Nos corresponde, una vez más, manifestarnos por la democracia. Salir a la calle para defender su representación más institucional y cercana a los ciudadanos: el Instituto Nacional Electoral. Lo tendremos que hacer todos, en todo el país, en sus más grandes ciudades, y por nuestro propio pie. No habrá camiones de acarreados; no habrá pase de lista, ni tampoco bonos o desayunos para los asistentes.

Lo cívico invoca, en su más importante acepción, lo ciudadano. Por eso, este será, nuevamente, un acto cívico, de ciudadanos libres, diversos, de todos los orígenes sociales y de todos los cuadrantes ideológicos, pero que se reconocen en un conjunto de derechos y prácticas cuyo ejercicio hoy, todavía, hace posible el Instituto Nacional Electoral.

Costó mucho construir una instancia en la que todos –incluidos los que hoy detentan el poder– confiáramos. Por eso resulta doblemente grotesco que sean ellos mismos, los que llegaron a la Presidencia en 2018, avalados y certificados por la limpieza del proceso electoral que garantizó el INE, quienes pretendan ahora desmantelarlo y convertirlo en lo que fueron los primeros organismos electorales en este país: oficinas de gobierno y al servicio del partido en el poder.

Movilizarnos contra esta regresión que se instrumenta desde la Presidencia de la República y que dócil y servilmente han hecho suya la mayoría de diputados y senadores, resulta imperativo. La vida democrática que hoy tenemos –con todos sus defectos y virtudes– no se alcanzó por gracia de ningún poder, ni por la inspiración de un iluminado. Es fruto de una lucha colectiva, ardua, llena de tropiezos y sacrificios, que a lo largo del siglo XX fue abriéndose paso en medio de un régimen autoritario y de partido único. Costó, no lo olvidemos, muchas vidas, años de prisión, censura y violencia.

La transición democrática que ganamos ha estado llena de obstáculos, pero ha demostrado ser la mejor vía para la estabilidad política del país, así como la base institucional para su desarrollo en todos los órdenes. Abrazamos la democracia no porque sea una panacea, ni un orden paradisiaco, sino porquecon sus reglas claras permite resolver del mejor modo nuestras diferencias, elegir y poder ser elegidos, alcanzar metas comunes y garantizar la alternancia en un marco de equidad, pluralidad y tolerancia.

El gobierno en turno, habiendo llegado paradójicamente al poder con las reglas claras que el INE ha establecido mediante el consenso de todos los partidos (incluido, insisto, el que ahora gobierna), intenta ahora destruir la estructura que las garantiza. Busca anular su capacidad operativa y autonomía para volver así al autoritarismo con el que por lo visto se identifica (también fuera del país, como lo demuestra la vergonzosa política exterior que ha impulsado, dejando a su suerte a los pueblos cubano, venezolano o nicaragüense, y celebrando la actuación de las infames dictaduras que estos padecen).

La desinformación acerca de la naturaleza y objetivos de la concentración ciudadana del próximo domingo, recuerda las nefastas campañas de los gobiernos más infames de la historia contra sus opositores. En los últimos días, a la enorme cantidad de mentiras acerca del llamado “Plan B”, el gobierno y sus empleados han sumado uno de los más bajos recursos de la propaganda negra: estigmatizar a los potenciales asistentes a la concentración como “conservadores” y hasta criminalizarlos, de un modo u otro, asociándolos a las figuras de Genaro García Luna y, por supuesto, Felipe Calderón. Es un recurso siniestro, pero que este gobierno está demostrando saber usar perfectamente.

Defender al INE es defender la viabilidad democrática del país. Perder al INE será la entrada de México a un túnel de autoritarismo y regresión. Hay que ir al Zócalo. No es momento para quedarse en casa y cruzarse de brazos. No seamos espectadores pasivos de cómo este gobierno nos arrebata libertades y derechos. Ratifiquemos que la lucha histórica de miles de mexicanos comprometidos con la democracia no ha sido en vano; honrémosla el próximo domingo y todos los días que haga falta.

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@ArielGonzlez
FB: Ariel González Jiménez