Para Angelica e Ilse que son el futuro.

Chicago, Illinois.- ¿Cómo entender que 37.2 millones de personas que componen la comunidad mexicoamericana en Estados Unidos producen $1.92 billones de dólares en actividad económica mientras que 127.5 millones en México generan un PIB de $1.46 billones? ¿Por qué una nación como México con una población y territorio generosos y con acceso preferencial al mercado más grande del mundo, Norteamérica, sigue jodido -en términos comparativos con naciones de tamaño y oportunidades similares? La respuesta es, la ausencia del estado de derecho.

En conversaciones coloquiales todos hemos escuchado que el mismo mexicano que no respeta las normas de tránsito o tira basura, al cruzar la línea fronteriza en Estados Unidos, como por arte de magia, se comporta con civilidad.

De acuerdo con México Evalúa, el índice de impunidad en México aumentó al 96.3% en 2022, del 91.8% el año anterior. Es decir, de cometerse un delito o infracción las posibilidades de no pagar un precio por la ilegalidad son casi garantizadas. Y las entidades donde la impunidad es mayor al 99% son Hidalgo, Colima, Jalisco y Ciudad de México.

La apreciación doméstica no responde a un compló para perjudicar a alguien. La organización internacional World Justice Project estudia la aplicación del estado de derecho en 142 naciones y México ostenta el miserable lugar 116. Entre los factores que colocan al país en el fango se encuentran la disfuncionalidad del sistema judicial para procesar delitos y la ubicuidad de la corrupción.

Si bien México nunca ha sido un paraíso de legalidad, en 2015 el estado de derecho comenzó a replegarse para desplomarse claramente a partir de 2018, según información citada en .

La demagogia habla de igualdad entre las personas casi como extracto de los libros de fe, no obstante, ese concepto conduce casi siempre a rebajar los estándares de vida de la inmensa mayoría para que casi todos sean igualmente pobres e ignorantes.

En realidad, la única igualdad que importa en una democracia liberal que protege las libertades y estable las condiciones bajo las que las naciones exitosas han progresado es la que otorgan las leyes. Un escenario en que el poderoso y el que no lo es serán tratados de la misma forma, sin privilegios. En un mundo imperfecto, se trata de contar con un sistema judicial que funcione y dé resultados.

En Estados Unidos el sistema de justicia es ciudadanizado pues requiere que sean personas comunes y corrientes, de a pie, quienes son seleccionadas aleatoriamente para formar un jurado que decide la suerte de un acusado en una corte. El fiscal y la defensa presentan pruebas y testimonios que al final son valorados por estos ciudadanos hasta llegar a un veredicto. Así se encontró culpable a un ex presidente y virtual candidato presidencial de 34 delitos. En una nación que cuenta con un sistema de justicia funcional, donde no se vanagloria la impunidad, una persona muy poderosa no puede escapar a enfrentar repercusiones por cometer ilegalidades.

Pero, ¿qué tiene que ver la legalidad con la prosperidad? Simple, cuando las normas de coexistencia en sociedad son claras para todos sus miembros y se actúa sin favoritismos ni fueros, los individuos viven con certidumbre. Certeza de que un infractor pagará un precio por un delito grave, pero también la seguridad de que las normas bajo las que se hace un negocio o inversión no cambiarán por el capricho de un nuevo gobernante.

En la página de internet de la provincia Columbia Británica, en Canadá, encontré los siguientes elementos que se consideran parte del estado de derecho.

  1. El gobierno implementa la ley de una manera abierta y transparente.
  2. La ley es conocida y clara, y es aplicada con equidad a todos.
  3. La ley gobernará las acciones del gobierno y los privados, así como las relaciones entre ambos.
  4. Las cortes aplicarán la ley independientemente de la política o influencias externas.

Ni Estados Unidos o Canadá son países perfectos, pero al menos se conducen bajo la idea de proveer un “piso parejo” a sus ciudadanos. Por ello, los mexicanos y sus descendientes en el exterior, trabajadores por excelencia, han sido tan exitosos. A pesar de ser una comunidad que aún falta por desarrollar todo su potencial, hoy son capaces de generar medio billón más de riqueza que la nación de sus orígenes.

Así como los mexicanos que ya no tiran basura o se pasan los altos de este lado de la frontera, es vital dejar claro que el desmadre de la ilegalidad y el caos en México no tiene origen genético o cultural. Nuestra gente reacciona al entorno en que se encuentra y se comporta en consecuencia. Si las leyes se aplican en México, la impunidad se combate frontalmente, y las normas se imponen y dan confianza a ciudadanos e inversionistas, el país saldrá adelante a velocidad luz.

He dedicado mi vida profesional a servir a la comunidad mexicana en Estados Unidos, a quienes tengo un inmenso respeto por su ética de trabajo, honradez y visión para progresar. Es la misma comunidad que envía más de 63,000 millones de dólares al año a México para apoyar a los suyos.

Como ciudadanos debemos ser los primeros en exigir que, en efecto, “la ley, sí es la ley”, y debe cumplirse. Las normas de convivencia son indispensables para mantener el tejido social y el orden. Basta de voluntarismos que conducen a la impunidad pues aplicar las normas NO es represión.

Los mexicanos en Estados Unidos amamos a nuestra patria y queremos verla florecer y que vivan en paz y armonía. Si bien encontramos en el norte condiciones favorables para la prosperidad, nada evita, sino nosotros mismos, que se logre lo mismo en nuestro país. Somos un solo pueblo y queremos ayudar, pero para que haya un cambio verdadero es necesario que se escojan a los líderes correctos que reencaucen al país.

Hoy seguimos jodidos porque hemos vivido en la anarquía, la impunidad, el cinismo y la mentira. Pero eso no tiene que continuar si no lo desea. Trabajemos por un México donde la ley nos brinde derechos y obligaciones por igual, que junto al arrojo de los individuos determinen nuestro éxito. Cumplir y hacer cumplir las normas es vital para que México despegue y logre el éxito que le corresponde. De usted, querido lector, depende el cambio.

@ARLOpinion

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