Qué les está sucediendo a los patriotas de la 4T a dos meses de que se fue el líder del movimiento, padre la austeridad republicana, y practicante de la filosofía de la justa medianía y de la pobreza franciscana, sus seguidores ya están abandonando sus votos de pobreza y regresando al lujo, al oropel y al influyentismo propios del neoliberalismo.
Señoras y señores de la 4T recuerden las palabras del señor de Macuspana. En aquellos días del primer piso de la transformación, AMLO tomó el micrófono y dijo a sus discípulos: “se puede ser feliz, si se piensa en los demás, que la felicidad no solo es acumular bienes materiales, dinero, fama, títulos; la verdadera felicidad es estar con uno mismo, estar bien con nuestra conciencia, estar bien con el prójimo, esas es la verdadera felicidad, no el lujo barato, la ropa de marca, las alhajas, la troca, eso es efímero”.
Al parecer, lo que sí resultó efímero para algunos fue el evangelio de López Obrador, pues el oropel, la fama, las trocas y otros vehículos más caritos, como helicópteros y aviones privados, están regresando a la vida de aquellos que se supone ya habían sido salvados del pecado neoliberal.
Primero, vino el escándalo aéreo de Ricardo Monreal, quien es un buen fiel del movimiento transformador y de la palabra de AMLO, pero que cayó en la tentación del neoliberalismo y usó un helicóptero para transportarse desde las cercanías de su oficina en la Cámara de Diputados, al aeropuerto de Toluca, para abordar un jet privado. Al pecado de incurrir en un lujo barato -ni tan barato, pues los vuelos privados en helicópteros y aviones privados cuestan el equivalente a varios miles de pensiones del bienestar- Monreal sumó el pecado de soberbia, pues dijo que él siempre ha viajado así, y que lo seguiría haciendo en aras del bien de la nación. Tuvo que venir un mensaje de la depositaria del legado de AMLO, para que Monreal regresará al rebaño, aceptara que se equivocó y renovará su voto de pobreza. “No me porto mal, todo me sale mal…”, reconoce en privado el zacatecano.
Y todavía la 4T no se reponía del helicópterazo de Monreal, cuando vino la boda fifí en el Museo Nacional de Arte. Este episodio dejó ver que pocas semanas antes de que AMLO dejará Palacio Nacional, dos discípulos de la 4T, fallaron en su compromiso con la austeridad republicana. El primero, cometió pecado de acción. Martín Borrego Llorente usó su poder, ese que el pueblo le dio, para solicitar el uso del imponente Museo Nacional de Arte, patrimonio de todos los mexicanos, para realizar su elegante boda. La segunda, la entonces canciller Alicia Bárcena pecó de omisión, pues asistió a la boda de Borrego, entonces su subordinado y jefe de oficina, sin cuestionar cómo un funcionario público había conseguido usar ese recinto cultural para un evento privado. Nuevamente, la presidenta de México y guardiana del legado de AMLO, tuvo que intervenir. Borrego renunció y Bárcena se libró de dimitir, pues dijo que ella nada supo, que pensaba que había asistido a un acto diplomático y no a una boda y que hasta el momento que se hizo público el asunto cayó en cuenta de que esa celebración, donde había novios, brindis y mesa de regalos, era una boda y no un acto del gobierno mexicano. ¿Emboscaron a la integrante del gabinete?
Claudia Sheinbaum tuvo que hacer mención de este nuevo hecho para recordar el comportamiento austero que los servidores públicos deben de tener y llamarlos a respetar la austeridad que demanda un gobierno de la 4T.
¿Cuántas veces será necesario que la Presidenta salga a dar manazos a los cuatroteisas descarriados que estén olvidando sus promesas de austeridad? Quizá es momento de que la jefa del Poder Ejecutivo pida ayuda.
El presidente López Obrador hizo la promesa de no aparecer públicamente y de desligarse de la política, sin embargo, dijo que solo regresaría de su retiro ante “un llamado de mi presidenta” o en caso de una guerra o invasión. Todo indica que el momento de que la Presidenta haga ese llamado ha llegado, pues, aunque no hay guerra ni invasión, sí se están tambaleando algunos los pilares que sostienen el primero y el segundo piso de la Cuarta Transformación: la austeridad republicana y la justa medianía en el modo de vida de los servidores públicos.
No pedir auxilio al padre de la 4T ahora, podría hacer crecer el mal. Si no paran esto, hasta dónde llegarán los funcionarios públicos, qué seguirá: ¿qué hagan fiestas de 15 años en el Castillo de Chapultepec con cadetes del Colegio Militar? ¿Qué usen el Cablebús para pedir matrimonio? ¿Qué soliciten el Palacio de Bellas Artes para una despedida de soltera o soltero? ¿Qué utilicen el carruaje de Benito Juárez para llevar a la novia a la boda? ¿Qué lleven la banda de música de la Armada de México a sus fiestas para que les toquen unas de Peso Pluma? ¿Qué hagan una carne asada en el Templo Mayor?
No hay duda, se impone el regreso de AMLO para enderezar a alguno que otro rebelde e impedir que las tentaciones que pone en el camino el poder descarrilen la transformación que con tanto esfuerzo construyó.
Lo visto hasta ahora es grave, pero aún hay oportunidad para regresar a los valores de austeridad que inspiraron a la Cuarta Transformación, nunca es tarde para recordar que para ser feliz no se necesita más que un par de zapatos y 200 pesos en la cartera.
DESCANSO GANSO.
Este Arlequín se retirará uno días a una finca del Sureste a meditar sobre la austeridad y realizar estudios de la filosofía del humanismo mexicano y estará de regreso en enero. Feliz Navidad y…
PD. Solo suspenderá su retiro en caso de que haya una guerra o una invasión al país.