Esta semana, El Gran Diario de México dio a conocer una encuesta que revela que 8 de cada diez mexicanos estarían de acuerdo en que las fuerzas armadas tuvieran una mayor participación en la lucha contra el crimen. Gran idea, no le parece. ¿Qué podría salir mal?
Además, en los hechos son las Fuerzas Armadas las que están encargadas de ejecutar la política de seguridad de abrazos, no balazos que tantos éxitos ha traído a la Cuarta Transformación ( al menos, eso presume el Presidente en sus spots de promoción de su Cuarto Informe de Gobierno, y, ni modo, que nos esté mintiendo).
Así, dado el exitazo que el pueblo uniformado, es decir soldados, marinos y guardias nacionales, han tenido en el combate a la violencia y en la reducción del crimen, piense usted qué otras grandes responsabilidades se les podrían encomendar a las fuerzas armadas.
Por ejemplo, qué le parecería tener a un general de división para presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo. Con un divisionario al mando de la CNDH, le puedo garantizar que el número de quejas por violaciones a los derechos humanos por parte los militares ser iría a cero, y desde luego, no habría que emitir más recomendaciones contra las fuerzas armadas.
¿Y cómo vería a un ingeniero militar con tres estrellas, y un águila dorada en el kepí, para la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Trasportes? Sería de gran utilidad para la 4T. De entrada, podría, por razones de seguridad nacional (esa hermosa figura que permite al gobierno hacer lo que le venga en gana), ordenar que todos los vuelos, cuyo destino de llegada o salida sea el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de inmediato sean redirigidos al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el mejor de América Latina (al menos, eso presume el Presidente en sus spots de promoción de su Cuarto Informe de Gobierno, y, ni modo, que nos esté mintiendo).
Además, en estos más de tres años de gobierno, los militares han demostrado ser buenos para la construcción, y otras mil chambas. Lo mismo construyen aeropuertos que refinerías, sucursales del Banco del Bienestar, hospitales, puentes, carreteras, y cualquier otra obra de infraestructura, o reparación que se ofrezca.
De hecho, se podría seguir el ejemplo de la Guardia Nacional y hacer de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transporte, un área de la Secretaría de la Defensa Nacional.
¡Y, la democracia no funcionaría mejor si hubiese un general como presidente del Instituto Nacional Electoral, y 10 tenientes coroneles como consejeros? Seguro que sí. Quién podría atreverse a robar una urna, siquiera un voto, si un batallón de soldados, bien armados, cuidan las casillas y cuentan los sufragios. Además, los criminales no se atreverían a matar o amenazar candidatos, ni a decidir quién sí, o quién no, puede ser candidato, como ha sucedido en algunas regiones del país.
¿Y, si, de plano, que los legisladores en el Senado y en la Cámara de Diputados sean marinos y soldados? Le aseguro que, si así fuera, la Cuarta Transformación no estaría pasado por las penurias actuales. Sin importar si son de pensamiento de izquierda o de derecha, los legisladores vestidos de uniforme tendrían que seguir las órdenes del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, que, por pura casualidad, resulta que es el señor Presidente. Aquí no habría luchas entre guindas, azules, rojos, amarillos o anaranjados, en este congreso todos serían verdes, verde olivo, desde luego.
Y, al Banco de México no le haría nada mal un gobernador o gobernadora que perteneciera a las Fuerzas Armadas, pues la política monetaria debe ser manejada con gran disciplina, y que mejor disciplina que la de un militar. Además, a la inflación hay que mantenerla a raya, una tarea que ni mandada hacer para un soldado.
Ya lo dijo el poeta Bocanegra, “el cielo un soldado en cada hijo te dio”, así que podríamos recorrer toda la administración pública, y en cada área, encontraríamos que un militar podría desempeñar con eficiencia las funciones correspondientes a la misma.
¿Y, si de una vez, el presidente propone una corcholata verde olivo para el 2024? Se imagina lo elegante y democrático se vería la foto oficial del presidente de la República con uniforme de gala y el pecho lleno de medallas.
No haga como que no vio esta propuesta, piénselo: es el futuro verde olivo de México…
ME CANSO GANSO . - Las jugosas pensiones de la 4T.- En uno de los spots para promocionar el Cuarto Informe de Gobierno, aparece, en primer plano, de pie, el presidente Andrés Manuel López Obrador, detrás de él, sentados, en una sala de Palacio Nacional, una docena de adultos mayores, y el presidente dice: “No somos iguales. Durante los gobiernos neoliberales, las pensiones jugosas eran para los expresidentes, para los altos funcionarios públicos. Ahora las pensiones son para todos los adultos mayores del país, los ancianos respetables”.
Muy bonito el anuncito, pero, este Arlequín criticón solo le agregaría un pequeño dato duro: el monto de las “jugosas” pensiones, que es de 3 mil 850 pesos bimestrales. Igualito que lo que recibían los expresidentes.
Como diría la dama del buen decir de Palacio Nacional: “no es falso, pero no es verdadero”. O quizá, solo quizá: “No es falso, pero se exagera”.