Los Estados Unidos enfrentan una guerra comercial contra China por más de 15 meses con pocas posibilidades de ganar. Aunque para los Estados Unidos El comercio exterior tiene menor peso en el PIB que para China, ésta es cada vez menos dependiente del exterior. De 2006 a 2018, el comercio exterior chino pasó del 63.9% al 34% de su PIB, en tanto que para Norteamérica en el mismo periodo el comercio externo en relación al PIB pasó del 21.3% al 20.1%. El comercio exterior de ambos países es diferente; China puede reemplazar fácilmente las importaciones norteamericanas, en cambio Norteamérica no pueden encontrar sustitutos de los chinos. Grandes empresas como Aple, Nike, las automotrices, entre otras verían encarecidas sus importaciones.
Los Estados Unidos impusieron aranceles adicionales a Europa y ésta les contestó con la misma medida, lo que encarecerá el comercio entre ambas comunidades, afectando especialmente al sector automotriz que ya tiene menos ventas en el momento justo en que China aparece como el primer productor de autos en el mundo. A ello se agrega el Brexit que puede terminar en octubre sin acuerdo alguno reduciendo aún más el comercio en la región.
La crisis también llega a países leales a los Estados Unidos como Brasil y México donde la derecha tomó el poder del gobierno e impuso políticas neoliberales con mucha mayor dureza que cualquier otro gobierno anterior, al grado de que se les puede comparar con las políticas de Shock aplicadas por Pinochet en 1974 o en México en 1982, que redujeron el crecimiento, el empleo, el acceso a la salud y a la educación entre otros efectos negativos. En Brasil, en 2015 y 2016 el PIB cayó -7%, en 2017 y 2018, apenas y creció 1.1% cada año, actualmente el país está al mismo nivel económico de 2014. En México, el crecimiento en este año podría ser cero o incluso menor acompañado de mayor desempleo, falta de financiamiento en el sector salud y en varias universidades, además de la creciente inseguridad y violencia contra la población. La recuperación en este país podría ser mucho más difícil que la de la crisis de 1982-1987, porque en esos años el país se recuperó gracias a la venta de casi todas las empresas paraestatales, ahora el sector exportador es el único dinámico, mientras al interior se deprime la inversión y el consumo. Los gobiernos de Argentina y Venezuela defensores de su autonomía son sometidos a sabotajes por el capital privado con elevadas fugas de capitales, ocultamiento y paralización de la producción, derivando en inflación y devaluación.
Nuevamente se acude al instrumento de la guerra para tratar de evitar la crisis. El Tío Sam retiró el 9 de octubre sus de tropas de Siria, dejando libre a Turquía para que ataque a las milicias kurdas que combaten al Estado Islámico lo que renovará la guerra del Estado Islámico contra el gobierno Sirio. La amenaza de guerra de los Estados Unidos contra Irán y el reciente ataque a las instalaciones petroleras de Arabia Saudita provocó el traslado de más tropas norteamericanas a la zona. La guerra en el Medio Oriente reducirá el exceso de dólares en el mundo y aumentará la entrada de capitales al mercado norteamericano por las ganancias que arrojará la guerra.
Ahora la mayor amenaza para los Estados Unidos es la crisis financiera que podría reducir la presencia del dólar en el mercado mundial. En marzo de este año China vendió 20 mil millones de dólares en bonos de deuda norteamericanos, elevando la cantidad de dólares en el mundo, lo que además de provocar la devaluación del dólar pondría en bancarrota al gobierno norteamericano porque nadie incluyendo al Tío Sam, dispone de tal volumen de liquidez para pagar de manera casi inmediata. Sin embargo, el gobierno norteamericano no puede caer en incapacidad de pagos porque tiene el privilegio de emitir dólares. Cualquier otro país en esa situación debería solicitar un rescate para refinanciar su deuda, obligándose a aplicar las rapaces reformas del FMI, como recortar el gasto público, reducir salarios reales, despedir personal del gobierno, recortar pensiones, etc. como está sucediendo actualmente en México. La mayor liquidez en dólares obligó a la FED a reducir la tasa de interés. El mayor peligro para los Estados Unidos es no poder detener la venta bonos de deuda norteamericanos lo que elevaría la liquides de dólares y reduciría aún más la tasa de interés que ya está muy cercana a cero. Ello terminaría con una inevitable devaluación del dólar.