El poder que los electores otorgaron a los demócratas fue amplio en 2020. La presidencia y la mayoría en las dos cámaras legislativas fueron claves para avanzar la ambiciosa agenda del presidente Joe Biden. Esto llevó a que esta administración sea, en los hechos, más transformadora que el popular y celebrado gobierno de Barack Obama.

Ahora, todo indica que los demócratas perderán esa mayoría legislativa. De ocurrir, la actual administración estará maniatada por una contante oposición republicana en el Congreso. El líder de los representantes republicanos, Kevin McCarthy, es un hombre sin escrúpulos que ha probado una y otra vez que solo le interesa recuperar el poder por encima del bienestar nacional. Este hombre que prometió romper con Donald Trump mientras ocurría el ataque en el Capitolio el 6 de enero de 2021, pero que sigue siendo súbdito del demagogo por conveniencia, se convertiría en la segunda persona en la línea sucesoria a la Presidencia.

Ante lo que parece es una inminente derrota, los demócratas harán bien en refundar su propuesta política con ideas y plataformas que sean aceptadas por la mayoría de la población. Pues ahora, el ala radical de ese partido provoca rechazo entre las amplias clases medias suburbanas y rurales del país. Así mismo, quizá valga la pena reevaluar quién será su candidato presidencial en 2024, considerando que Biden tendría casi 81 años al momento de buscar la reelección. La derrota puede ser una buena oportunidad para refundarse y convertirse en el partido del futuro, en vez de aferrarse a grupos de interés y a políticas percibidas como radicales.

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Periodista
 

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