Chicago, Illinois. - La Agencia federal de Protección Ambiental (EPA) presentó hace días nuevos estándares que obligarían a los fabricantes de vehículos a producir el 67% de sus autos y camionetas en versiones eléctricas para el 2032. Es una decisión de la administración Biden para que Estados Unidos cumpla con los criterios de reducción de emisiones necesarios para evitar los efectos más nocivos del cambio climático.

La EPA tratará de hacer suyo el caso para imponer límites estrictos a la huella de carbono causada al producir las flotillas de autos que, en términos reales, obligará a las automotrices a producir mayormente vehículos eléctricos.

No se trata de la única iniciativa de esta naturaleza. El estado de California, la mayor economía del país y el mayor mercado de autos, impuso en agosto pasado porcentajes de ventas totales de vehículos cero emisiones como sigue: 35% para el 2026, 68% para el 2030 y 100% para el 2035, es decir, son objetivos más ambiciosos que las reglas que busca aprobar la federación a través de la EPA.

Lo que la estrategia estatal y federal dejan en claro es que existe la decisión política en la economía más grande del mundo para acelerar la transición hacia la electrificación de la transportación. La movida no solo intenta salvar al planeta, sino reinsertar a Estados Unidos en la vanguardia tecnológica en una industria que hasta ahora domina China.

La adopción de la electrificación encarna la lucha por el liderazgo global, pues la fabricación de baterías, chips y semiconductores, así como la modernización de las redes de transmisión de datos para vehículos semiautónomos, la generación limpia y la actualización de las redes de distribución de electricidad son vistos, todos, como temas de seguridad nacional.

Recientemente, México recibió con emoción la noticia de la inversión de la empresa Tesla en Nuevo León, el líder mundial productor de vehículos eléctricos. Entonces, exhorté en este espacio a ver el logro como el primer paso de las oportunidades que se pueden capturar usando la visión correcta.

Las ventas de vehículos cero emisiones en Estados Unidos crecieron un 72% por unidades vendidas entre 2021 y 2022, mientras que Tesla con todo y su fenomenal éxito “solo” creció 43% en el mismo periodo. Es decir, el mercado se expande más rápido y demanda más autos de los que Elon Musk puede producir.

Los incentivos que la administración Biden ha puesto en marcha para transformar la transportación son sin precedentes. Se otorgan créditos fiscales hasta por $7,500 dólares a quienes compren un vehículo eléctrico, y se estimula que la producción de éstos, y los materiales necesarios para elaborar las baterías, se hagan primariamente en Estados Unidos, o en naciones aliadas con tratados de libre comercio. ¡El negocio del siglo está en bandeja de plata para América del Norte!

Pero, ojo, el tiempo corre y las inversiones están aterrizando en la región, pero no en casa. Las dos armadoras más grandes del mundo anunciaron la construcción de plantas para fabricar baterías, Volkswagen eligió St. Thomas en Ontario, Canadá, y Toyota seleccionó Carolina del Norte, Estados Unidos.

Deseo que al leer estas líneas usted tenga una mejor claridad de lo que significa la electrificación de la transportación por la cantidad de industrias que deben transformarse para cubrir un mercado turbocargado con mandatos e incentivos del gobierno estadounidenses.

Bajo administraciones demócratas, podemos esperar que este país siga peleando por el liderazgo mundial con respecto a estas tecnologías que, en buena medida, moverán la balanza de la supremacía global. ¿Está México haciendo los suficiente para beneficiarse de estos cambios? Es tiempo de ponerse a trabajar.

Periodista. @ARLOpinion

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