Como podrá darse cuenta, el padre del humanismo mexicano, y creador único y verdadero de la Cuarta Transformación, tiene un tutupiche, para quienes no entienden los términos del pueblo bueno, tiene un orzuelo, una infección bacteriana en el ojo.
Sin embargo, valdría la pena no descartar la posibilidad que no sea un simple tutupiche, sino que a nuestro presidente le hicieron mal de ojo. Y aunque todos sabemos que él carga en su cartera su detente, es posible que después de aguantar tantos embates del conservadurismo durante 5 años, el escapulario haya perdido poder de protección.
Lo del mal de ojo no es una simple teoría que se le venga a la mente a este Arlequín, sino que la infección en el ojito presidencial coincidentemente llega junto con una ola de ataques y calumnias al líder máximo de la 4T. Días antes de que el tutupiche deformara el bondadoso rostro de AMLO, se desató una ola de señalamientos en contra del Presidente, que inició con un reportaje que cita documentos de la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, que dan cuenta de una versión que afirma que un cártel de las drogas hizo llegar dinero a López Obrador para apoyar su campaña presidencial de 2026. ¿De dónde sacó la agencia estadounidense tremendo disparate?
Una cosa es que el presidente López Obrador tenga algunos detalles de humanismo con la familia del capo, hoy preso en Estados Unidos, del cártel de Sinaloa, y otra, muy diferente, que sea un #NarcoPresidenteAMLO, como dice el hashtag que han acuñado en redes sociales.
El hecho de haber ofrecido una disculpa pública por llamar “Chapo” a don Joaquín Guzmán Loera, el del tener el detalle de saludar a la madre del narcotraficante durante una gira por Badiraguato, Sinaloa o el haber ordenado que Ovidio Guzmán, alias “El Ratón”, hijo de don Joaquín, fuera liberado luego de que fue arrestado en un exitoso operativo militar en Culiacán, Sinaloa, no quiere decir que el Cártel de Sinaloa le haya metido dinero a su campaña, ni que AMLO estuviera pagando en su gobierno antiguos favores recibidos por el grupo criminal.
Quienes lo llaman narcopresidente aseguran que su política humanista de dar abrazos y no balazos a los grupos criminales es un pago más a los compromisos adquiridos con ellos, y permiso tácito para operar con impunidad. En verdad que quienes lo acusan de esto son unos ladinos y clasistas, que utilizan cualquier argucia para dañar al primer presidente que viene del pueblo y es pueblo puro.
Mal de ojo, no se puede explicar de otra manera el inicio de años que ha tenido el Presidente, inaugura el tan anhelado Tren Maya y en pleno acto de arranque falla; abre la farmacia más grande del mundo y los medicamentos para surtirla no llegan. Está claro, eso, aquí y en China, es mal de ojo.
En los últimos días le matan a una docena de candidatos en pleno proceso electoral; le hacen paros y protestas los transportistas quienes se dicen hartos de que los asalten secuestren o asesinen en las carreteras del país, y después de todo eso, le sale un tutupiche, eso no es normal, no tiene otra explicación que la de que alguien le está haciendo un “trabajito” al señor Presidente.
Por lo pronto, además de ponerle pomada de Terramicina y lavarle el ojo con té de manzanilla, alguien tiene que ayudar al Presidente a revertir la maldición. En lugar de estar envenenándolo todo el día, el vocero presidencial, Jesús Ramírez, debería de colocarle pronto al Presidente un hilo rojo en la muñeca, para alejar de él las malas vibras. Y la señorita “Liz” García Vilchis debería de pasarle un huevo por todo el cuerpo para hacerle una limpia y así librarlo de todas las mentiras y malas vibras neoliberales y conservadoras. Y urge que localicen al Chamán que el 1 de diciembre de 2018, el primer día del gobierno de AMLO, pasó por el cuerpo del Presidente copas de barro que emanaban humo de copal y manojos de plantas medicinales con la finalidad de despojarlo de espíritus malignos.
“Vamos a invocar a los viejos abuelos que cuidan a los diferentes rumbos del universo para que “la obscuridad se disipe en el país, dijo el chamán mientras el humo cubría desde los pies hasta su blanca cabeza al Presidente.
La limpia lo protegió durante cinco largos años, pero al iniciar el sexto, necesita un refuerzo, requiere de una buena sacudida de ramas y mucho copal para que los viejos abuelos, que seguro están muy ocupados cuidando los otros rumbos del universo, se den una vueltecita por Palacio Nacional para ayudarle al Presidente en el último jalón de su mandato y librarlo del mal de ojo.
ME CANSO GANSO. No hay peor ciego que el que no quiere ver
Será que el tutupiche no le permite ver. Ya han sido asesinados 13 candidatos, y aún no empiezan las campañas, pero el Presidente dice que hay tranquilidad y que no ve un riesgo de intervención del crimen en la próxima elección de elección de junio. Al parecer, no es uno, sino dos tutupiches los que le impiden abrir los ojos.