El presidente Andrés Manuel López Obrador lo volvió a hacer. Nuevamente el hábil y conspicuo político tabasqueño engaño a sus adversarios y puso a prueba a sus aliados y a sus corcholatas.
Todo estaba perfectamente calculado, el presidente tuvo un “desmayo transitorio” -afortunadamente fue transitorio, pues los desmayos permanentes son gravísimos para la salud- y aprovechó ese pequeño incidente para poner a prueba tanto a quienes odian al Presidente, como a aquellos que le han jurado fidelidad ciega y eterna, y se han comprometido a preservar su legado.
Aquí, la única y verdadera historia del “vahído” que puso a prueba a una nación.
Luego de que el Presidente, quien el domingo estaba de gira por Mérida, sufrió el vahído, y de que nunca perdió el conocimiento, su mente de estratega comenzó a pensar la manera más inteligente de aprovechar este contratiempo menor y decidió suspender su gira y ver la reacción de todos frente un posible padecimiento más grave.
El primero que falló fue su vocero Jesús Ramírez, quien en lugar de estar pendiente de la salud de su amado jefe andaba en labores de su partido y haciendo campaña. Ramírez de inmediato, y por hábito, negó la información y dijo que su jefe estaba en perfectas condiciones y que la gira en Mérida continuaba. Don Chuchito utilizó su agudo olfato de reportero.
Horas más tarde, AMLO desmintió a su portavoz y puso un tuit en el que dijo que se sintió mal, que tenía Covid y que suspendió la gira. Sin embargo, la mentira de su vocero ya había desatado una ola de rumores y desinformación que no cesó hasta el miércoles que el Presidente apareció para explicar que se infectó de Covid, que le subió la presión y que tuvo un “vahído“, un “desmayo transitorio”. Ramírez reprobó la prueba, pues en lugar de generar un clima de certidumbre diciendo la verdad, desató a los demonios con su mentira.
Los siguientes personajes evaluados fueron sus tres “corcholatas” presidenciales. Desde que salió su tuit, el Presidente le dio al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, la responsabilidad de atender y cuidar su más preciado tesoro: la Mañanera.
Adán Augusto se levantó de madrugada y antes de las seis de la mañana ya estaba en Palacio Nacional para la reunión del Gabinete de Seguridad, y, tras conocer que el país estaba en santa paz, salió a los reflectores de la Mañanera. Ya en el escenario y utilizando el atril presidencial, Adán comenzó a hacer un gran trabajo: insultó y descalificó a periodistas, atacó a la Suprema Corte y al INAI, y en algunos momentos, por el acento, hasta parecía que el mismísimo presidente estaba ahí. Todo iba muy bien hasta que mintió, dijo que el Presidente no tuvo un desmayo, y eso sí no lo puede dejar pasar el presidente López Obrador, quien el miércoles tuvo que desmentirlo y decir que sí sufrió el váhido. El desprecio a la mentira recuerde querido lector, es uno de los tres pilares fundamentales de la doctrina de la 4T: no robar, no mentir y no traicionar. #López no se sintió Augusto con López.
El caso de la corcholata, a la que muchos consideran la “consentida” del Presidente, también inició muy bien. Al igual que su adversario Adán, Claudia Sheinbaum sacó el garrote y criticó a los irresponsables medios y periodistas que “inventaron” cuentos sobre la salud del Presidente, y aunque dijo que lo de los males del Presidente eran versiones falsas, no cometió el pecado de Adán, de mentir sobre el desmayo. “Que le bajen”, pidió la mandataria capitalina y dijo que los opositores al gobierno de AMLO usan la mentira como herramienta de propaganda. Sheinbaum iba requetebién, pero… se le ocurrió ceder a la tentación e irse de gira a Estados Unidos, a participar en un foro y hacer campaña con los mexicanos en Denver, Colorado.
La jefa de gobierno no tuvo la abnegación suficiente y la solidaridad para quedarse en México a esperar la recuperación plena del Presidente y su regreso a las mañaneras. Además, los doctores dejaron muy claro que el Presidente requiere descanso, y ella, con el afán de llevar votos a su urna, no canceló el concierto de la cantante española Rosalía de esta noche en el Zócalo, frente al Palacio Nacional. Imagine al pobre Presidente en cama reposando y afuera un escándalo. Así las cosas, doña Claudia también incumplió con uno de los tres pilares de la 4T, en este caso el de la traición, prefirió la campaña que al que, a su líder máximo, quien bien ha dicho que espera lealtad y obediencia ciega. Cuando una traición viene de la hija o el hijo consentido duele más. # ¿Aún Es Claudia?
Y por el estilo, la tercer corcholata, el canciller Marcelo Ebrard, también estuvo a prueba. Él de entrada, se fue por la libre. De plano dijo que la cumbre programada para el 6 y 7 de mayo en Cancún, a la que asistirían 11 presidentes de América Latina y el Caribe, y que iba a ser encabezada por López Obrador, se cancelaba a consecuencia del Covid del presidente mexicano. Es decir, que mientras la versión oficial era que el mandatario mexicano estaría de regreso a las actividades esta misma semana, él aseguraba que no estaría, lo que abonó a las especulaciones sobre la salud de AMLO.
Y de ahí, todo se descompuso. Adán Augusto, en funciones del presidente mañanero, tuvo que salir en la conferencia de prensa de Palacio Nacional a contradecir a Ebrard. El secretario López dijo que la cumbre se pospuso por cuestiones de agenda de algunos mandatarios invitados, no por el Covid. El choque de versiones entre las dos corcholatas presidenciales, revivió el pleito que ambos tuvieron cuando el secretario de Gobernación trató de deslindarse de la muerte de 40 migrantes en un centro de detención en Ciudad Juárez, y sugirió que la responsabilidad era de Marcelo Ebrard.
Y por si fuera poco, mientras el Presidente estaba en su lecho de dolor, Ebrard se daba vuelo subiendo selfies mostrando lo contento que estaba con su esposa en el Foro Sol gozando del concierto de la banda juvenil surcoreana de k-pop Blackpink. Ahora resulta que los ídolos de los sesentones son las jovencitas de BlackPink y la Motomami Rosalía. No crea que quieren el voto de los jóvenes, sino que ellos llevan la juventud dentro.
Pero regresando al tema central, ninguna de las tres corcholatas pasó la prueba, lo que nos obliga a hacer una reflexión: ¿qué pasará con el país cuando AMLO no esté en la Presidencia? Usted ya se pudo dar cuenta de lo que son tres días sin él, piénselo bien, quizá no sea tan mala idea la reelección.
¡Brillante idea de este Arlequín!
ME CANSO GANSO. – Las campañas de odio.
"Es lamentable que, por responder a intereses evidentemente políticos, se llegue al nivel de una campaña de odio en contra del Presidente”, dijo el secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Cuánta razón hay en las palabras del secretario, las expresiones de odio que se vieron y leyeron a propósito del problema de salud que vivió el Presidente, son igual de lamentables y deleznables que las que se han proferido y escrito contra la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la ministra Norma Piña.