Aunque la modestia se lo impida, él debe comprender que el pueblo manda. Que él ya no se pertenece, y que el pueblo, en este caso representado por el nombre y la chequera del exalcalde morenista de Atlacomulco Roberto Téllez , decidió reconocerlo y mandar a esculpir su figura en cantera . Un detalle de justo y merecido reconocimiento de la gente a su líder.
Don Roberto Téllez ya había realizado hace tres años un acto heroico al arrancar para la Cuarta Transformación uno de los bastiones más significativos del PRI en el país, el municipio de Atlacomulco, del que han salido cinco gobernadores del Estado de México y un presidente de la República.
Así que antes de dejar el cargo, que para mala fortuna de los atlacomulquenses no pudo retener por otro periodo de tres años, Téllez tomó de sus ahorros 58 mil pesos y mandó a erigir un monumento de 1 metro con 80 centímetros para inmortalizar al líder supremo de la Cuarta Transformación y dejarlo ahí, en el corazón del priismo mexiquense como prueba de que en 2018 no hubo un cambio de gobierno, sino un cambio de régimen, un movimiento solo comparado con la Independencia, la Reforma y la Revolución.
Pero qué cree, que el conservadurismo no duerme en el país y de manera criminal sus fuerzas oscuras cometieron un monumenticidio . En una madrugada de diciembre pasado, a unos cuantos días de haber sido develada, furtivamente derribaron la estatua de AMLO , que en pedazos quedó en al pie del pedestal, e incluso se llevaron como trofeo la cabeza del preclaro prócer de Macuspana . Vaya atentado contra el arte, vaya atentado contra la democracia, vaya atentado contra la razón.
Él, sencillo y compasivo como es, no le dio importancia al agravio, y dijo que no necesita de estatuas. Agradeció a quienes la pusieron en Atlacomulco pero aseguró que le basta con el amor que le tiene al pueblo.
“Si algo le admiro al presidente Lázaro Cárdenas es eso, el profundo amor que le tenía al pueblo de México, sobre todo a los humildes. Esa es mi recompensa, eso no lo cambio por nada. Dejemos a la gente, sin necesidad de estatuas, o que las calles, escuelas lleven mi nombre… ”, dijo.
Sin embargo, esta criminal actitud debe llamar a la reflexión, a considerar hasta dónde hemos llegado, hasta dónde se ha incubado el odio en nuestros corazones.
Sería inimaginable que a días de haber sido develado, un puñado de sátrapas se hubiese atrevido a derribar el monumento al Benemérito de las Américas que luce en la parte central en el hemiciclo de mármol de Carrara levantado en su honor. Ni a los peores conservadores de la época se les hubiera ocurrido el disparate de dañar el monumento a don Benito Juárez, padre de la Segunda Transformación de México.
Pero era otro país, cuando ese hemiciclo fue mandado a construir en 1910 en la Alameda Central por el mismísimo Porfirio Díaz , quien sin miramientos ni austeridades encargó la monumental obra al arquitecto Guillermo de Heredia , y el labrado de las esculturas al italiano Alessandro Lazzerini.
Pero ahora, en el México de la Cuarta Transformación , la destrucción del monumento de AMLO, no sólo es acto criminal, sino peor, es una obra de injustos y malagradecidos.
Él nos da un aeropuerto de clase mundial; un moderno tren; dinero para los abuelitas y abuelitos, becas para los estudiantes; empleos para los jóvenes; paz, seguridad y justicia; vacunas y atención médica al nivel de los países nórdicos; educación de gran calidad. ¿Y qué recibe a cambio? Una ofensa, una majadería, una injusticia.
Y, lamentablemente, el de la estatua no es el único insulto, sino que se suma a muchos más. Por ejemplo, el pasado 20 de diciembre dijo: “les puedo decir que ayer no fue un día malo porque hubieron 63 o 67 homicidios (…) 68”. Y en lugar de reconocer que este hombre se está partiendo el alma para pacificar el país, lo que le llovieron fueron críticas de los conservadores, quienes no solo no le agradecieron, sino que no se cansan de recordarle que en lo que va de su gobierno suman ya 102 mil 654 homicidios dolosos, y que este número de muertes es muy superior a las que se registraron en el mismo periodo de los sexenios del panista Felipe Calderón y del priista Enrique Peña Nieto. Vaya mezquindad.
Hidalgo tiene un estado con su nombre, Juárez una Ciudad, Madero una alcaldía, y los conservadores no permiten que López Obrador tenga una modesta estatua cincelada en cantera . Imperdonable.
Pero el mal nunca triunfa sobre el bien, y los conservadores, corruptos y fifís se retorcerán de rabia cuando llegue la justicia, pues ya lo dijo el padre Alejandro Solalinde: “ veo en Andrés Manuel rasgos muy importantes de santidad. Qué lástima que no lo valoren ”.
Así que hoy podrán tirarlo de los pedestales de una plaza, pero ya se verá si se atreven a bajarlo de los altares. ¡Aleluya, aleluya, AMLO , directo a los altares!
ME CANSO GANSO.- La foto del Cuau con criminales.
Falso de toda falsedad que el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco se haya fotografiado con líderes de la delincuencia organizada. La fotografía que salió a la luz es del alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, con líderes de la delincuencia organizada . Por favor, no propague noticias falsas ¿verdad don Cuau?