Londres y París.– El populismo ha tomado las riendas del poder alrededor del mundo, y sus efectos nocivos se sienten en las sociedades bajo su yugo. El demagogo engaña con la promesa de un futuro atractivo pero imposible, el demócrata inspira con visión y el ejemplo. Volodymyr Zelensky encarna el segundo caso.

Cuando Rusia invadió Ucrania, los servicios de inteligencia estadounidenses estimaban que su capital, Kiev, caería en 72 horas. Luego de diez meses de conflicto, Ucrania muestra al mundo el espíritu imbatible de su gente por defender la patria.

Zelensky, comediante de profesión, es un excelente comunicador al delinear las atrocidades del adversario. El presidente enfrenta dos guerras, la de balas y misiles, y la batalla por la opinión internacional, ésta vital para conseguir apoyo financiero y militar.

Algunos recuentos periodísticos como el de Carlos Loret de Mola, columnista de este diario, ilustran las tragedias que viven los ucranianos, los crímenes de lesa humanidad cometidos por los rusos, el caso de una madre que pensaba tenerlo todo por contar con un refugio para protegerse de los bombardeos, que transitó a la desgracia al notificarle que su hijo murió en el frente.

Zelensky tiene la prioridad de explicarle al mundo lo que ocurre. Por eso se da tiempo para conversar con líderes políticos y de opinión en busca de que su mensaje encuentre una audiencia. Un caso particular fue la entrevista del comediante David Letterman quien viajó a Ucrania para hablar con Zelensky. Mientras charlaban, se escuchaban las sirenas que alertaban de un bombardeo.

Tan solo hace unas semanas las fuerzas rusas dispararon 76 misiles que dejaron un saldo de dos muertos en un complejo residencial bombardeado en Kryvyi Rih. No obstante, 60 de los 76 misiles fueron interceptados por las defensas aéreas, suministradas primordialmente por Estados Unidos y los aliados europeos. Esta asistencia es clave, pues solo Estados Unidos prometió casi 25,000 millones de dólares en abasto de equipo militar y asistencia de defensa durante 2023, que incluye misiles Patriot cuya función es interceptar proyectiles agresores.

Si la primera potencia es el mayor proveedor táctico para la defensa de Ucrania, para los europeos el conflicto es uno que se da en el vecindario, en la familia propiamente. Aquí el apoyo a Ucrania tiene base social y política. Incontables residencias particulares, negocios y edificios públicos ondean la bandera azul-amarilla en solidaridad. También, se ven múltiples iniciativas de la sociedad civil promoviendo donaciones, o conectar a gente e instituciones con habilidades en demanda en la Ucrania en conflicto como Support Ukraine en Londres.

El artífice de esta guerra, Vladimir Putin, dice que Ucrania no existe, pues, según él, no tiene identidad propia. Esta visión niega la humanidad y el derecho a ser de un pueblo que, pese a todos los pronósticos, ha impuesto sendas derrotas militares a Rusia. En este conflicto es sencillo decidir de qué lado se está: en la defensa de una nación soberana agredida sin provocación, o a favor de la tiranía absolutista de un criminal.

Hoy que estamos en los albores de un nuevo año, tengamos claro el riesgo que representan los populistas para las democracias. La caída de esta forma de gobierno en una nación afecta a todos o, en palabras del presidente de Ucrania: “Si nos devoran a nosotros, el sol en el firmamento (de las democracias) será más tenue,”.

Este texto está dedicado al pueblo valiente de Ucrania y a los hombres y mujeres que creen en la libertad como valor inseparable del espíritu humano. Hago votos porque en el 2023, el pronóstico de Zelensky se haga realidad: “la vida triunfará sobre la muerte y la luz ganará a la oscuridad”.

@ARLOpinion
 

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