Lo he escrito de formas diversas: La biotecnología debe ceñirse a principios éticos. La tecnología debe estar al servicio del hombre, no el ser humano convertirse en súbdito de ella. La vieja idea, “la tecnología es neutral” es falsa y absurda. Se sabe desde hace tiempo. Hiroshima y Nagasaki fueron un aviso. En medicina los galenos apartados de la clínica son una suerte de subordinados de la parafernalia médica. Lo son hoy y cada vez será peor.
Cuando la biotecnología se ciñe a principios éticos, no mercantiles, no de amiguismos, los logros son benéficos. Cuando los hacedores de la biotecnología imponen sus reglas, sin atenerse a normas éticas, se corre el peligro de generar problemas. En otras palabras, ¿quién dicta?: ¿la tecnología o el ser humano?, y en el mismo tamiz, ¿puede el ser humano disponer de la biotecnología a su antojo? Sobran ejemplos del mal uso de tecnología médica. Dentro de una (casi) miríada me detengo en uno viejo. Sobran historias. Uso el siguiente por ser parteaguas y por haberlo discutido en una ocasión.
En octubre 2016, la prensa informó —existen antecedentes similares— del caso de una médico española quien dio a luz a los 62 años. Para lograr su objetivo consiguió que un doctor le implantase un embrión ajeno. Aunque las leyes en España sobre reproducción asistida no son claras, la Sociedad Española de Fertilidad ha sugerido que las candidatas a procedimientos como el mencionado no deben ser mayores de 50 años.
La bebé nació sana por medio de cesárea; el embarazo transcurrió sin anomalías. La madre, feliz, amamanta a su niña y comparte fragmentos de su historia: a los 27 años tuvo un hijo con parálisis cerebral…, fue sometida a amniocentesis, procedimiento (según su versión) responsable de la parálisis cerebral…, su marido la abandonó tres años después…, tras demandar a los médicos, luchó en los juzgados en busca de justicia…, a los 52 años, gracias a fecundación in vitro tuvo otro hijo…, ahora, “los dos muchachos están encantados con su hermana”. Hasta ahí la versión de la doctora. En los párrafos siguientes algunas preguntas e ideas pertinentes.
1. Cuando la hija cumpla 20 años, la madre tendrá 82 años.
2. ¿Será objeto de bullying la pequeña?
3. La doctora logró, tras la negativa de otros, convencer a un colega para que le implantase un embrión ajeno. El procedimiento costó 3,000 euros. ¿Fue, desde el punto de vista ético, correcta la actitud del doctor anónimo?
4. La madre buscaba satisfacer su instinto maternal. Así se leen las fotos donde se muestra su figura poco antes de dar a luz. ¿Prevalece el amor materno o es un acto egoísta?
5. ¿Tienen derecho los médicos de utilizar embriones ajenos sin consultar a los padres originales?
6. Afortunadamente, durante el embarazo no hubo complicaciones asociadas a la edad. ¿Qué hubiese sucedido con la bebé en caso de que la madre hubiese enfermado o muerto después de parir?
7. En España existen leyes para regular la adopción: la diferencia de edad entre adoptante y adoptada no puede ser mayor de 45 años —no encontré cuál es la edad en México.
8. Y… siempre queda la posibilidad de adoptar.
La biotecnología es maravillosa. Usarla adecuadamente es obligatorio. ¿Cuándo será realidad el posthumanismo?; corriente de pensamiento que aspira a una superación del humanismo en el sentido de las ideas y las imágenes provenientes del Renacimiento clásico.
Concluyo sin concluir. ¿Habrá límites antes de que nos convirtamos en los aparatos de nuestros aparatos?
Médico y escritor