Ya, bájele a su paranoia. Deje de incordiar a las tres corcholatas presidenciales con sus fastidiosas y fantasiosas quejas de que están haciendo actos anticipados de campaña.

Decir que Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López están en plena campaña no es falso, pero sí muy exagerado. Apenas están haciendo unas giritas, unos videítos, un tik toksítos, pero campaña, lo que se dice campaña, para nada. ¿De dónde sacan eso? Además, en el último de los casos, si fuera cierto que ya están en campaña, pues tienen permiso del mero mero, del Presidente para hacerlo, porque recuerde usted que él les autorizó en una Mañanera dedicar tres horas diarias a la campaña. Y, yo no sé lo que usted piense, querida lectora, querido lector, pero lo que se dice en las mañaneras casi tiene el estatus de decreto y se debe cumplir, ¡nomás faltaba!

Y, no me vaya a salir con que la ley es la ley, que el INE es el INE, que el Tribunal Electoral es el Tribunal Electoral y que estos actos están al margen de la ley. El Presidente es el Presidente y si él autoriza que se haga campaña, se hace; si él dice que tres horas diarias, son tres horas diarias. Y ultimadamente, él es el patrón de Claudia, Marcelo y Adán, y ella y ellos están obligados a obedecer ciegamente al líder máximo de la Cuarta Transformación.

Qué daño puede hacer a la democracia el que Sheinbaum toque su guitarra y cante éxitos de Juanga, quién podría ver esto como un acto de campaña. Sinceramente, doña Claudia canta y toca feo, desafinado, pero con harto sentimiento. Así que, si me apura, podría ser hasta perjudicial para su imagen. Pero, en realidad no será por su voz y talento artístico que ella conquiste a los mexicanos. No la queremos para un concierto, la necesitamos para que continue con la obra de AMLO, con la Quinta Transformación, la 5T, pues. Si el Presidente quisiera a un rockstar como su sucesor en la Silla del Águila, hubiera destapado como corcholata al doctor Hugo López Gatell y no a Sheinbaum.

Corcholatas con licencia para…
Corcholatas con licencia para…

Que pinten algunos cientos de bardas por toda la ciudad con la leyenda “Para que siga la transformación #EsClaudia”, que haya una bufalada de funcionarios y gobernadores que le muestren públicamente su apoyo para la Presidencia, que la gobernadora de Campeche Layda Sansores diga que es la candidata del corazón y no del cerebro y llame a votar por ella, y que ya hasta haya contratado al mismo asesor de comunicación español que llevó al triunfo al presidente de Colombia, Gustavo Petro, no significa que se trate de actos y acciones de campaña, sino que ella es muy previsora, y en caso de que resulte ser la corcholata premiada por AMLO , no tenga que empezar su campaña de cero.

En el caso de Adán Augusto López, más que en campaña, está tratando de que la gente lo conozca y, lo más importante, que confíen en él. Y aunque él no confía en nadie, ni en las señoras que buscan a sus hijos desaparecidos, es cosa de ir poco a poco encontrando el modo de agradar a la ciudadanía y comenzar a confiar.

Aunque él también utiliza algunos días para recorrer el país y recibir el apoyo de alguno que otro gobernador, no necesariamente quiere decir que esté en campaña. Él qué culpa tiene de que cuando llegue a algún estado o incluso a la plenaria de los diputados de su partido, algunos de los legisladores lo reciban con el grito de “Pre-si-den-te, Pre-si-den-te, Pre-si-den-te”. No se le puede culpar de que ciudadanos anónimos renten camiones con espectaculares móviles en los que se le promociona para a Presidencia, en todo caso, Adán es víctima de su simpatía y su empatía.

Y, dígame usted si conoce a algún tabasqueño que no sea simpático, y que no le caiga bien a todo el mundo. ¿Verdad que no lo hay?

Y tampoco el canciller está en campaña. Marcelo Ebrard , de manera inteligente, aprovecha sus viajes al extranjero para mandar mensajes sutiles de que él, en caso de llegar a la Presidencia no sería la continuidad. Por ejemplo, en Bolivia aplaudió que esa hermana república esté fabricando un auto eléctrico, que en 2023 estará en el mercado mexicano, y que se venderá a precios de pobreza franciscana. Sin decirlo abiertamente -pues se puede echar encima las fuerzas radicales de Palacio Nacional- , don Marcelo envía el mensaje de que él si cree en las energías limpias y que como presidente impulsará la fabricación de autos eléctricos, en lugar de andar construyendo carísimas refinerías para fabricar contaminantes gasolinas.

Corcholatas con licencia para…
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Pero aunque con sus diferencias y matices con el actual mandatario, Marcelo no pierde el foco de que por el bien de México, primero los pobres, pues, si Ebrard fuera un neoliberal cualquiera, en lugar de ir a Bolivia para traer el poderoso vehículo Quantum -que puede alcanzar, en su versión más completa, la sorprendente velocidad de 60 kilómetros por hora y una autonomía de 100 kilómetros - hubiera ido a Austin, Texas a, cerrar un trato con los fabricantes de los autos Tesla, que son inalcanzables para el pueblo bueno, y cuyos precios solo pueden ser pagados por corruptos, o aspiracionistas, que son capaces de vender su alma al diablo con tal de andar “tirando aceite” con un coche nuevo.

En contraste, un Quantum permitiría, por ejemplo viajar de México hasta Cuernavaca con solo una carga de ida y otra de vuelta. Está pensado para gente que vive en la justa medianía y que no puede pagar por las gasolinas que algún día fabricará la refinería de Dos Bocas. Marcelo, como verá, está pensando primero en el pueblo bueno, antes que en los de arriba.

Y, aunque usted crea que el canciller es muy fifí porque usa reloj Rolex y viaja en Suburban, también es pueblo, pues él mismo se hace sus huevitos estrellados para desayunar los domingos por la mañana, y si lo sube a sus redes sociales es para que la gente vea su lado amable, no porque quiera hacer campaña, no sea usted mal pensado, ¡caray!

Y de paso, también deje en paz a la maestra Delfina Gómez , ella tampoco está en campaña. El hecho de que haya ganado en la tómbola de encuestas la candidatura de Morena, no quiere decir que ya esté en campaña.

Corcholatas con licencia para…
Corcholatas con licencia para…

Después de transformar la educación pública y de llevarla a otro nivel, ahora, la maestra Fina ha sido comisionada por la 4T para cambiar los destinos del Estado de México y llevarlo a altos niveles de desarrollo, bienestar y prosperidad, como lo hizo en su momento cuando gobernó el municipio de Texcoco, ahora ella está concentrada en el plan “maestro” de transformación de esa importante entidad del país y la estrategia para arrancarle el poder el PRI. Ya habrá tiempo para arrancar la campaña.

Por el momento, la profesora está buscando algunos esquemas para financiar su campaña, y quizá pueda aprovechar su paso por la Secretaría de Educación para pedir, desde luego de manera voluntaria, que cada uno de los poco más de dos millones de maestros den 10 por ciento de su sueldo a la causa. Y, aunque los neoliberales organismos internacionales dicen que los maestros mexicanos están mal en matemáticas, la profesora Gómez es una muestra de que están equivocados, ya que ella tiene bien estudiado este esquema del diezmo, pues lo aplicó con la nómina del municipio de Texcoco, cuando era alcaldesa, y le dio muy buenos dividendos.

Así que, por favor, saque de su cabeza esa idea de que las corcholatas ya están en campaña, porque para eso aún falta mucho tiempo. Y por ahora, solo piensan en el bienestar del país y apenas dedican tres horas del día en el 2024.

¿Quedamos?

ME CANSO GANSO. - La señorita no sabrá hablar, pero... – El pasado miércoles, la implacable cazadora de mentiras de la semana, la señorita Liz García Vilchis acuñó un neologismo, creó la palabra “tesgiversar”, que es algo así como tergiversar, pero dicho de manera más docta. Doña Liz no se equivocó, pues tergiversar, como lo usan los incultos, significa dar una interpretación falsa o errónea a algo, mientras que, tesgiversar se usa específicamente cuando un fifí o un conservador, dan una interpretación falsa o errónea a algo. Tengan, para que aprendan.