Ámsterdam, Holanda. – Uno debe estar pendiente al cruzar una calle en el centro de la capital de Holanda para no ser arrollado por los miles de ciclistas que ávidos se mueven por las arterias designadas a estos vehículos. No es culpa de los locales, sino de los visitantes que carecemos de la cultura sobre cómo luce el futuro de la transportación en las grandes ciudades.

Este país debatió con dinamismo hace cinco décadas cómo reutilizar la infraestructura pública construida en la post guerra centrada en los automóviles. La promoción de la bicicleta como medio de transportación fue acompañada de ajustes en calles y avenidas que protegen a los ciclistas de los autos en áreas donde éstos viajan a más de 30 kph. Carriles designados, señalización clara, barreras de concreto, son algunos ejemplos.

El resultado es una abrumadora adopción de la microtransportación como opción de movilidad. Observar el entorno en esta urbe inspira un sentimiento de estar en otro mundo al contemplar los estacionamientos multinivel no para autos, sino exclusivos para bicicletas, situados alrededor de la principal estación de trenes y autobuses Ámsterdam Centraal.

El futuro de la transportación en las grandes urbes
El futuro de la transportación en las grandes urbes

Las bicicletas son un medio de transporte clave en Ámsterdam.

FOTO: ANTONIO ROSAS-LANDA/ EL UNIVERSAL

Los beneficios de pedalear la bici en lugar de presionar el pedal del acelerador se traducen en una sociedad más sana, donde los niveles de obesidad son bajísimos en comparación con otros sitios. Por ejemplo, se calcula que el 57% de la población en la ciudad de Nueva York es obesa, por solo el 14% en Ámsterdam.

No obstante, la adopción de la microtransportación en Europa va mucho más allá del conteo de gordos o flacos. El “viejo continente” tiene objetivos y estrategias muy ambiciosas para recortar sus emisiones invernadero. 55% de reducción para 2030 (con relación a los niveles de 1990), y alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono para 2050. Para lograr estas metas la generación de energía limpia, la adopción de vehículos eléctricos y la microtransportación son pilares hacia un futuro sustentable.

Hoy el reto de los europeos es ajustar sus metrópolis al uso generalizado de movilidad cero emisiones con la instalación de cargadores urbanos para vehículos eléctricos (5 mil ya en funcionamiento en Ámsterdam), y regular la coexistencia de autos y camiones eléctricos con bicicletas, motonetas y scooters tradicionales y electrificados.

La electrificación de todo sugiere que ya no es requisito ser un atleta para subir una cima inclinada a bordo de un vehículo de dos o tres ruedas. Por el contrario, las versiones eléctricas de micromovilidad, relativamente económicas con relación al costo de un auto, ofrecen un desempeño vigoroso que permite viajar a velocidades máximas entre 30 y 60 kph, con motores eléctricos que entregan rangos de movilidad de hasta 100 kilómetros por carga —sin sudar y sin esfuerzo.

Por su parte, Londres, París y Bruselas son metrópolis infestadas de scooters eléctricas rentadas por turistas y curiosos que generalmente ignoran las reglas de seguridad para sí mismos y especialmente con los peatones. Es claro que la democratización de la e-movilidad debe considerar nuevas reglas, cómo hacerlas respetar y formas civilizadas de coexistencia.

No obstante, uno no puede dejar de pensar el caos que serían las calles de Ámsterdam si no contaran con un sistema estelar de transporte público eléctrico con trenes de alta velocidad, trenes suburbanos, metro, tranvías, y miles de bicicletas de todo tipo. En su lugar, esta es una ciudad ordenada, dinámica y bella.

El futuro de la transportación en las grandes urbes
El futuro de la transportación en las grandes urbes

FOTO: ANTONIO ROSAS-LANDA/ EL UNIVERSAL

La radiografía del estado actual de las cosas nos dice que en el mundo 1.3 millones de personas mueren cada año en accidentes de tránsito, y otros 4.2 millones perecen prematuramente por los efectos de la contaminación. Quizá los europeos saben lo que están haciendo al adoptar opciones sustentables de transportación.

Otra vertiente es la transformación de autos compactos de combustión interna en vehículos eléctricos. En Francia, compañías como Transition-One, por 5 mil euros realizan el cambio y ofrecen en las unidades reconvertidas recorridos hasta de 100 kilómetros en una sola carga.

Dan Caesar, copresidente de Fully Charged, un programa líder sobre energías limpias y vehículos eléctricos con sede en Reino Unido, comentó a EL UNIVERSAL que reconoce que las ciudades de América del Norte no están planificadas para las necesidades de la nueva transportación. Sin embargo, cree que hay oportunidades para combatir este rezago.

Al preguntarle su opinión sobre gobiernos (sin mencionar ningún país en específico) que todavía apuestan a la construcción de refinerías, Caesar respondió: “la mayoría de los políticos no tienen idea alguna sobre la industria energética, está mal, es un error, por eso debemos ofrecer resistencia.”

Touché, Dan, touché.

@ARLOpinion 

 

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