En las páginas de la historia de las grandes revoluciones y las transformaciones en el mundo hay nombres que se deben escribir con letras de oro. El de Ana Elizabeth García Vilchis es uno de ellos, pues al más puro estilo de Vicente Guerrero, dio muestra de que la Patria es primero, y dejó a un lado sus aspiraciones personales para quedarse al servicio de México y de la Cuarta Transformación.
Al igual que su líder máximo, el presidente López Obrador, Ana Elizabeth, o como todos la conocen “la señorita Vilchis”, ya no se pertenece a ella, sino que le pertenece al pueblo, y lo acaba de demostrar al renunciar a su aspiración de contender por la alcaldía de Puebla y quedarse en Palacio Nacional junto a AMLO como una de las precursoras de la Cuarta Transformación.
En Palacio Nacional hubo días de incertidumbre y desolación, pues desde hace una semana el Presidente dijo que en unos días la señorita Vilchis daría a conocer si abandonaba el mundo de la comunicación, para ir al de la política. Pero finalmente, ella optó por servir a la Patria y a todos los mexicanos, no solo a los poblanos, y aceptó el sacrificio de una carrera política que se vislumbraba fulgurante. Finalmente, todos respiraron aliviados, pues la nueva teórica de la comunicación, y reina del humorismo blanco, seguirá desenmascarando a los mentirosos y haciendo justicia cada semana en la conferencia de prensa mañanera.
“La señorita no sabrá leer, pero no dice mentiras”, esta fue la manera con la que el Presidente defendió alguna vez a Ana Elizabeth, pero ahora con esta muestra de lealtad y compromiso con él, bien se podría decir que “ la señorita no sabrá leer de corridito, y se equivoca muy seguido, pero es toda una revolucionaria y fiel a la causa”.
Los únicos perdedores con la decisión de la dama del buen decir de la 4T, serán los habitantes de la capital del estado de Puebla, quienes no tendrán la oportunidad de que los gobierne una alcaldesa de primera clase, tan honesta que jamás se metería en un fila para pasar primero, y nunca diría una mentira, pues ella es la cazamentiras de Palacio Nacional, y como buena y fiel, representante de la 4T, no miente, no roba y no traiciona. Y, lo de que no lee de corridito y tartamudea no sería ningún problema, pues los poblanos la quieren para que gobierne no para que lea discursos. Sin embargo, no todas las noticias son malas, los ciudadanos de Puebla perdieron, por ahora, una gran estadista, pero, como premio de consolación recibieron a la jirafa Benito.
Elizabeth García Vilchis, nombre que deberá estar escrito con letras de oro de 24 kilates en el libro de la historia de la Cuarta Transformación, nada más justo que eso.
Afortunadamente, el de la señorita García Vilchis, no es el único nombre que la 4T tiene para escribirlo con oro, hay muchos más, pero entre ellos destacan dos: Rosa Icela Rodríguez Velázquez y Zoé Alejandro Robledo Aburto.
Primero las damas. Rosa Icela Rodríguez pudo haber sido la próxima jefa de gobierno de la Ciudad de México, ni a melón le hubieran sabido Omar García Harfuch o Clara Brugada, si ella se hubiese decidido a dejar desamparados a todos los mexicanos y renunciar a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana para inscribirse en el proceso de selección de la candidatura de Morena para la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Doña Rosa Icela, con su gran carisma habría arrasado en la encuesta, pero no iba dejar solo al Presidente y al país en medio de la peor crisis de violencia e inseguridad que los mexicanos hemos enfrentado en este siglo. Es cierto que durante el gobierno de AMLO ha habido más asesinatos dolosos que los que tuvieron en sus sexenios Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. También es cierto que hoy el crimen organizado tiene sometidos a todo tipo de comerciantes con el cobro de extorsiones, que los asaltos en las carreteras se multiplican y que las desapariciones de hombres y mujeres se cuentan por decenas de miles, sí, todo eso es cierto, pero la culpa no es de este gobierno, ni de AMLO, ni de Rosa Icela, la culpa es de los gobiernos pasados. Los gobiernos del periodo neoliberal optaron por la política de los balazos y no resolvieron el problema.
Este gobierno, prefirió usar la política de los abrazos, y tampoco ha resuelto el problema, pero ha comenzado a revertir la tendencia. En México, en 2023, se registraron 160 mil 594 asesinatos y con los neoliberales Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto fueron, 120 mil 463 y 156 mil 066. Sí, sí son más, y aún faltan los que sucedan entre enero y septiembre de este año, pero si lo ve bien, estamos mejor que antes, pues si no se hubieran empezado a repartir abrazos en lugar de balazos, habría muchos más asesinatos.
Los abrazos, los programas sociales y el gobierno humanista, han impedido que la cifra de asesinatos se dispare aún más, así que, viendo lo que pudo haber sido y no fue, en realidad en este rubro el Presidente, y especial Rosa Icela, se anotaron un exitazo. Es por eso que, Rosa Icela Rodríguez Velázquez es un nombre que debe ser llevado al oro de 24 kilates.
Cuando dentro de muchos años se lea en los libros de historia cómo México, en solo cinco años, logró pasar de un sistema de salud ineficiente y de mala calidad a uno de primer mundo, igual al que existe en Dinamarca, el nombre que brillará será el de Zoé Alejandro Robledo Aburto.
Nuevamente, una historia de sacrificio de lo personal por lo colectivo. Zoé, por propia voluntad, y hasta con gusto, dejó su anhelada aspiración de gobernar su patria chica, el estado de Chiapas, para servir a la patria mayor, a la República, a los mexicanos, a todos, no solo a los derechohabientes del IMSS, que está bajo su augusta dirección.
Zoé sin miramientos dejó pasar la oportunidad de gobernar su estado para continuar en el equipo del Presidente y seguir llevando salud a los ciudadanos. Ha sido un gran apoyador del IMSS-Bienestar, institución que se encarga de garantizar la “prestación gratuita de servicios de salud, medicamentos y demás insumos asociados para las personas sin seguridad social”.
Robledo, también ha sido un gran impulsor de la creación de la farmacia más grande del mundo, que cuenta con todos los medicamentos del planeta y que el Presidente inauguró hace unas semanas en Huehuetoca, Estado de México.
Aunque el desabasto de medicinas no existe ya en el país, eso sucedía en el periodo neoliberal, la megafarmacia en Huehuetoca está siempre al pendiente para que, si por un remoto caso, no hubiese el medicamento requerido por el paciente, en 24 horas, o a más tardar en 48 horas, un soldado, un servidor de la nación o algún otro empleado federal la lleve hasta la puerta de su casa.
De este modo, cuando las generaciones futuras lean cómo se transformó el sistema de salud de México y la manera en que alcanzó el primer mundo, el nombre de Zoé Alejandro Robledo Aburto tendrá que estar plasmado en oro de 24 kilates.
No alcanzaría todo el oro del mundo para escribir los nombres de los héroes que nos liberaron del yugo del neoliberalismo y condujeron una transformación que nos llevó a ser la potencia mundial que hoy somos, pero los de estos tres próceres.
ME CANSO GANSO. - Las vacaciones de AMLO
A semanas de que el presidente Andrés Manuel López Obrador deje el cargo, hay una pregunta interesante: ¿El entonces expresidente podrá viajar sin preocupaciones a Estados Unidos? ¿Podrá ir de vacaciones? ¿Podrá ir a ver algún juego de béisbol, deporte que lo apasiona? ¿Le preocupará que al aterrizar en aquella nación un desconfiado agente de la DEA lo invite a pasar al “cuartito” para revisar el origen del dinero de sus campañas? Usted qué cree ¿viajará, o mejor se queda en su finca de Palenque?