Quién se acaba de meter en un problema marca Diablo es el compañero presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña.

El compañero (quizá ya no merezca el título de compañero) Fernández Noroña se sentó a dialogar con la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, y no solo eso, sino que hasta la besó y bromeó con ella.

Sí, hablamos de la misma Norma Piña que no se levantó de su asiento para saludar la llegada del entonces presidente López Obrador. La misma que encabeza el Poder Judicial que, tanto el anterior mandatario como la actual presidenta, aseguran que está podrido y corroído por la corrupción. Dígame exagerado, pero eso es una alta traición al movimiento transformador, cuándo se hubiese visto que el compañero presidente AMLO recibiera a Piña, y, de un beso, ni hablar. Pero, así fue, Fernández la recibió, platicó con ella y besó su mejilla.

La ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña en la Conferencia Anual de la Barra Internacional de Abogados. Foto: Valente Rosas. EL UNIVERSAL
La ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña en la Conferencia Anual de la Barra Internacional de Abogados. Foto: Valente Rosas. EL UNIVERSAL

¿Qué sigue? ¿Qué organice un foro sobre economía e invite al Senado como ponente estelar al expresidente Ernesto Zedillo? ¿Qué para las discusiones sobre la próxima reforma político-electoral se convoque a Carlos Salinas para hablar de prevención de fraudes?

O quizá que convoque a Enrique Peña Nieto para que haga una presentación sobre prácticas anticorrupción en la administración pública.

Y en esa actitud del senador Fernández Noroña (nótese que ya no es el compañero) no sería raro que un día de estos organice un homenaje al expresidente Felipe Calderón para reconocerle su contribución a la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada.

Todo indica que a Gerardo Fernández Noroña se le zafó un tornillo. Qué fue de aquel hombre revolucionario de firmes principios de izquierda y feroz crítico del Poder Judicial que se creó durante el periodo neoliberal.

Gerardo Fernández Noroña. Foto: Valente Rosas. EL UNIVERSAL
Gerardo Fernández Noroña. Foto: Valente Rosas. EL UNIVERSAL

En la 4T ya deberían estar buscando su relevo, de plano pensando en llamar a su suplente, pues eso que hizo el senador no es normal. Ha olvidado toda la doctrina que dicta que la 4T, y su mayoría legislativa, no dialoga nunca con la oposición ni otro poder, que no sea el Ejecutivo. En la 4T el Poder Ejecutivo propone y dispone, el Poder Legislativo tramita y el Poder Judicial se somete. Hoy Morena es dueño del Ejecutivo y el Legislativo, son dos a uno, y en cualquier democracia moderna las mayorías mandan, y más en este caso que ambos poderes surgieron del voto popular, bueno, con una ayudadita del INE, pero son poderes democráticamente electos.

¿Qué sigue Fernández Noroña? ¿Qué empiecen a moverles las comas a las iniciativas presidenciales? ¿Que las bancadas de Senadores y Diputados crean que se mandan solas? ¿Qué revisen las cuentas de los proyectos de infraestructura del Poder Ejecutivo? ¿Qué cuestionen la participación de militares en labores de seguridad pública?

Ahora que, si la 4T perdonó a Manuel Bartlett, quizá podría tener un gesto de generosidad y de ese humanismo mexicano que la caracteriza, y darle una oportunidad más a Fernández Noroña, para que luego de que haga un acto de contrición, vuelva a tener acceso al segundo piso de la Cuarta Transformación.

Manuel Bartlett. Foto: especial
Manuel Bartlett. Foto: especial

Es urgente que Gerardo se presente, a la brevedad, con Rafael Barajas “El Fisgón” director del Instituto de Formación Política de Morena para que le recuerden cuál es la línea del partido y la ruta de la 4T. Además, debe releer las obras completas de AMLO, para que en las páginas de esos libros sagrados encuentre el camino de regreso al humanismo mexicano creado por el expresidente.

Gerardo Fernández Noroña puede tener remedio, no es un neoliberal, ni un conservador, es solo un cuatroteista confundido, y cómo él mismo lo dice, “un plebeyo” al que la Cuarta Transformación le hizo justicia y le permitió acceder a la presidencia del Senado. Los buenos salarios y prestaciones que el Senado le otorga; la oportunidad de ocupar una gran oficina, la más importante del edificio senatorial y las invitaciones en primera fila a los actos de Estado, seguramente obnubilaron al buen Gerardo y le hicieron pensar que, como dice la teoría, él es cabeza de un poder independiente y que puede hacer lo que él quiera, pero todo es cosa de que tenga una cuantas terapias con el doctor “Fisgón” y que lea los 100 compromisos de la presidenta de la República, para que entienda cuál es su papel dentro del proyecto de transformación, y no ande buscando diálogos y besuqueando adversarios. Una vez comprendido cuál es su lugar, desde luego que podrá volver a ser el compañero Fernández Noroña.

ME CANSO GANSO. – Los jueces Ardillos y Tlacos

¿En las listas para elegir a los nuevos jueces, en especial en materia electoral, ya se estarán anotados y dentro de la tómbola los candidatos de los grupos del narco de Guerrero? Estos días, los cárteles que imponen su ley en Guerrero dieron muestra de que cuando consideran que un candidato no debe ocupar un cargo de elección popular, sus sentencias son ejecutadas de inmediato.

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