Querida lectora, querido lector, este Arlequín está muy triste y decepcionado. Es verdaderamente descorazonador atestiguar la hipocresía de algunos seres humanos. Apenas se nos fue el gran líder, vaya, ni tres veces ha cantado un gallo, y ya comenzaron las deslealtades al movimiento de transformación, cuyos ideales tanto dejó encargados a sus seguidores el padre del humanismo mexicano antes de retirarse a su finca a gozar de una merecida jubilación.
Qué pensará el compañero Andrés Manuel López Obrador cuando ve las imágenes del compañero Ricardo Monreal subiéndose a un helicóptero privado, que aterrizó en un campo deportivo de la CDMX cercano a la Cámara de Diputados, para ser llevado al aeropuerto de Toluca, desde donde despegan aviones privados.
Rodeado de ayudantes, cargabultos y luciendo sus lentes de sol, el jefe Monreal abordó la aeronave, como todo un señor de los cielos.
Una de las primeras cosas que el padre de la 4T, nuestro extrañado AMLO, decía, era que los políticos no podían estar haciendo desfiguros y teniendo una doble moral, y en este caso, el jefe Monreal está faltando, no solo al principio de la austeridad republicana, sino también a la de la congruencia. El jefe de la bancada morenista no puede hablar en la Cámara de Diputados de austeridad, de que hay que ajustarse el cinturón, y salir del recinto legislativo y subirse a un helicóptero, como si se tratara del Tío Richie, el popular magnate Ricardo Salinas, quien usa su helicóptero como cualquier otro ciudadano el Metro.
¿Qué a Monreal ya se le olvidó que el segundo mejor presidente de México, Benito Juárez, realizó sus periplos por la República a bordo de un carruaje? ¿O qué el mejor presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, viajaba en un modesto Jetta y recorría el país por carretera, y cuando era muy necesario, en de aviones comerciales, como cualquier hijo de vecino?
Cuándo se vio a Monreal despegar de algún edificio cercano al senado el sexenio pasado, eso no sucedía entonces, pero resulta que ahora, don Ricardo ya se convirtió en el señor de los cielos de la Cuarta Transformación, que ya perdió el respeto al voto de pobreza franciscana que realizó en durante el primer piso de la 4T, y que ahora, sin temor a ingresar el circulo de los fifís y neoliberales, asegura que es un hombre de altos vuelos, y que volar en un Augusta es un pequeño lujo, pero que él cree que lo vale.
“No fue dentro de la oficina, no fue en sesión y fue simplemente el uso de un transporte privado en los que lo hago con frecuencia; a lo mejor me van a ver seguido, nunca me ha gustado ocultar, no soy hipócrita. A veces uso ese tipo de aeronaves”, dijo Monreal cuándo la prensa le preguntó por su viaje en helicóptero del pasado miércoles.
¡Vaya!, al menos no está todo perdido, ya que Monreal incumplió principios cauatrotesitas de austeridad y de no traicionar, al menos, no se olvidó del principio de no mentir, y sinceramente, dijo que él ha usado, usa y usará helicópteros cuando su agenda lo requiera.
Y lo más triste del asunto es que Monreal no es el único miembro de la 4T que está faltando a los mandamientos del señor López Obrador. Muchos exfuncionarios que, al inicio de la 4T, en 2018 comenzaron a seguir el ejemplo del líder, hoy ya están muy alejados de los valores fundacionales. Se fueron los autos compactos y regresaron los camionetones. Poco a poco, se están extinguiendo las guyaberas y regresando las corbatas Hermes. Ahora ya hasta el compañero Gerardo Fernández Noroña usa traje y corbata, aunque para ser justos, él es un pecador estándar, pues sigue guardando el culto a la guayabera y el respeto al compañero presidente AMLO.
Los restaurantes elegantes de la ciudad han comenzado a ver el regreso de los funcionarios públicos de alto nivel, con sus respectivas escoltas y guaruras. Las botellas de buen vino y los platos finos regresaron a las mesas, ya ni quien se acuerde del atole y los tamales de chipilín.
Quizá no deba pasar mucho tiempo para que la compañera presidenta Sheinbaum, quien por cierto sigue usando un auto compacto y viajando en aviones de línea, para que haga un llamado a los integrantes de la 4T, a que regresen al camino que marcó el padre fundador del movimiento, que se olviden del lujo barato, que recuerden que no es necesario más que un solo par de zapatos y que en la cartera basta con tener 200 pesos y una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, un detente, como se le llama a esa estampa religiosa.
Y sí queridas lectoras, queridos lectores, es muy triste ver como algunos se van alejando de la palabra del señor López Obrador, pero aún es más duro, cuando se trata de uno de los elementos más valiosos en el proceso de la transformación, duele ver como el sencillito Ricardo Monreal, se ha transformado, en pocos días, en el Señor de los Cielos de la 4T.
ME CANSO GANSO. - Pedradón a la democracia.
No solo fue la aspirante peor calificada en el proceso de evaluación para la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; no solo presentó una carta de apoyo apócrifa; no solo hizo añicos, en solo cinco años, la institución que tomó al país décadas construir y lograr que fuera un órgano independiente, sino que, además, fue necesario que para que ella fuera reelecta como presidenta de la CNDH, por otros cinco largos años, se violará el derecho algunos senadores a votar a favor de la candidata que consideraran idónea y se les obligará a votar por Rosario Piedra. De ese tamaño, es el pedradón que se le dio esta semana a la democracia mexicana.