Serán estos días nublados y lluviosos; o será que cada día falta menos para que el reloj marque el último segundo del mes de septiembre, pero el caso es que la nostalgia flota en el aire y la mayoría de los mexicanos ya comenzamos extrañar al presidente Andrés Manuel López Obrador.
De hecho, sin importar los años por venir, será muy complicado llamarle el expresidente López Obrador, para el pueblo él es, y seguirá siendo, el Presidente.
Los conservadores y corruptos no ven la hora en que suene la primer campanada del mes de octubre para que AMLO no vuelva más a la escena, y se aprestan a recordar que él prometió que viviría una vida casi de monje en su finca y que no saldrá ni a la esquina a comprar tamales de chipilín para el desayuno.


En algunos lugares cuentan los minutos para el cambio de gobierno. Pero un benemérito como AMLO, aunque quiera no puede retirase de la vida nacional, así como así, y afortunadamente ha estado enviando mensajes que dan esperanza, que ayudan a mantener viva una lucecita, de que él dejará el cargo, pero jamás, jamás, el encargo. Para nuestra tranquilidad, y la de la propia presidenta, AMLO estará en su hamaca, pero con un ojo abierto por si alguna gran amenaza se posa sobre el país. Y, que, aunque el tomó la decisión de dedicarse a la contemplación, al primer chiflido que le echen desde la Ciudad de México, él monta en el Jetta y en 12 horas está en la capital para lo que se ofrezca.
“Entregando la banda me voy a Palenque, ya no quiero nada; solo que hubiese una situación gravísima, por ejemplo, una invasión, una guerra. Pero eso no va a haber… no va a hacer falta porque la presidenta electa es giganta, giganta”, dijo nuestro ángel de la guarda tabasqueño esta misma semana.
Y te lo digo Claudia para que escuches Donald, pues si por azares del destino Trump gana las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos, y empieza con sus balandronadas de que sus soldados vendrán a nuestro territorio para cazar a los capos de los carteles de las drogas, el republicano lo deberá pensar dos veces antes de atreverse a una invasión de este tipo, pues en la primera línea de defensa estará puntual el soldado López, porque una cosa es que estos criminales sean de lo peor, pero son nuestros criminales, y aquí se les dan abrazos y no balazos como en Hollywood.

El expresidente Donald Trump habla con los periodistas con su abogado Todd Blanche. Foto: AP
El expresidente Donald Trump habla con los periodistas con su abogado Todd Blanche. Foto: AP

Pero, no solo en el caso de que haya que defender la soberanía AMLO estaría de regreso, también si nota que alguna, o algunos, se comienzan a desviar de la ruta de la transformación y regresan a apoyar leyes sin consultar al pueblo, se alejan de la austeridad republicana, o no defienden como él manda, sus reformas en el Congreso.
“Yo ya concluyo, y no voy a tener representantes, y solo atendería yo el llamado de mi presidenta, también haciendo uso de mi derecho a disentir toda la vida”, aseguró AMLO quien, de paso, dijo que al concluir su sexenio no habrá “lopezobradorismo”, porque nadie lo representa y recordó que, según el acuerdo de familia, una vez que termine su mandato sus hijos mayores serán libres de participar en la política.
“Ellos son libres. Si deciden seguir participando, lo van a hacer, pero no me van a representar”. Si alguno de los muchachos López sale la mitad de bueno que el padre, el país estará de suerte.
Y además de la defensa de la Patria, el llamado de su presidenta o el ejercicio de su derecho a disentir, la única otra cosa que sacará a AMLO de su finca en Palenque, Chiapas, es el amor. El presidente, cuyos detractores quieren hacer pasar como un hombre que engendra odios y divisiones, en realidad en un enamorado sin remedio, pues dejará de lado sus investigaciones, sus escritos, sus árboles y sus manjares campiranos, para venir a lado de su amada Beatriz, pues su amadísima esposa no se irá a vivir a la pintoresca finca, y será Romeo quien viajará de cuando en cuando para encontrase con Julieta.
“Va a ser muy difícil que me deje tomar una foto, no voy a viajar en aviones comerciales porque no voy a ir a los aeropuertos, voy a ver cómo le hago para trasladarme porque voy a estar viniendo para ver a mi compañera Beatriz, que la amo mucho, y que ha ayudado bueno… nada más con aguantarme ya, imagínense con todas las pequeñas presiones que se enfrentan en este noble oficio. Entonces, cuando yo venga, ya veré como le hago”. Y, seguramente, no faltará algún gran empresario, de esos que también están enamorados del amor, y que en ellos últimos años recibieron mucho cariño, que facilite su avión privado para darle una manita a Cupido y juntar a la feliz pareja. Amor con amor se paga, dice un clásico.

El Presidente fue el invitado sorpresa de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, quien no pudo asistir al Fandango por la lectura en la entidad. Foto: captura de pantalla
El Presidente fue el invitado sorpresa de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, quien no pudo asistir al Fandango por la lectura en la entidad. Foto: captura de pantalla

Ha llegado la hora, AMLO colgará la banda presidencial y a partir de octubre vendrá el momento de las largas caminatas matutinas, las tranquilas comidas, y las reparadoras siestas.
“Pues entrego la banda y me voy…voy a iniciar una etapa nueva en mi vida. Lo primero es arrodillarme para agradecer al pueblo y al Creador el tiempo que yo aguante, y ya empezar una rutina, ya la tengo concebida, de caminar… tengo una quinta, tengo una hectárea y media, 15 mil metros cuadrados que heredé de mis padres. Entonces, el perímetro son 450 metros, y tengo un sendero a la orilla o un puentecito de madera que hice, y camino 12 vueltas, cinco kilómetros… tiene que ser temprano porque por el calor suda uno. Y al baño y luego a desayunar y a escribir. Aguanto dos horas escribiendo. Me paro, camino ya poco. Me tomo un café y me vuelvo a sentar otras dos horas. Y ya viene la hora de la comida. Ojalá y recupere yo la tradición de las familias de antes en el trópico: por el calor se acostumbra la siesta, que es muy sana y además divide el día en dos, es después de la comida la hamaca, una hora, hora y media, y luego un baño, y de nuevo dos horas y otras dos horas y ya llegó la tarde-noche, y a escuchar los ruidos de la naturaleza, los grillos, los sapos, las ranas, y ya la noche. Y luego, cuando hay luna llena y el cielo estrellado y la sombra de los árboles, y el aullido de los saraguatos. Entonces, esa vida”.
Y con ese cielo y esa luna llena, ya solo faltaría pulsar la guitarra y recordar al filósofo de Dolores Hidalgo, y arrancarse con esa que dice: “Porque estás que te vas. Y te vas, y te vas, y te vas. Y te vas, y te vas, y no te has ido”.
No te has ido y, desde ya, se te extraña.

ME CANSO GANSO. - REFRÁN.

– El que mucho se despide, pocas ganas tiene de irse (Dicho mexicano acuñado antes del periodo neoliberal)

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