Las dos mujeres más populares de México lo quieren tener a su lado, y varios varones también le ruegan. Es el hombre más deseado del momento, es Jorge Álvarez Máynez. Es joven, tiene muchas propuestas y una canción muy pegadora, pero lo que más seduce de él son sus cinco o seis puntos en las preferencias electorales. No solo Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez quieren los puntos de Máynez, también Dante Delgado sabe que la sonrisa Colgate de su muchacho vale muchos millones de pesos, y que su negocio particular, llamado Movimiento Ciudadano, recibirá de financiamiento público gracias a los puntos que Jorgito logre acumular el 2 de junio. También significa la posibilidad de tener más asientos en el Congreso: “Cómo no te voy a querer”, diría la porra de los Pumas.
El candidato de 38 años, risueño y cervecero sabe que está en su momento, y pese a que lo llaman a que decline a favor de Xóchitl Gálvez, él no da su brazo a torcer. La candidata opositora muere por tener de su lado esos tenis fosfo fosfo de Máynez, y sus nada despreciables puntos. Puntitos que solos no sirven de mucho para llegar a la presidencia, pero que sumados con los de ella, podrían hacer que se viva una elección más cerrada de la que hoy se ve. Por su parte, la candidata oficial, si bien no lo quiere de su lado, pues a ella jura que le sobran los puntos de ventaja, sí le interesa que el muchacho alegre no ceda a los coqueteos de Xóchitl, y que le haga caso a su papá político, el buen tío Dante, y no eche a perder esa bonita y productiva relación entre MC y Morena, que, por ahora, se debe mantener en lo oscurito. Y, no solo son ellas las que desean a Máynez, la lista de hombres que también lo quieren en sus filas es larga. En principio, Dante Delgado, dueño de MC, y principal beneficiario del éxito de Máynez. Dante, desde luego, no quiere compartir con nadie a su pupilo. Para convencerlo de que no vaya a declinar, Delgado le ha prometido a Máynez que será presidente a como de lugar. Y, si no logra ser presidente de México, seguro será presidente de Movimiento Ciudadano, pues, algún día, Dante colgará el sombrero y los tenis anaranjados y alguien tendrá que hacerse cargo del changarro, y de pagar la pensión vitalicia del expresidente. Otros hombres que sueñan con que Máynez se pase a sus filas son los presidentes del PRI, Alejandro “Alito” Moreno; del PAN, Marko Cortés y del PRD, Jesús Zambrano.
Sin embargo, sin perder la sonrisa, el candidato fosfo ha mandado a paseo a los tres alegres dirigentes. Ante su negativa a declinar, Alejandro Moreno y Marko Cortés han acusado a Morena de estar dando dinero a Máynez para se mantenga la contienda y ayude al partido oficial a fraccionar el voto opositor. La estrategia tiene lógica, pero, lo malo, es que la acusación contra el risueño Máynez viene de un par de pillos de siete suelas. Es como si Manuel Bartlett, quisiera acusar a alguien de fraude electoral, o Peña Nieto a alguien de corrupto. Además, la versión es poco creíble, pues el dinero para “convencer” a alguien es una estrategia de la vieja política, contra la que Máynez asegura estar en contra. Sería más creíble si dijeran que a cambio de declinar le ofrecieron boletos para el partido América contra Chivas del próximo sábado, o un año de caguamas gratis. Este Arlequín no es inocente, y sabe que Máynez no va a ganar la elección presidencial, pero él ya triunfó. Hace un año, si usted decía Máynez, la respuesta ¿y ese quién es? Hoy, “Si yo digo presidente, tú dices Máynez/ Presidente, Máynez/ Presidente, Máynez. Así, de nos ser nadie, el 2 de junio, Jorge Álvarez Máynez será el hombre que logró poner una canción en los primeros lugares de Spotify, que ayudó a que Movimiento Ciudadano siguiera siendo un próspero negocio, y, lo más importante, a que siguiera la Cuarta Transformación. Gracias Máynez.
ME CANSO GANSO. - Voten, aunque no sea por mí.
“Importa votar y yo prefiero que vayan a votar por otra candidata antes de que se queden en su casa y no voten. Yo prefiero que decidan por ustedes, aunque no sea a mi favor, pero el voto es el principio”, dijo ayer Máynez ante jóvenes de la Universidad La Salle, campus Oaxaca. Se le pude acusar de esquirol, pero no de envidioso.