Han pasado dos años desde que asumió el poder el gobierno de la Cuarta Transformación y, aunque todavía restan cuatro años para que termine el sexenio y poder hacer una evaluación más objetiva de los éxitos y fracasos, es posible vislumbrar algunos aciertos y desaciertos en materia económica .
En el manejo de las finanzas públicas ha sido prudente, razón por la cual conserva el grado de inversión otorgada recientemente por las calificadoras de riesgo, a pesar de las dificultades económicas por las que atraviesa el país.
Sin embargo, no siempre ocurrió así. En el pasado, para sortear la crisis económica, los gobiernos hacían uso de lo que en su momento se conoció como los cuatro pilares de la economía. El principal pilar se conformaba por los ingresos obtenidos de la exportación de petróleo, que no solamente servían para impulsar el crecimiento económico del país sino también como un fondo de estabilización para financiar la crisis económica. Hoy sabemos que desde hace algunos años dejó de ser así.
El turismo ha sido otra de las de las grandes fuentes de ingresos para la economía del país. Sin embargo, con la crisis sanitaria, es una de las actividades más perjudicadas a nivel nacional e internacional, por lo que, en las actuales circunstancias, limita y retrasa la generación de empleos y de inversión que apuntalen a una recuperación más rápida de la producción.
El otro pilar está formado por las remesas que envían los mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos. Estas, como sabemos, se han venido incrementando hasta alcanzar montos superiores a los 30 mil millones de dólares y aunque no es un recurso del cual dispone el gobierno, sí ayuda a minimizar los estragos de la pérdida de empleo, sobre todo de las familias en situación de pobreza y marginación.
Finalmente, otro pilar era que el Estado solicitara crédito en el exterior (de hecho, aún lo sigue haciendo), combinado con una política de gasto gubernamental irresponsable, que generaba mayores desequilibrios en la economía. Fue la inadecuada conducción de la política económica que se tradujo en mayor pobreza, deuda y marginación de la cual aún no terminamos de salir.
A pesar de lo anterior y de que la actual situación de crisis económica y de salud no son del todo culpa de la 4T, sí la tendencia a la baja que venía presentando el crecimiento económico y que se agravó hasta generar el cierre de un millón de empresas, como lo anunció el Inegi en la Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por el Covid-19 en las Empresas.