Xochimilco es mi patria chica, ahí me crié y fui a escuelas públicas incluyendo la preparatoria Gabino Barreda de la UNAM. Conozco la cultura y las tradiciones y sé del potencial histórico y cultural de un área que, lamentablemente, está sumida en el abandono, la inseguridad y la podredumbre política y social.
Fue en 1987 que la UNESCO declaró a Xochimilco “patrimonio cultural y natural de la humanidad”. En su momento, se consideró que su valor arqueológico, histórico y estético, justificaban esta denominación otorgada simultáneamente al Centro Histórico de la CDMX.
Sin duda, los canales de Xochimilco son el último testimonio de la ingeniería azteca que construyó una metrópoli vibrante sobre un lago. Avenidas de agua designadas para la movilidad de una cuadrícula citadina artificial, única en el mundo. Ese legado junto al colorido folclor de tradiciones y sitios de interés deberían hacer de esta área un imán para el turismo y la inversión.
Lamentablemente, ocurre todo lo contrario. Xochimilco es quizá junto con Milpa Alta (esta última, eminentemente rural) la demarcación más deprimida en inversión y donde el estado de derecho es algo que solo se conoce en las series policiacas estadounidenses que sus residentes ven en la televisión.
Según la más reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, el 72.6% de los residentes de Xochimilco consideraron su alcaldía como la más peligrosa en el tercer trimestre de 2024, muy por arriba de otras “conflictivas” como Iztapalapa y Gustavo A. Madero.
Los residentes de la “Tierra de las Flores” (significado de Xochimilco en náhuatl) viven con incertidumbre por la presencia de narcomenudeo, casas de seguridad del crimen organizado, extorsiones, secuestros y homicidios vinculados con grupos delincuenciales como Los Rodolfos, Los Molina y el Cártel de Tláhuac, algunos con lazos a las grandes ligas del crimen como el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Adicionalmente, por la falta de interés de varios gobiernos centrales de la CDMX, los liderazgos en Xochimilco han abusado para promover intereses de grupos y personas violando la ley. “Pez grande, en charco pequeño”, parece ser su mentalidad al sumir esta demarcación en la ilegalidad con la proliferación del comercio ambulante, vaca lechera que da proteína a “líderes” y funcionarios corruptos que los solapan recibiendo aportaciones “off the books”.
Así mismo, el abandono en sitios icónicos como el Embarcadero Nuevo de Nativitas es total. Banquetas rotas, basura, falta de iluminación, drenaje deficiente que causa inundaciones, y lo peor: el caos permanente en la operación de los embarcaderos dominados por grupos de trajineros que, sin tener representatividad ni pagar impuestos, se enfocan en su beneficio económico.
Viajes en trajinera a deshoras, ¡no hay problema! Consumo excesivo de alcohol u otras sustancias de parte de turistas abusivos, ¡todo se vale, en este nuestro México! El resultado es visitantes embriagados o drogados que se quedan hasta altas horas de la madrugada con ruidosos autoestéreos haciendo la fiesta en el estacionamiento del embarcadero, ubicado junto a un área residencial.
Estos hooligans del turismo dan arrancones, hacen malabares con sus autos y motos, rechinan las llantas y, en algunas ocasiones, se han impactado contra una casa o dos o atropellado a alguien.
Xochimilco podría recibir visitantes nacionales e internacionales para admirar su belleza y relevancia histórica, pero está reducido a tierra de nadie, el lugar donde todo tipo de excesos son permisibles; un sitio con siglos de historia convertido en el basurero, miadero y cagadero de la CDMX.
Pero piense, las cosas siempre pueden ser peores, y lo son. El alcalde por seis años, José Carlos Acosta Ruiz dejó esta herencia de violencia e inseguridad en la alcaldía, no obstante, intentó dejar a su delfín, la hoy diputada local, Erika Rosales, al mando de Xochimilco. Para su infortunio, su designada fue derrotada en la elección interna por la hoy alcaldesa, Circe Camacho, del Partido del Trabajo.
Esto produjo una pugna por el control de la alcaldía que derivó en una verdadera guerra civil y política. Una de las primeras decisiones de la joven alcaldesa fue no recontratar a 728 trabajadores independientes empleados por Acosta como parte de sus tropas de leales guerreros.
No obstante, estos despidos han provocado bloqueos de vialidades acompañados de una intensa campaña de desprestigio en contra de Camacho. El episodio más reciente ocurrió el 28 de noviembre cuando los inconformes bloquearon las dos arterias que dan acceso a Xochimilco e impidieron la operación de los servicios del Tren Ligero y el Metrobús.
Es decir, colapsaron el tránsito vial y el transporte público asfixiando a la alcaldía y condenando a sus residentes a conocer la miseria en persona. Una usuaria del grupo de Facebook, Xochimilco Noticias, ventiló su desesperación pues su padre acababa de fallecer y no podía salir por el complot de los políticos que manejan a los inconformes.
Si México contara como Estados Unidos con la ley federal de Organizaciones Corruptas e Influenciadas por el Crimen Organizado (RICO), se podría vincular a los autores intelectuales y los ejecutores materiales de semejante conspiración y juzgarlos por los delitos que resulten al destruir la movilidad y la paz social de los residentes y de quienes necesitaban transitar por ahí.
No'más que en el país de “el que no transa, no avanza”, eso nunca va a ocurrir. La diputada Erika Rosales, delfín derrotada y leal aliada del ex alcalde Acosta, anda ofreciendo pastorelas en todos los pueblos y vecindarios de Xochimilco. Y el pasado viernes, ofreció un magno concierto en el Embarcadero Nuevo de Nativitas que tuvo en la miseria y sin dormir a los vecinos hasta la 1:30 a.m.
En un video en mi poder, la diputada Rosales dice trabajar muy duro por sus representados porque les lleva este tipo de eventos en conjunto de, quién más podría ser, su papá político, el diputado con licencia y ex alcalde Acosta Ruíz. No obstante, nadie preguntó a los vecinos que pagan impuesto predial, si estaban de acuerdo con convertir un espacio público diseñado para recibir turistas en un centro callejero de espectáculos donde toda normatividad por contaminación de ruido fue flagrantemente violada.
Es más, la diputada Rosales comparte orgullosa fotos de sus eventos en su página de Instagram. Quizá nadie le ha notificado que su trabajo como legisladora es, LEGISLAR.
Hacer o cambiar leyes que sirvan a sus representados, que mejoren la seguridad en sus personas y su propiedad. No obstante, usan a sus aliados para ofrecer “pan y circo” que alimente el conflicto que su grupo político tiene con la alcaldesa Camacho.
Sería interesante que Acosta y Rosales informen de dónde salen los recursos para ofrecer tanto espectáculo que hace temblar a OCESA ante una potencial competencia (sic). No creo que tanto mitote salga de sus salarios recortados por la austeridad republicana, y si reciben donaciones, en una alcaldía permeada por el crimen organizado, es de interés público saber cómo consiguen la lana para sus desfiguros y populismo.
Cuando los mexicanos tenemos la fortuna de viajar a Europa nos maravillamos por el estado de conservación de monumentos, edificios y parques en el Viejo Continente. Sentimos envidia de ver cómo es posible hacer negocio y cuidar el patrimonio en otras naciones, se trate de las calles de París, los sitios icónicos de Londres o los canales de Ámsterdam.
Ese mismo orgullo lo podríamos sentir por un Xochimilco bien cuidado, con visión turística y comercial, donde la ley, el orden y la riqueza del patrimonio histórico coexistan en un balance que deje ganancias para todos. El gobierno central y el empresariado nacional debería voltear su atención para invertir en infraestructura vial y transporte público, al tiempo que convierten esta área en campo fértil para las inversiones.
Pero por ahora, es necesario sacar a los bribones que mal representan este sitio histórico, más preocupados por conservar intereses personales o de grupo, con su guerra civil comandada por guerrillas de grupos con intereses ilegales, que en restaurar la grandeza de un sitio que es corazón y origen de una de las ciudades más bellas del mundo.
México, CDMX, Xochimilco, sí se puede mejorar, pero hay que comenzar diciendo basta al absurdo y hacer la chamba para posicionarnos ante el mundo donde merecemos estar.
@ARLOpinion