nueva York. 2) Marcelo Ebrard . Secretaría de Relaciones Exteriores. Especialidad en Administración Pública. École Nacional d’administration, París. 3) Graciela Márquez . Secretaría de Economía. Doctorado en Historia Económica por la Universidad de Harvard. 4) Jorge Alcocer . Secretaría de Salud. Posgrado en Inmunología Universidad de Londres. 5) Esteban Moctezuma . Secretaría de Educación Pública. Maestría en Economía Política. Universidad de Cambridge. 6) María Luisa Alcalde . Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Maestría en Derecho. Universidad de Berkeley. 7) Román Meyer Falcón. Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. Maestría en Gestión Creativa y Transparencia. Universidad Politécnica de Cataluña, Barcelona. 8) Irma Eréndira Sandoval. Secretaría de la Función Pública. Doctorado en Ciencia Política. Universidad de California. 9) Víctor Villalobos Arámbula. Secretaría de Agricultura y Desarrollo Social. Doctor en Morfogénesis Vegetal. Universidad de Calgary. 10) Javier Jiménez Espriú. Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Posgrado en el Conservatoire des Arts et Metiers de París. 11) Olga Sánchez Cordero. Secretaría de Gobernación. Posgrado en Política Social y Administración. University College. Swansea, Reino Unido. Por su presencia cotidiana agrego (12) a Hugo López-Gatell . Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud. Doctorado en Epidemiología. Universidad Johns Hopkins, Baltimore.
La construcción de un país requiere eliminar la corrupción y la impunidad, y necesita con urgencia, como repite AMLO, dedicar tantos esfuerzos como sea necesario para cumplir la máxima, “primero los pobres”. Estudiar en el extranjero suma, no resta. Discutir saberes allende la frontera amplifica, no merma. Conocer puntos de vista de profesores extranjeros favorece, no interfiere.
Los miembros enlistados se alimentaron de la sabiduría de sus pares mexicanos y no mexicanos. Saben y conocen. Sin duda se percataron de lo dicho por AMLO: “…los que más daño le han hecho al país son los que supuestamente tienen más conocimiento”. Conocimiento universitario implica integridad y compromiso. Sorprende el silencio de tan distinguidos académicos.